La vergüenza no es un trabajo
Parados 8 horas al lado de un autobús policial en la intersección de las calles Charilaou Trikoupi y Didotou (Exarchia), preguntándose cuándo les van a volver a atacar con «botellas» o piedras. Receptores del odio y rabia que impregna toda nuestra existencia. Por lo que ustedes son. Por lo que nosotrxs somos. Por a quienes ustedes sirven. Por lo que nosotrxs luchamos.
Ocho horas seguidas y ahora llega el turno de noche. 19 de septiembre a las 22:00. Cerdos frescos vienen a reemplazarles. Una pequeña plática y todos entran a la porqueriza móvil.
Pero están por conocernos, cuando menos se lo esperan, cuando acomodan sus culos en el autobús policial, cansados de esa inmundicia que ustedes llaman trabajo.
Dos cuadras después, en la intersección de las calles Charilaou Trikoupi con Dervenion, esperan compas a que el autobús policial comience a moverse. Toman sus posiciones, dejan que pase un poco de tiempo y, entonces, empujan los contenedores de basura y bloquean la calle. Las latas de 10 litros llenas de gasolina ruedan bajo el vehículo. Los policías logran salir justo a tiempo antes de ver la primera molotov encender el material inflamable, con un susto de muerte.
En otro momento, en otro lugar, les estaremos esperando.