Génova, Italia: Solidaridad con lxs registradxs por asociación para delinquir

Traducción recibida el 28/03/2021:

Solidaridad es lucha

El 24 de febrero, la Digos [1] genovesa ha registrado a 5 miembros del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (CALP) y a «Génova Antifascista».

La hipótesis investigativa de la Jefatura de Policía es aquella de la asociación a delinquir (art.416) finalizada a contrarrestar la presencia fascista en la ciudad y el tráfico de armas en el puerto de Génova, con especial referencia a la lucha contra el tránsito de los barcos de la empresa saudí Bahri, con su cargamento de armamento destinado a las guerras.

Expresamos nuestra solidaridad a los compañeros investigados, no solo porque consideramos justa y legítima la lucha contra los fascistas y contra cualquier guerra, sino porque en aquellas luchas – en sus múltiples ocasiones – estuvimos juntos.

La Jefatura de Policía trata de representar estas luchas como el trabajo de un pequeño grupo de personas que «instrumentalizan» otras, y este intento no debe pasar.

Además de la necesaria solidaridad, quizás valga la pena reflexionar sobre el significado de esta operación.

La Jefatura de Policía y la Fiscalía no hacen más que su labor habitual pero no se puede dejar de destacar que una investigación con hipótesis asociativa basada en delitos en su mayoría conmutables en multas como el «lanzamiento de objetos» y «la ignición de material explosivos», resulta un poco exagerado. ¿No será que se quiere deshacer de un grupo de trabajadores combativos que, en estos años, ha creado muchos quebraderos de cabeza a los patrones del puerto y, en cierta medida, a los sindicatos? ¿No estará, detrás de la Digos, la mano del patronal en un puerto que es cada vez más una tierra de conquista para las multinacionales? ¿Quizás la mano de la Agencia Marítima Delta (Grupo Gastaldi), mandataria de la Bahri, que no hace más que quejarse – con cartas y quejas – de no poder tranquilamente realizar sus tráficos a causa del Calp?

Para los patrones es mucho mejor que la relación de clase se mantenga estrecha y constreñida dentro de límites precisos y dentro del sindicalismo colaboracionista: las hipótesis de iniciativa autónoma deben ser circunscritas y, si es necesario, reprimidas.

Los policías acusa a los investigados de haber modificado artefactos pirotécnicos en modo de hacerlos «mortales», para luego – argumentan – dirigirlos contra los barcos de Bahri que ingresan en el puerto.

¡Qué extraño! Nosotros pensamos, si las palabras todavía tienen un significado, que «mortales» fueran las bombas, los tanques, los apaches, que los bahri desde hace años entregan a la monarquía saudí (para la guerra en Yemen), al régimen autoritario turco. (para la guerra en Siria), a la democracia india (para la guerra en Cachemira).

Pero esta operación también envía otro mensaje. Si la lucha va más allá de los límites de lo permitido, si se intenta crear problemas reales a los fascistas (nos parece que después de los enfrentamientos en Piazza Corvetto en mayo de 2019 ya no se han visto mas por ahí) o a la logística militar y a la guerra ( recordemos que los barcos de Bahri siguen transitando por el puerto con su cargamento de muerte pero no embarcan en el Genova Metal Terminal desde el primer bloque y huelga de mayo del 2019), si se intenta ser efectivo, en fin, se entra en el campo de la ilegalidad, se convierte en delincuente.

Nada nuevo, pero conviene destacarlo. No sólo la ley es un arma del enemigo de clase y nunca ha sido ni será nunca un instrumento de los proletarios contra sus explotadores, pero es precisamente en este plano donde debe entenderse la solidaridad, que es real sólo si se pone el objetivo de continuar la lucha, identificando las formas en el cual se puede de verdad y todavía preocupar al enemigo. Por tanto, avanzar sin dejar a nadie atrás.

Las guerras siempre están motivadas por la necesidad de controlar territorios para apoderarse de los recursos necesarios a las sociedades democráticas occidentales y no nos podemos esconder que, junto con los habituales petróleo, gas y mano de obra barata, la actual digitalización de la sociedad y automatización del mundo del trabajo, además de empeorar nuestras condiciones materiales y la misma posibilidad de seguir siendo humanos, producirán nuevas guerras, refugiados y devastaciones ecológica para saquear estos metales raros tan imprescindibles a la transición tecnológica.

Cuando un ex ejecutivo de Leonardo como Cingolani se convierte en ministro a la Transición Ecológica, un ex ministro del Interior como Minniti director de MedOr (el nuevo centro de estudios de Leonardo sobre el Medio Oriente), un general del ejército como Figliuolo se convierte en Comisario Extraordinario para la emergencia Covid y exjefe de La Policía Gabrielli obtiene la delegación a los Servicios Secretos, debería saltar a los ojos el profundo entrelazamiento entre el aparato policial-militar y el sector de la industria bélica, así como la perspectiva de la gestión estatal de las potenciales tensiones sociales en la epoca Covid: guerra a la población como posible enemigo interno, comenzando por los que no bajan la cabeza. Debería saltar a los ojos que las guerras – y por tanto la oposición a ellas – ciertamente conciernen a los reaccionarios monarcas saudíes y al régimen de Erdogan pero estas son antes que nada un negocio para los patrones de nuestra casa, un interés estratégico de las democracias, y cada vez más horizonte de el mundo que habitamos y de las relaciones sociales que nos vienen impuestas.

Para quienes las guerras y las injusticias resultan insoportables, para quien no se resigna pero quiere seguir actuando, quedan las herramientas de siempre: análisis de la materialidad y tensión ética, mirada crítica y acción directa: manos, mente y corazón.

Fuera de cualquier código.
La solidaridad está en la lucha

Antimilitaristas en Génova, marzo de 2021

Pincha aquí para leer una entrevista en italiano.

Fuente.

Nota:
[1] policia politica