Santiago, Chile: Adjudicación de artefactos explosivos en BancoEstado

“No éramos corruptos, éramos amigos de los amigos”.
– Enrique Krauss, exministro del Interior (año 2015) –

Mediante el presente texto, nos adjudicamos el intento de destrucción de la sucursal de BancoEstado de Av. Vitacura #4200 para la madrugada del 31 de Diciembre del presente año en la adinerada comuna del mismo nombre, con un ingenio artesanal de carácter pirotécnico acoplado a dos artefactos explosivos consistentes en balones de gas de 15 kg cada uno.

De esta forma queríamos contribuir a la campaña librada este mismo mes de Diciembre por algunos grupos insurreccionales adheridos a los Núcleos Antagónicos de la Nueva Guerrilla Urbana. Sin embargo, para nuestra desgracia, al momento de ejecutar nuestra acción, nos aparece al paso una patrulla de Seguridad Ciudadana desde una calle muy cercana al objetivo, la que, al toparse de frente con nosotrxs, rápidamente pide refuerzos, los que llegan de forma inmediata, llenándose el lugar de, al menos, 4 estas patrullas para-policiales mientras nosotrxs aun continuábamos allí. Cabe destacar que, por la envergadura de nuestro atentado, el procedimiento nos debía tomar por lo menos 3 minutos desde su inicio hasta la escapada, el cual estaría a cargo de dos compañerxs que serían quienes precisamente se toparon con los esbirros.

Punto aparte merece la actuación de los casi-policías quienes, al superar notoriamente en número a lxs compañerxs, no fueron capaces de detenerles, siendo ellos 6 y nuestrxs combatientes solo dos. En cualquier caso hicieron bien, ya que hace mucho tiempo atrás decidimos ir armadxs en nuestros operativos.

En este sentido, no somos ingenuxs. En el pasado hemos atacado cuarteles policiales, juzgados, sedes de partidos políticos, una fiscalía, bancos, prefecturas, entre otros, y sabemos que en cada una de estas acciones la posibilidad de terminar muertxs o presxs es una realidad. Sin embargo, hoy es la primera vez que el enemigo nos ve. Es la primera vez que logra percibir desde sus sentidos que los ataques que hemos realizado los han perpetrado personas reales, de carne y huesos, tan humanxs como ellxs.

Y pese a ello, pese a que el enemigo podría abatirnos fácilmente, hay una gran diferencia que hace que, a pesar de que somos tan frágiles como ellxs, nuestrxs combatientes sean capaces de enfrentar la adversidad y superar las dificultades propias de la desventaja numérica, tecnológica y militar. Esa diferencia tiene relación con que nosotrxs hacemos las cosas por una idea de Libertad, una idea de justicia social que dista mucho de las motivaciones personales de las policías, quienes trabajan no por convicción, sino por un sueldo.

Los policías lo saben. Saben perfectamente que las bombas que abandonamos frente al BancoEstado son de nosotrxs. Lo saben porque, a modo de juego, siempre firmamos con el nombre de nuestra agrupación los artefactos que hemos colocado (también lo hicimos cuando atacamos la Democracia Cristiana en Ñuñoa el año pasado), por lo que la falacia que intentan mostrar en la prensa resulta aberrante. Ellos saben que nuestra intención no era el dinero de las gavetas, nuestra intención era destrozar uno de los bastiones por donde unxs pocxs chupasangres roban día a día bajo el alero y la complacencia de políticxs corruptxs, utilizando esta entidad como dique de contención para salvaguardar sus privilegios y levantar barreras que permiten la continua acumulación de Capital en unas pocas manos.

En este sentido, somos categoricxs, BancoEstado resulta ser un elemento clave para generar condiciones propicias para la desigualdad social, ya que no solo sirve como un canal fluido por donde desviar el dinero que acaparan de miles de trabajadorxs gracias a los impuestos que absorbe el Estado, sino que además les permite frenar la acumulación de riquezas en sectores de la población donde la movilidad del Capital es, aparentemente, un poco más exequible. Veamos:

En Chile la riqueza se distribuye en distintos segmentos de la población que, en su conjunto, conforman el universo total de personas que habitamos este territorio. La característica principal de esta sociedad es una concentración de Capital en un ínfimo número de familias, que contrasta no solo con la población más pobre (evidentemente), sino que también con el trozo de la torta que reciben los sectores medios, e incluso algunos que podríamos considerar de “altos” ingresos.

