Vídeo en inglés (con subtítulos en español)
El 11 de agosto de 2013, alrededor de 100 migrantes y solidarxs se dirigieron al centro de detención para migrantes de Laval, justo a la salida de Montréal, para denunciar la práctica del gobierno canadiense de encerrar y deportar a personas sin papeles. La manifestación se organizó en colaboración con la Jornada de la justicia para lxs presxs, que tiene lugar cada año el 10 de agosto para conmemorar las vidas de lxs que luchan y mueren detrás de los barrotes y para reafirmar el compromiso de las personas por la abolición de las prisiones. Hubo gente que vino en autobús, otrxs vinieron en bici y, cuando llegaron, estaban determinadxs a hacer suficiente ruido como para que lxs migrantes dentro del centro de detención pudieran escuchar su mensaje.
Un día cualquiera, de 400 a 500 migrantes son encerradxs detrás de los muros de los centros de retención en todo del país. La última década ha visto un aumento significativo del número de migrantes detenidxs, con 82.000 detenidxs entre 2004 y 2011 y un número extra de 13.000 detenidxs desde 2011. Después de la puesta en marcha de las políticas de detención obligatoria por el proyecto de ley C-31, todxs aquellxs que entren, como dicen ellos, por “medios irregulares” pueden enfrentarse a un año de detención.
Se colgaron, en la valla, siluetas representando a los seres queridos que fueron robados y también pancartas luminosas. Se leyeron en voz alta mensajes de solidaridad en árabe, húngaro, español, ourdou, inglés y francés, mientras que a lo largo del muro se colgaban retales de ropa, simbolizando la violencia que se sufre en los puestos fronterizos de todo el mundo.
Durante el picnic, alguien de dentro informó a lxs organizadorxs de que, por la manifestación, se cancelaron las horas de visita del día, lxs prisionerxs fueron castigados con no tener permiso para rezar, se les prohibió fumar ylxs confinaron en sus celdas.
Encolerizadxs por estas noticias, la gente se precipitó hacia la verja exterior del centro de retención y comenzó a golpear las puertas de metal. Poco después, la puerta fue demolida y un grupo de manifestantes atravesó el perímetro y consiguió expresar su rabia directamente por fuera de los edificios donde lxs migrantes están enjauladxs.
Al final, no hubo ningún arresto. Así que el acto de abatir el muro fue simbólico, fue un paso más hacia la destrucción de todos los muros de las prisiones y las fronteras que separan a la gente por todo el mundo.
fuente: Coop Média de Montréal, via Sabotagemedia