Estado español: Guerra a la guerra sucia contra lxs anarquistas

LA GUERRA SUCIA DEL ESTADO CONTRA LOS ANARQUISTAS CONTINUA.

En estos últimos tiempos estamos viviendo un recrudecimiento de la represión y criminalización por parte del Poder. Esta represión, que se manifiesta a menudo en forma de guerra sucia, se dirige tanto contra los que participan activamente en los conflictos sociales, como contra los grupos e individuos que deciden pasar a la acción y golpear una estructura del Poder. Esta represión y criminalización no es precisamente nueva, desde hace casi quince años se vienen sucediendo operaciones represivas contra compañeros y grupos anarquistas, además de una más o menos intensa (según las épocas) campaña de intoxicación y desprestigio desde los Medios de Comunicación de Masas (M.C.M), que equiparan toda la práctica anarquista al ejercicio de la “violencia” o el “terrorismo”, creando fantasmas sobre redes nacionales e internacionales de “anarcoterroristas” que según ellos copian las estructuras “yihadistas”.

Habría que definir que se entiende por “terrorismo”. Para los anarquistas terrorismo (o sea, la dominación por el terror) son los desahucios; terrorismo es la nueva esclavitud asalariada; terrorismo es la represión policial; terrorismo es hacer callar la boca con años de cárcel a todo el que protesta; terrorismo es perseguir a otro por sus ideas; terrorismo es la destrucción del territorio; terrorismo es la siempre creciente marginación y depauperación de cada vez más sectores sociales; terrorista es un sistema que miente, explota y engaña a millones de personas buscando siempre el beneficio de las élites y clases sociales al-tas… Para los que gobiernan y los que les alientan, el terrorismo es la resistencia contra esta barbarie, cualesquiera que sean sus métodos.

Entre las tácticas de guerra sucia que emplea el Estado para reprimir a los anarquistas destacamos las siguientes:

INTOXICACIÓN MEDIÁTICA

Los M.C.M. son una parte fundamental de la represión. Generando “alarma social” justifican ante la opinión pública las medidas de excepción (Leyes anti-terroristas, Tribunales especiales–Audiencia Nacional) que se toman contra los que critican u osan desafiar, con la palabra y la acción, al Sistema. Sentencian, sin posibilidad de defensa, a los represaliados; silencian las motivaciones de los rebeldes, y cuando no pueden ejercer esta censura distorsionan sus moti-vaciones presentándolos como “exaltados”, “captados” o “fanatizados”.

AISLAMIENTO

“Divide et Impera”; El Estado trata de dividir al movimiento popular mediante el aislamiento de los nucleos rebeldes, etiquetándolos parapolicialmente como “violentos”, “radicales” o “anarcoinsurreccionalistas”. Su objetivo es separarnos de la lucha, generando desconfianza hacia los anarquistas, y así evitar que nuestras ideas de cambio radical (de raíz) se propaguen en los conflictos sociales. Los que colaboran desde la izquierda en estas maniobras de aislamien-to de los sectores “conflictivos” de las luchas son cómplices activos de la guerra sucia del Estado.

CONTROL SOCIAL

Las nuevas tecnologías han invadido nuestros cuerpos y nuestras mentes ais-lándonos del mundo real. Estas son usadas para controlar nuestras opiniones y actos, con el objetivo de que estos no perjudiquen al “status quo”. Este control no solo se ejerce contra los anarquistas y los rebeldes, sino que se extiende a todo el cuerpo social, mediante la interceptación masiva de llamadas telefónicas y comunicaciones por internet, aumento exponencial de la videovigilancia –incluyendo el uso de drones, uso de sofisticadas técnicas de identificación de sujetos potencialmente “peligrosos” (software de reconocimiento facial, identi-ficación por el iris, bases de datos de ADN) y un largo etcétera.

DELACIONES

El Estado intenta chantajear a los presos y a los luchadores de esta guerra social con chivateos y demás infamias, tratando que unos hablen de otros a cambio de ventajas judiciales o de otro tipo, de esta forma también favorece la desconfianza entre compañeros. En muchas ocasiones también se ofrece dinero a cambio de información interesante para la policía.

ARREPENTIMIENTO

El Estado intenta que aquellos anarquistas que han realizado algún acto con-tra el Sistema se arrepientan de ello, a cambio de un beneficio judicial, como por ejemplo, menor número de años en prisión, provocando así el debilitamiento del movimiento, haciendo parecer que las ideas no son lo suficiente fuertes.

TORTURAS

El Estado democrático continua practicando y tolerando la tortura en sus comisarias, cárceles, centros de internamiento, en la calle, etc. Las torturas físicas y psicológicas buscan doblegar a los rebeldes, hacer que desistan de sus ideas y sus deseos de libertad.

No se trata de alimentar el “victimismo”, tan de moda hoy. Se trata de identificar los mecanismos que emplean los represores para acabar con la resistencia. El conocimiento de estas y otras tácticas de guerra sucia es imprescindible para poder seguir avanzando en el camino de la revuelta individual y colectiva.

LA INSURRECCIÓN NO ES LEGAL O ILEGAL, ES JUSTA.

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