Esto sucede porque, a ojos del Estado, el 20% más rico de la población total es un grupo homogéneo, casi uniforme, cosa que no es así en la realidad. De hecho, de los 5 tramos o “quintiles” a los que se suele dividir la sociedad, el quintil más rico (20%) es el más diverso de todos. Basta un ingreso per cápita por hogar de $352.744 pesos para estar en este grupo “privilegiado”. Y con $611.729 por persona ya se está en la “clase alta” del décimo decil.

O sea, un hogar de dos adultxs y dos niñxs, en el que ambxs trabajan y cada uno tiene un sueldo de $750.000 pesos, ya se encuentra dentro de la quinta parte más acomodada del país, excluida de los beneficios sociales del Estado y tributando mensualmente como ricos a través del Impuesto de Segunda Categoría.

El Impuesto de Segunda Categoría es el dique de contención que evita la movilidad social que, aparentemente, permite el Capital. Es un tributo progresivo que se paga mensualmente por todas aquellas personas que perciben sueldos tras una actividad laboral ejercida en forma dependiente y cuyo monto excede mensualmente las 13,5 UTM. Los porcentajes de este impuesto varían según diversos tramos. Entre más grande sea el sueldo del trabajador o trabajadora, mayor será lo recaudado por el Fisco, que es como una especie de bóveda donde se recolecta el dinero de “todos los chilenos” para financiar las políticas públicas del Gobierno de turno. El BancoEstado es la institución que realiza las actividades financieras del Fisco, por lo tanto el dinero recolectado tras esta operación tributaria termina en las arcas de este banco.

Sin embargo, la brecha de la desigualdad no sería tan grande si esta política nos afectara a todxs por igual. El problema es que esto no es así, ya que la clave de esta política pública la dicta el status de trabajador, porque resulta que para empresarixs, dueñxs de compañías, accionistas mayoritarios y patronxs de diversa fauna, esta política no corre, ya que sus ingresos no son recibidos en forma de sueldos, sino de renta.

Esta salvedad, pequeña en la palabra, pero gigantesca en los hechos, hace que se les implemente un régimen mucho más blando a los sectores que acumulan grandes fortunas, donde se tiene un abanico gigantesco de fórmulas para disminuir el impuesto que a fin de mes el Fisco les exigirá (y que varía según el rubro).

Mientras que para lxs trabajadorxs (la inmensa mayoría de ciudadanxs -que abarcan casi todos los quintiles de la sociedad, incluso ese considerado por el Estado como de “privilegiados”-) la política pública se vuelve obligatoria, para lxs ricxs y poderosxs de Chile se vuelve un juego de números, donde con la ayuda de un buen contador, zafarán fácilmente de su imposición, buscando para ello distintos resquicios que son sumamente permisivos con lxs más ricxs, y tremendamente hostiles con lxs demás, evidenciando en su estado más puro, lo tremendamente clasistas que son las leyes tributarias en el Chile actual.

Veamos datos duros: La participación del 1% más rico del país se lleva el 30,5% de ingreso total. El 0,1% (la milésima parte) se lleva el 17,6%, y el 0,01% (la diezmilésima fracción de lxs chilenxs) acapara el 10,1% del total. Es decir que el 1% más rico se lleva 43 veces más por persona que el 99% restante. Pero dentro de ese 1% la mayor tajada se la lleva el 0,1%, que gana 12 veces más que el restante 0,9%. Y a su vez, dentro de ese privilegiado 0,1%, lxs que en verdad dominan son lxs que pertenecen al 0,01%, que se llevan 8 veces más que lxs del restante 0,09%.

Dicho de otra manera, y a riesgo de producir vértigo a medida que subimos: el 0,1% más rico de la población tiene ingresos per cápita 214 veces superiores al 99,9% restante. Y el 0,01% más adinerado concentra ingresos por persona 1.122 veces superiores al 99,99% que le sigue, y que incluye a lo que convencionalmente llamaríamos “clase alta”.

Esto explicaría la diversidad tremendamente heterogénea que existe dentro del quintil más rico del país.

