Mensaje primero de la coordinadora de las sombras.
«El individuo con la capucha en la cabeza no representa al pueblo, no significa que un grupo de iluminados nos salvará. Jamás se escribirá sobre «ellos» en los libros de historia. «Ellos» no son «ellos», ellos son nosotros, sacando el instinto iracundo en contra de la razón del capital….»
-Lienzo anónimo. Chile 2009
“No tenemos ilusiones. No tenemos ninguna esperanza. Por eso somos peligrosos. No nos hacemos ilusiones que van a tomar todo esto en cuenta. Todos los días entierran nuestros gritos en su mentira. Adiós. Nos van a ver desde sus sofás en sus televisiones. Historia ahí vamos. Mira arriba, hacia el cielo’”.
“Nosotros destruimos la paz social que están construyendo día y noche, lavando el cerebro de los ciudadanos para que obedezcan y se callen […] No es que nuestras palabras sean crueles. Cruel es su realidad.”
-Jóvenes sublevados. Grecia, invierno 2008
A la juventud que combate.
A los colectivos e individuos cansados de la pantomima reformista y conciliadora.
A los rebeldes que resisten la ofensiva del estado empresarial mexicano y de las izquierdas cómplices.
A los oídos receptivos.
Aires de rebelión se han desatado en fechas recientes por las calles de las grandes urbes de los territorios administrados por el E$tado mexicano. Los vientos nuevos traen consigo, -revitalizadas- las practicas e ideas de la rebelión, son soplos por ahora pasajeros que prevén la extensión de nuestros anhelos, el arribo de los gélidos cataclismos revolucionarios. Nosotros, quienes como muchos ansiamos la caída de la mega estructura, hemos visto con ojos alegres a las bandadas de insurgentes que armados con sus cuerpos, sus pasiones y su ingenio artesanal, han asediado la estabilidad de los cimientos del modelo. Somos parte de ellos y de ellas, y ahora nos toca defender nuestras ideas. Esta no es esta la primavera mexicana, es el invierno subversivo, que aquí como en el resto el mundo, joven, testarudo y encapuchado, ha llegado para quedarse.
Nos toca hablar.
No nos representa la CNTE, tampoco MORENA y su deschavetado líder, no nos representan los grandes congresos del “movimiento social” donde los oradores hablan de todos menos de la lucha real, no nos representa el 132, ni las tribunas de estudiantes amaestrados. No reconocemos representantes, no somos el partido que busca aglutinar el descontento bajo el manto de sus consignas (“históricas”, “incendiarias” o “innovadoras”), lo han dicho otros compas, no somos de ningún partido, por qué ningún partido puede encarar nuestra meta final. Somos hijos de las márgenes, lo que crecimos entre comida enlatada y cancerígena, en casas asfixiantes y carentes, entre publicidad saturada de imágenes y de mentiras, y rodeados de valores opresivos y degradantes. Somos de los millones de las cifras escandalosas, somos de los llamados “ninis”, también de esos millones que estudian y no encuentran trabajo, o que trabajan/estudian mientras se llenan los bolsillos de migajas, frustraciones y rencores. A nosotros la “alta” cultura no nos llega, nos crió la cultura de masas, a pesar de ello –hoy- nuestros referentes son la solidaridad directa y la acción sin intermediarios. Somos datos duros en las cifras, somos nombres pequeños en la nota roja, somos esos que solo han empezado a existir cuando taparon su rostro y escupieron su odio. Somos orgullos por reconocernos como la punta de lanza de la nueva subversión planetaria No queremos saber ya nada de sus enredadas estructuras, y nuestra guerra parte de violentar los valores que sustentan sus laberintos simbólicos.
No haremos más análisis llenos de aburridos datos de por que el sistema nos roba. No hay mucha necesidad en desentrañar la reforma educativa, energética o de hacienda, no somos estadistas. El estado-gobierno es un órgano de control, nacido por la necesidad de oprimir a los ya oprimidos; todas sus reformas, todos sus cambios, sus mejoras o sus revoluciones, no nos incuben, pertenecen a sus lógicas, inadmisibles para los que deseamos un mundo sin tiranos. El estado-gobierno es parte fundamental de este modelo de vida que genera las frustraciones, los odios, y las conciencias, esas mismas, que apuntan (deberían apuntar) hacia su destrucción. Es el modelo el que nos roba la vida, esta desnaturalizada vida en la que nos han dicho que hacer, que no hacer, directa o indirectamente desde que nacemos. Nosotros no podemos decidir a pesar de que la estructura se levanta sobre nuestros hombros y gira a costa de nuestros brazos. El estado, el modo de organización económica, y la sociedad que engendran estos, nos han dictado todo, nos han planificado como morir. Han decidido todo, ahora no nos dirán como o contra que revelarnos.
