Valdivia, Chile: Las calles son nuestras, las urnas del poder

Comunicado recibido junto con los afiches el 10/10/2020:

Comprendemos que el capitalismo nos mantiene en un estado de crisis permanente, amenazando nuestra vida y la de los ecosistemas con un colapso generalizado, a partir de esta aberración es que estalla la revuelta en el territorio dominado por el estado de Chile y en tantos otros lugares del mundo que se enfrentaron con el sistema imperante. La rabia, luego de varios terremotos de descontento explotó el 18 de octubre como erupción volcánica sobre su monótona vida en la ciudad, a partir de este caótico y hermoso devenir es que la clase política empresarial que dirige este país tuvo miedo de verse enfrentada a este mar de gente dispuesta a todo por cambiar las cosas, tuvieron miedo de «compartir sus privilegios» y decidieron que la mejor forma de calmar las aguas de este oleaje desenfrenado de autodefensa y autonomía era mediante un «acuerdo por la paz» que es lo que hace cualquier Estado para victimizarse y legitimarse, poniendo a este «enemigo poderoso» como el causante de la violencia, pero sabemos que mientras se gesta toda esta maquinaria electoral de acuerdos y pactos entre los mismos de siempre, siguen fortaleciendo sus armas de represión para defender su quebrantado sistema a punta de milicos y toques de queda con su excusa pandémica.

Nosotrxs no somos causantes de nuestra propia miseria, son los ricos, los poderosos, aquellos que invierten en armas, en vez de invertir en salud, esos que de frente nos hablan de paz y de democracia como conceptos a reivindicar, mientras nos asesinan por la espalda.

Ante esto, no podemos hacerles el favor de cumplir con sus normas cívicas de buen comportamiento, debemos afilar nuestras garras para atacar y contraatacar, es hora de defender lo que hemos alcanzado con la revuelta, aquel entretejido de apoyo mutuo y solidaridad que se estaba bordando. Seguiremos luchando por nuestra autonomía, pues nunca hemos dependido de un Estado ni de una constitución para encausar nuestras vidas, es por esto, que ante la inminente conmemoración de la revuelta popular iniciada en octubre de 2019 y la arremetida adormecedora del proceso constituyente, desde territorio lafkenche(Valdivia) hacemos un llamado claro a la protesta y la propaganda, a no soltar las calles que tanto nos ha costado ganar.

kiñe: La búsqueda del consenso a través del plebiscito fue impulsada por las clases políticas dominantes, como un salvavidas que vuelva a legitimitar este régimen democrático y su tan dañada representatividad, pero evitando una ruptura real con el capital. De esta forma, el poder crea el imaginario de que las vías democráticas e institucionales son la panacea para una vida digna. Sin embargo, esta estrategia desmovilizadora oculta su sentido político de administración y negociación para mantener el orden estatal. Lo que están haciendo es secuestrar la revuelta y ponerla en su terreno de discusión; relegando el contenido de la lucha y apropiandose de ella.

Estamos clarxs de que la adhesión a una consigna u otra, en este caso «apruebo» o «rechazo», se vende como el único camino a seguir colocándonos en un lugar sumiso y derrotista, en donde, elijas una opcion u otra se perpetua el mantenimiento del capital. El problema está en dejarse conducir por líderes, o defender las reformas levantadas por la elite gobernante, en vez de luchar por las propias reivindicaciones. Esto expresa una debilidad que nos antecede, que es propia de años de la acumulación de la represión que el estado y los que detentan el poder llaman orden.

Ante todo esto tenemos nuestros cuestionamientos: ¿Cómo confiar en este Estado abusivo perpetuador del patriarcado y el capitalismo? el mismo que es cómplice y ejecutor del avasallamiento sobre nuestras cuerpas, que niega la existencia de presxs políticxs, las violaciones a los ddhh, que avala y respalda el actuar represivo de la yuta y los milicos, que impulsa leyes terroristas y aumenta en demasía su infraestructura represiva, incluso durante la pandemia. ¿Cómo podemos abandonar la rabia que genera este sistema de vida hostil? ¿cómo olvidar a lxs compañerxs caidxs? Que sus muertes no hayan sido en vano, todos los Estados son terroristas, no vamos a transar con quienes gestionan nuestra miseria, por la destrucción del orden capitalista: ¡recuperemos nuestras vidas!

Epu: Hacemos un llamado a la memoria, a no olvidar a nuestrxs muertxs, presxs, violadxs y torturadxs. Sabemos que la alegría nunca llegó y que votando nunca llegará; aún hay presxs de la dictadura, de la transición y de la revuelta.