Si se considera en Chile que la población total es de 17.819.054, podemos deducir que el 0,01% de ese total vendrían a ser algo así como 543 hogares. Esos 543 hogares pertenecen a lxs súper-ricxs, lxs cuales son -precisamente- lxs que, a través de su tremenda influencia sobre lxs politicxs (que ellxs mismxs financian, manipulan o son ), controlan las políticas que adopta el Gobierno y, sobre todo, el Fisco. Por lo que terminan haciendo tremendos negocios que solo lxs benefician a ellxs mismxs y que, en palabras de nuestros gobernantes: “nos benefician a todos”, formando verdaderos diques de contención con los que evitan la acumulación de Capital en quienes podrían hacer tambalear sus posiciones de privilegios.

De esta manera, a lxs súper-ricxs no se les mueve ni un pelo cuando el Fisco les solicita el correspondiente porcentaje destinado a políticas públicas porque hacen pasar sus gastos personales (incluso lujosos) como gastos tributables de sus empresas, confundiendo sus patrimonios personales con bienes adquiridos para sus mercados, evadiendo su obligatoriedad, ya que en nuestro querido y desigual Chile, se premia la inversión bajando los impuestos tributables.

Esto hace que mientras un porcentaje gigantesco de la población tenga un recorte de sus ingresos, la otra ínfima parte siga acumulando más Capital a través de la premiación tributaria a la que se acogen estos sectores por la política del incentivo a la inversión.

La evasión de estos impuestos no es algo insignificante. Estamos hablando de gente que tiene en su poder bancos como el Chile (Luksic), Bice (Matte), BCI (Yarur) o Corpbanca (Saieh); empresas como SQM (Ponce Lerou), Cencosud (Paulmann), Luchetti (Luksic), Consorcio Financiero (Grupo Hurtado Vicuña), Agrosuper (Gonzalo Vial), la Compañía de Aceros del Pacifico (Roberto de Andraca), Sodimac (Solari), Inversiones III Ltda (Gabriel Ruiz-Tagle), Carozzi (Grupo Bofill), Sigdo Koppers (ligada a la Democracia Cristiana), Inversiones Santa Cecilia (Piñera), Penta (cercanos a la UDI); universidades como la Finis Terrae (Pablo Barahona) o la UDD (ligada a la UDI), consorcios periodísticos como El Mercurio y sus asociados (Edwards) o Copesa (ligada a Saieh); aseguradoras como Cruz del Sur (Angelini); isapres como Banmedica (Grupo Penta), VidaTres (también del Grupo Penta); canales de televisión como Mega (Solari), Chilevisión (Turner) o Canal 13 (Luksic); telefonías móviles como Entel (Matte), Claro (Ricardo Claro) y Movistar (españoles); cervecerías como CCU (Luksic); embotelladoras como Andina (Said); compañías eléctricas como Endesa (españoles), Colbún (Matte), Guacolda (Angelini) o Gener (hasta hace pocos años perteneciente al Grupo Hurtado Vicuña); empresas manofactureras como Madeco (Luksic), la CMPC (Matte) o Celulosa Arauco (Angelini); productores de combustible como Copec (Angelini) o Enex (Luksic); radios como Candela (Solari), Sonar (Luksic) o Carolina (Saieh); empresas del retail como Falabella (Grupo Solari); Supermercados como el Jumbo (Paulmann) o el Unimarc (Francisco Javier Errázuriz [alias Fra-Fra]); clubes deportivos como Cruzados SADP (Luis Larrain) o Azul-Azul S.A (Carlos Heller); aerolíneas como Latam (Cueto); inmobiliarias como Copeva (E. Perez Yoma); Viñas como Concha y Toro (Rafael Guilisasti) o Santa Rita (Andres Navarro). Todas estas, empresas utilizadas a beneficio personal, instrumentos con los que pocas familias evaden millones y millones en impuestos a la renta. Estamos hablando de miles de millones de dólares que terminan en las arcas de lxs magnates de siempre. El 1%, 0,1% o incluso el 0,01% de la población. Los 543 hogares más ricos de Chile.

De esta manera, y utilizando al BancoEstado lxs grandes magnates que controlan la economía del país mantienen a salvo sus fortunas de la movilidad social que aparentemente, permite el Capital, por el fuerte control que poseen de lxs políticxs que manejan a su merced.

Lo que decimos no está basado en refranes populistas o visiones ideológicas sobrexigidas. Está basado en datos reales, que nos afectan a todxs, querámoslo o no. Por lo tanto no podemos hacernos lxs desentenidxs.