«La revuelta necesita de todo, diarios y libros, armas y explosivos, reflexiones y blasfemias, venenos, puñales e incendios. El único problema interesante es cómo mezclarlos.»
-Ai Ferri Corti, Panfleto insurreccionalista.
Partimos del decir no, no queremos ser ciudadanos con un rol establecido. No queremos ser manifestantes, con una ruta delimitada (amigable y testarudamente inofensiva). No queremos ser mercancías de carne y hueso que viven para producir y consumir en un ciclo absurdo y criminal. Queremos rebelarnos y en la rebelión negar su mundo y todas las artimañas que ocupa este para readaptarnos; las lógicas de la negociación, la conciliación y la asimilación. Buscamos confrontar todas las aristas de la dominación: la nación, el machismo, la religión, toda esa mierda que quiere que seamos su servidumbre. Apuntamos a que los impulsos de revuelta se extienda en nuestras existencias y en las de otros. La revuelta no se cierra a los momentos en los que escandalizamos y atrofiamos ciertos puntos de la ciudad; cuando pintamos, gritamos, corremos, destruimos o intervenimos, aunque la potencia lúdica, estética y creativa alcanza en estos hechos un punto muy importante. La revuelta no solo es estridente, la revuelta está en todo gesto o acto que niegue y trate de edificar una realidad diferente. Nuestro llamado es a los y las compas a que extiendan la palabra y la acción, la pelea no solo es factible entre grandes grupos de compañeros, podemos desatar la revuelta directa en otros espacios, con pocos recursos, con pocos compas, incluso solos. Para ello solo hace falta convicción y cierta planeación. Recuperar nuestras vidas se vuelve una praxis cotidiana. Como ejemplo, las recuperaciones (expoliciones, “robo”) son una herramienta que podemos usar, tanto en el sentido de autorrealización y para cubrir necesidades propias, como también para distribuir los recuperado entre los oprimidos y realizar así una acción de agitación. La revuelta también necesita de palabras, ritmo, infraestructura y sabor.
«El espectáculo a querido hacernos ver temibles, nosotros sabemos que somos peores.»
-Mentenguerra Rapero de España.
Gente imbécil detrás de micrófonos y de plumas “públicas” trata de difamarnos con adjetivos cuyos significados los muy idiotas desconocen: vándalos, anarquistas, infiltrados, provocadores, violentistas. Somos vándalos por que no reprimimos nuestros impulsos destructores, más que necesarios para agrietar la maquinaria social. Solo con la violencia rebelde (consciente) se rompe la ilusión de estabilidad que nos quiere vender el sistema. ¡El antagonismo existe! ¡Los poderosos y sus esbirros no son ni podrán ser nuestros iguales! ¡No merecen ningún respeto! Somos anarquistas en el sentido de que desconocemos a sus autoridades y ponemos nuestra confianza en las capacidades de las individualidades para auto-organizarse (en nuestras propias capacidades), no nos digan que esto no es imposible, en comunidades autóctonas de muchos rincones del mundo (incluyendo México) hay practicas de autonomía y organización horizontal, y en expresiones varias de rebeldes a lo largo de la historia, hemos visto experiencias de organización (no perfectas, pero reales) entre hombres libres e iguales. Somos infiltrados por que nos colamos en los espacios donde podemos desenvolver nuestra practica subversiva, en estos puntos buscamos reconocernos en las diferentes expresiones de inconformidad, aún cuando estas manejen discursos asimilables para el sistema, ya que en estos movimientos encontramos a compas que dejan o dejarán (después de conocer la lucha callejera) atrás la miseria del reformismo para asumir una postura revolucionaria, muchos de los nuestros pasaron por este proceso, y de ello no nos avergonzamos. Ante esto hacemos un señalamiento, nacido de las experiencias recientes. Habrá que ser inteligentes en este sentido, nosotros no representamos ningún movimiento vertical, ni las siglas o los postulados de organización de masas como los sindicatos, por lo que actuar dentro de sus movilizaciones implica un alto riesgo, estos grupos ya han actuado en contra de nuestros compas. ¿Por qué tener que ir a buscar a nuestros afines a protestas plagadas de ciudadanos-policías? Mejor será crear espacios en los que estos compas se nos sumen. No descartamos que habrá momentos en los que valdrá la pena sumarnos a las movilizaciones reformistas, como en escenarios de crisis, pero será mejor esperar a que estás las generen ellos mismos (cosa probable) y no botar la primera piedra nosotros, ya que en esos casos atentarían –como ya lo han hecho- contra los nuestros. Y por todo lo dicho sí, somos provocadores, queremos provocar el corto circuito de las relaciones sociales imperantes y difundir y extender miles de cortos.
