El agua y la electricidad son bienes sociales, no son mercancías a vender

Hoy más que nunca, el Capital internacional y local, los patrones y sus voceros políticos, están pretendiendo lanzar una ofensiva devastadora y por todos los flancos, a la sociedad. Están despidiendo, reduciendo salarios y pensiones, están criminalizando y convirtiendo cualquier demanda en acción «terrorista», están vendiendo y comercializando bienes, están condenando toda la sociedad al paro, la hambruna, la humillación.

Casi cada mes son anunciados unos aumentos exorbitantes de los precios de los bienes públicos (electricidad, agua, transporte, alimentación) que son esenciales para la supervivencia humana en la estructura actual de la sociedad. El gobierno cuenta con el apoyo absoluto de los usureros internacionales del FMI, y por boca del presidente de la Compañía de Electricidad Zervós, anunció, una vez más, nuevos aumentos en las tarifas eléctricas, que se aplicarán a partir de enero de este año. Unos aumentos de precios que exceden los límites de la especulación.

La mayor parte de estos aumentos perjudicará los hogares y a los agricultores, con un aumento del 13,7% del precio del consumo de electricidad. En cambio, ¡se prevén reducciones de 5% a 18% para los industriales y los profesionales cuyo consumo de electricidad es alto! En particular, los de pequeño y mediano consumo pagarán unos aumentos del 1,6% al 2,6%, mientras que para el consumo elevado, de 2001 a 3000 kWh, habrá un descuento del 4,4%, y para el consumo de más de 3.001 kWh, un descuento del 13,8%. Todo esto constituye la primera dosis de aumentos,  puesto que para los próximos tres años el aumento del precio de la electricidad para uso domestico se disparará al 20-30%, descontando el aumento en tasas, como las de las fuentes renovables de energía, de los servicios de interés común, los impuestos pagados para la tele estatal y las tasas municipales.

Y, por supuesto, no hace falta referirnos a la burla de la «Tarifa Domestica Social», un anuncio que se supone que concierne a consumidores que pertenecen a grupos vulnerables, como los desempleados, los de bajos ingresos, los discapacitados, etc, ya que el descuento que van a tener los que se apunten a este proyecto es de 5 a 10 euros por cada cuatro meses.

En resumen, todos nosotros que forzosamente nos apretamos el cinturón al consumir energía, para ahorrar o por sensibilidad ecológica, somos castigados con unos aumentos exorbitantes, mientras que, en cambio, se recompensa el despilfarro y la existencia de grandes propiedades y actividades de consumo excesivo de energía. De lo susodicho se hace claro que se trata de unos criterios de aumentos de las tarifas de electricidad anti-sociales y de carácter clasista. Unos criterios que soportan a los acomodados, y a la vez abren la puerta a la privatización de la Compañía de Electricidad. Así, la venta «modernizadora» de las acciones de las empresas estatales que «impuso» hace unos años el PASOK, es sucedida por la privatización total actual, así que se encuentre terreno abonado para la aplicación del  falsamente llamado desarrollo «verde».

Un desarrollo que es cualquier cosa menos «verde», ya que para ponerlo en práctica, como está previsto ,no sólo no se eliminan sino que se multiplican las plantas de carbón en Mantudi, en Aspra Spitia, en Astakós, en Kavala, en todo el país, mientras que plantas de energía híbrida «prometen» la destrucción total y desertificación del medio ambiente e incluso de reservas naturales (zonas Natura), con procedimientos sinópticos (vía rápida) (Apopigadi, planificación de fabricas en Zarós, Naxos), pasando por alto y prácticamente impidiendo cualquier tentativa de recurrir a los tribunales de las sociedades locales.

Así que están tratando de convencernos, a través de contradicciones y términos económico-técnicos ficticios, de la necesidad de la aplicación del desarrollo «verde», el costo del cual nos llamamos a pagar directa o indirectamente todos nosotros, para que se facilite en la práctica el ingreso de las multinacionales en el sector de la energía. Así, hoy  el encarecimiento de la energía  por la Compañía de Electricidad sirve de precedente para mayores aumentos impuestos en el futuro por las multinacionales y para una mayor rentabilidad para sus fondos. Además, los propios trabajadores de la Compañía «Pública» de Electricidad mencionan: «La verdadera razón del aumento es asegurar a los particulares acomodados y aumentar las ganancias de ellos. Con el nuevo aumento, tres cosas van a pasar: 1) los particulares acomodados aumentarán sus beneficios, 2) la Compañía «Pública» de Electricidad perderá todo lo que vayan a ganar estos señores nutridos del Estado y 3) los consumidores, tarde o temprano, sobre todo ahora que el precio por kilovatio por hora tiene que reflejar el coste, serán obligados a pagar el pato».

Frente a esta ofensiva contra la sociedad, la única solución que consideramos viable y eficaz es la colectivización de nuestras resistencias y la desobediencia social. La electricidad, el agua, el transporte, la nutrición son unos bienes sociales. Pertenecen a toda la sociedad y nadie tiene derecho a privarlos o comercializarlos. Constituyen unos elementos básicos de supervivencia, son producidos por los mismos trabajadores y son bienes que pertenecen a todos nosotros y son absolutamente necesarios para la misma vida. Por lo tanto, todos nosotros, trabajadores y trabajadoras, desempleados y desempleadas, no tenemos otro remedio que negarnos a pagar facturas exorbitantes que vienen a complementar la opresión de nuestra vida cotidiana, por la precariedad laboral y en general la situación económica que estamos viviendo. No tenemos otro remedio que la resistencia colectiva a las tentativas de cortarle la luz a alguien en nuestro barrio por no poder pagar la factura.

El encarecimiento y la comercialización de nuestras necesidades energéticas, nos dan el derecho a recurrir a cualquier forma de auto-reducción del precio a pagar (bloqueo de la medición del consumo, negación de pago de tasas, negativa total a pagar, expropiación) y a todo lo que cada uno elija para lograr vivir con dignidad y no sólo sobrevivir. El apoyo mutuo y la solidaridad es la única actitud que impedirá  un mayor deterioro de nuestras vidas. Nos estamos organizando en nuestros barrios, a nivel de asambleas de lucha, y nos solidarizamos con los/las que son procesados/as por cualquier acción de sabotaje, por deudas a la Compañía de Electricidad o a las empresas privadas de provisión de electricidad que aparezcan.

Resistencia al terrorismo político y económico que están tratando de imponer

La dignidad y la solidaridad son nuestra lucha y nuestra resistencia a la ofensiva de la patronal y del Capital.

Ocupación de Evangelismós-c/Zeotokopulu 18, Heraclión, Creta

http://evagelismos.squat.gr

El texto en griego.