Veamos algunos ejemplos para ilustrar de mejor manera lo expuesto anteriormente.

Estamos en Agosto del 2014, cinco meses después de dejar su cargo como Ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz se convierte en socio de Inversiones Fanalca Chile, empresa controladora de Subus, una de las tantas empresas operadoras del Transantiago, mierda de locomoción colectiva que prometieron modernizaría el transporte público y beneficiaria a lxs usuarixs, y del que –por cierto- nos obligan a utilizar a diario, promoviendo terribles campañas contra la evasión del pasaje. Pedro Pablo Errázuriz no solo era uno de lxs que prometían las penas del infierno para lxs evasorxs, sino que mientras criminalizaba la evasión, renegociaba los contratos con Subus en agregados contractuales de los cuales él mismo se beneficiaría tan solo 5 meses después, al dejar su puesto como Ministro de Transporte.

Los dineros con los que se financia el Transantiago provienen de políticas públicas, es decir, dinero preveniente del Fisco. El BancoEstado le transfiere el dinero que renegocio el Exministro de Transporte a la empresa Inversiones Fanalca Chile, para que Subus pueda operar. Dinero que, por lo demás, sale de “todos los chilenos”, o al menos de los quintiles que se ven afectados por el Impuesto de Segunda Categoría.

Otro ejemplo: Jorge Bunster ha sido un alto ejecutivo del Grupo Angelini, desde el año 1986 cuando comenzó a relacionarse con el magnate italiano. De allí en adelante ha desempeñado distintos trabajos, sobretodo en el ámbito energético, destacando su gerencia general en Copec, siendo Director de Guacolda, Metrogas, Celco y Seguros Cruz del Sur (todas compañías del grupo). En marzo del 2010 dejo estos cargos convocado por el Gobierno de Sebastián Piñera para tomar el mando de la Direcon (órgano encargado de las relaciones económicas de Chile). Dos años después, asumiría como Ministro de Energía y la Presidencia de la estatal Empresa Nacional del Petróleo (Enap). Los conflictos de intereses están a la vista. La Enap es la principal importadora y refinadora del país (tiene el 85% del mercado total), y su estrecha relación con Copec se da porque es esta empresa la que le distribuye a Enap el combustible líquido, siendo esta ultima la que le fija los precios a Copec (y al resto de las empresas del rubro).

La Enap, al ser una empresa de origen estatal, es financiada con dineros provenientes del Estado (el Fisco), quien a través de su banco (BancoEstado) le proporciona liquides a la empresa petrolera para su correcta operatividad. Cuando Enap hace malos negocios con Copec, el que pierde es el Fisco (BancoEstado), y el que gana es el Grupo Angelini.

Cuando Bunster dejo el Ministerio y la Presidencia de Enap (Marzo del 2014), rápidamente regreso al directorio de Copec (Abril del 2014). Evidentemente lo había hecho bien y le dio en el gusto a sus antiguos –y ahora nuevos- jefes (la familia Angelini). Las utilidades para Copec en esos años son reveladoras: 127.896 millones de pesos para el 2013, casi el doble que el año antecesor, donde las utilidades fueron de 66.630 millones de pesos.

¿Un ejemplo más de la directa relación que tienen estxs señorxs con el BancoEstado y capitalistas inescrupulosxs?

Corría el año 2000 y los Luksic habían comprado recientemente el Banco Edwards, por lo que estaban cortos de efectivo, sin embargo, la ambición y los buenos contactos podían ayudar en el camino para adquirir un coloso bancario y consagrarse en la cúspide del Poder. Hacerse con el control total del Banco de Chile era la meta y Jaime Estévez, el socialista, era en ese momento clave Presidente del Banco Central. El camino estaba allanado.

Los Luksic se apresuraron y solicitaron un préstamo por 120 millones de dólares al BancoEstado, el que autorizo la operación sin ningún tipo de restricción. Estévez sabía que Andrónico Luksic era uno de los empresarios que financiaba las campañas políticas de la Concertación, pues había sido jefe territorial de la campaña presidencial de Ricardo Lagos. Con ese dinero la familia pudo comprar el 35% al pacto controlador (Penta, Consorcio y Falabella) en 541 millones de dólares, llegando a controlar el 51% de la totalidad del banco, sin resistencias de ninguna índole por parte de las autoridades antimonopólicas del Gobierno “socialista” de Ricardo Lagos (siendo evidente; sobre todo tras la fusión del Edwards con el 58% del Chile).