Los que no creyeron en el plebiscito del si y el no del 88, quienes mantuvieron sus convicciones rebeldes y vieron el engaño democrático que se les avecinaba, fueron asesinados, criminalizados como terroristas y hasta les crearon una cárcel de alta seguridad. Las prácticas de terrorismo de estado explícitas iniciadas en dictadura nunca desaparecieron: el secuestro, la tortura, el asesinato, la desaparición forzada, la prisión política, la represión a la protesta y la manipulación mediática siguen existiendo en democracia sin el menor remordimiento. Las jornadas de protesta poblacionales hicieron tambalearse al sistema en su conjunto: el tejido social y rebelde se estaba reconstruyendo, la capacidad de autodefensa territorial y de ataque al sistema y a nuestros opresores estaba en aumento. Sin embargo, la clase política que ascendía al poder llamó a la desmovilización y a quedarse en casa resolviendo el conflicto con un papel y un lápiz, al igual que lo hacen hoy en día, utilizando nuevamente un plebiscito como una estrategia contrarevolucionaria de desmovilización, de ese modo, durante la transición a esta democracia las organizaciones populares fueron institucionalizadas, coartadas y controladas con la incorporación a los partidos políticos, que llevaron adelante el proyecto neoliberal; precarizando nuestras vidas y destruyendo nuestros territorios con su extractivismo, acumulándose el descontento social hasta un punto insoportable, que detonó e hizo estallar la revuelta de octubre de 2019, que hoy se intenta apaciguar y legalizar con su institucionalidad, pero quienes hemos sufrido en carne propia la represión no lo hicimos luchando por una salida pactada con quienes nos oprimen. No caigamos en su juego, no nos hagamos parte de este intento de apagar nuestra rebeldía histórica: A NO SOLTAR LAS CALLES.

Küla: Durante la revuelta volvimos a encontrarnos, peleamos juntxs en las calles por la destrucción del orden existente, lo queríamos todo pues todo se nos ha negado, «nos han quitado tanto que nos quitaron el miedo». Llenamos las calles con nuestra vitalidad rebelde, volvimos a soñar con que un nuevo horizonte fuera de este orden es posible, la radicalidad de nuestros actos fue más ejemplificadora que cualquier discurso, fue una potencia ingobernable.

El fuego que encendió la mecha rebelde de la insurrección sigue vivo, el anonimato de la capucha nos hizo volver a mirarnos a los ojos, con los rostros cubiertos confiamos en nosotrxs y nos cuidamos, reconocimos a nuestros enemigos, nos enfrentamos a ellos. Gritamos, lloramos, reimos, bailamos. Las calles fueron realmente nuestras, jamás nos habíamos sentido tan vivxs en el cementerio de la ciudad, la esperanza no solo revivió sino que desbordó nuestros corazones, arriesgamos nuestra vida y nuestra libertad como gestos de amor desinteresados.

Este momento destituyente se creó con cariño entre nosotrxs y odio a la institucionalidad, apostando por nuestra autonomía: nos sanamos entre nosotrxs a través de los puntos de salud, nos alimentamos entre nosotxs en las ollas comunes, nos organizamos entre nosotrxs en asambleas territoriales, nos apoyamos entre nosotrxs con la solidaridad anticarcelaria, nos informamos entre nosotrxs copando los muros de contra-información que plasmaron nuestra rabia y descontento. Estuvimos juntxs en la calle, sin banderas, sin líderes ni dirigentes, nos autoconvocamos, sin que nadie nos diera órdenes. Nunca necesitamos de las instituciones del estado ¿POR QUÉ AHORA SÍ? estamos conscientes de que la dignidad por la que luchamos no se encuentra en la democracia ni en su proceso constituyente, pues nuestros sueños no caben en sus urnas y el potencial revolucionario de la revuelta no acabará, SIGAMOS LUCHANDO POR LEVANTAR LA AUTONOMÍA TERRITORIAL.

«Después…
Van a venir a contarnos a la cárcel sobre lo bonito que salió el plebiscito.
Que con papel y lápiz ahora existen derechos para ti y para mí.
Nos van a pedir en esta fiesta cívica que nos portemos bien (…)
Nos van a decir que el pasado debe quedar atrás. Que ojos menos, que ojos más.
Que veintidós, que veintitrés, que les habilitarán el cuarto piso del museo de la memoria. Que ahí podrán ir a llorarlos sus madres. (…)
Que se iniciará una nueva transición.
Y que habrá que vivir con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada.
(…)
Una amiga me dice que la historia le suena conocida.
Que no se traga el cuento, que tenemos que hacer algo.
Y yo ardo en ganas de devenir
(….)»
-Cristóbal Palma, preso de la revuelta.