Con autorización, auspicio, y dinero del Estado, el grupo económico más grande de Chile se había apoderado del mayor banco del país, gracias al dinero de “todos los chilenos”.

Al ser consultado, Estévez se negó a entregar información de la transacción, amparándose en la protección del secreto bancario (¡Pese a que era un funcionario público!). Sin embargo, 5 años después, al morir el patriarca de la familia, esta mugrosa carroña concurrió al velorio y demostró la cercanía que tenía por Andrónico Luksic Abaroa, expresando lo siguiente: “Él se construyó un camino, con esfuerzo, con tesón, con trabajo, y aparte fue un hombre simpático, afable, que sabía vivir la vida, y era muy agradecido de ella”.

Luego, en el 2005, Estévez asumió como Ministro de Obras Públicas y estuvo a cargo del contrato de la cartera con el Administrador Financiero del Transantiago (AFT) en cuya propiedad el Banco de Chile tiene el 20%.

En el 2007, siete años después de la operación para comprar el banco, el Grupo Luksic designo a esta sucia rata como Director del Banco de Chile, cuya gestión, con dinero estatal, él mismo habría facilitado. Hasta la fecha es probable que continúe allí. Solo entre 2013 y 2014 este bastardo obtuvo rentas por 354 millones en dietas y remuneraciones del Banco de Chile.

Ambos puestos públicos definen la destinación de dineros del Fisco. Es decir que, gracias a Jaime Estevez, vieron salir fondos desde BancoEstado hasta el Banco de Chile a través de dos operaciones sumamente turbias. La primera con un préstamo de dudosa reputación y la segunda con un contrato cuyo beneficiario es, precisamente, el banco que este bastardo le ayudo a adquirir a los Luksic con el dinero de “todos los chilenos”.

¿Parece poco?

Este mismo sujeto es el responsable político del cobro usurero que le implemento a miles de ciudadanxs cuando, a la cabeza del BancoEstado, decidió celebrar los 50 añitos de esta mugrosa institución con nada más y nada menos que un arbitrario y desproporcional impuesto a la mantención de las cuentas de ahorro vistas, por un ya alejado año 2003 (y que por cierto, y para variar, afectaban a los quintiles más empobrecidos de la población), donde se cobraban $1.600 pesos – que luego subiría- por esta operación. Incluso si no fuera porque la gente se organizó e hizo formal una demanda colectiva –la primera en la historia nacional-, que tuvo que esperar cerca de 10 años para detener el abuso, el que probablemente nunca hubiese acabado sino hubiese sido por el fallo jurídico que, por lo demás, obligo al banco a devolver los $5.670 millones de pesos que se habían embolsillado gracias al socialista Estévez en comisiones abusivas y declaradas ilegales por la propia justicia burguesa.

Así, podemos apreciar nítidamente la directa ligazón entre políticxs y capitalistas, lxs que por un lado nos obligan a entregar un porcentaje de nuestros sueldos a esta institución de mierda, mientras que por el otro, se encargan de entregarles esos fondos a lxs mismxs usurerxs de siempre. Por lo tanto, no es sorpresivo que a través de esta miserable institución bancaria, día a día lxs ricxs se hagan más ricxs y lxs pobres terminen siendo cada día más pobres.

¡Por todo lo anterior es que materializamos nuestro odio antipatronal y decidimos visitar esta miserable institución!

Para terminar, queremos dedicar nuestra voluntad de ataque a la compañera Tamara Sol Farías Vergara, prisionera política tras el intento de ajusticiamiento de un mercenario custodio de la misma entidad que quisimos destrozar, pero de la Comuna de Estación Central.

Seguiremos evidenciando las contradicciones que existen entre el Estado y el Capital. ¡Avanzaremos!

¡A desatar la Guerra en los barrios de lxs ricxs!

¡¡A multiplicar los ataques a los Centros de Poder!!
¡¡Mientras exista Miseria, habrá Rebelión!!
¡¡Sebastián Oversluij Presente!!

Amigxs de la Pólvora
Núcleos Antagónicos de la Nueva Guerrilla Urbana