Nuestra lucha debe trabajar en su seguridad ¿Queremos volver a ser encapsulados por miles de mierdas uniformadas? ¿Queremos tener que andar viendo por la libertad de los compas después de cada protesta? Será necesario tomar en serio nuestra actividad en lucha callejera, a lo largo del planeta se han establecido pequeñas pero efectivas medidas de seguridad para los compas que luchan. El camuflaje es parte imprescindible de nuestra labor, es necesario tomarse enserio el uso de la capucha la cuál tiene que estar herméticamente cerrada, el uso de ropa que evite la identificación de la policía tiene que darse sobre todo el cuerpo, desde los zapatos (no usarlos muy llamativos, o cubrirlos con medias, bolsas o cinta adhesiva) hasta los ojos (utilizar gafas o capuchas que no los muestren), el uso de prendas de ropa varias para despistar a los policías ha dado muy buenos resultados, habrá que llevar más de una. En el sentido de la seguridad no hay medidas de más, es preferible exagerar en la prevención, que luego, tener que enfrentar juicios y tramites legales. En el internet existen manuales varios, donde se dan recomendaciones precisas de cómo evitar la represión policial en la calle, también en los sitios virtuales (aquí valdría hacer un llamado a los compas para extremar la prudencia y no delatar sus actividades a través de las redes sociales; etiquetarse en fotos con capucha se ha vuelto medio de prueba para la represión policial).
«Somos la famosa
parábola de Heráclito el Oscuro.
Somos el agua, no el diamante duro,
la que se pierde, no la que reposa.»
-Jorge Luis Borges
La fuerza de nuestra revuelta radica en que no somos un cuerpo sólido. Somos miles de pequeñas hidras invisibles y resbaladizas. No pueden cortarnos la cabeza porque no tenemos una, somos millones de cabezas en ida y venida. La fuerza de nuestra lucha no crecerá por el robustecimiento de estructuras sólidas, no se aumentará mientras más adeptos tengamos en nuestras “filas”, tenemos que desechar esa ilusión que puede ser muy perjudicial para la subversión, no queremos que nuestros compas se suban a nuestro barco, queremos miles de lanchas en muchas direcciones, que puedan atacar, cuando así lo convengan, en conjunto. Nuestra fuerza crecerá en la medida en que nuestros grupos, colectivos, núcleos, proyectos se vuelvan más agresivos y conscientes. La informalidad nos ofrece además, seguridad, ante eventuales golpes represivos. A diferencia de las estructuras verticales que son erradicadas con un golpe a su estructura, las redes de células pueden ser mermabas, pero siempre habrá quienes puedan continuar el camino. La cuestión según vemos, es fortalecer nuestras trincheras, no esperar a que otros (muchos) vengan a fortaleceremos.
«Al buscar lo imposible el hombre siempre ha realizado y reconocido lo posible. Y aquellos que sabiamente se han limitado a lo que creían posible, jamás han dado un solo paso adelante.»
-M. Bakunin
Antes de que los merolicos ciudadanos-mediatizados inicien con sentencias absurdas que nos sabemos de memoria “si tanto odian al sistema por que usan internet”, “si tanto odian el sistema váyanse a cuba” “pónganse a trabajar huevones sin quehacer” les recordamos que acatando las normas y reglas de lo establecido nunca se ha llegado a nada. Nosotros tomamos posición, entendiendo que estamos del lado minoritario y vulnerable. Nos levanta nuestra dignidad y la belleza propia de nuestra ideas, que a diferencia de las suyas (sus ideas), nosotros si tratamos de concretar en la acción. Somos responsables de nuestra postura, nosotros no somos de los que hablan de represión policial, somos conscientes de que nosotros tratamos con desprecio a los líderes y a sus cobardes servidores, así que no esperemos trato diferente de su parte. Tomamos posición en esta guerra a diferencia de ustedes, que se ocultan detrás del manto democrático de la diversidad, y el respeto a la pluralidad. Nosotros no queremos dialogar, ya estamos hartos de eso, nuestra palabra la botamos al cielo, como botamos las piedras y el fuego. A quien le toque le tocó. Estamos aquí porque nos cansamos de ser víctimas.
Hacen falta más palabras, que defiendan la lucha callejera, que reivindiquen la necesidad del conflicto, que narren la práctica que con pasión y alegría venimos construyendo, las capuchas se siguen levantando, vamos a ser más y mejores, para eso habrá que saber hablar y dialogar. Invitamos a los compas a que sumen sus palabras. Los invitamos sobre todo a que sean ingeniosos y activos. SOMOS MUCHOS, MÁS DE LOS QUE TODOS CREEN.
A usted buen –joven, señor- ciudadano que quiere saber quién es el encapuchado, no pregunte quienes somos, los encapuchados nunca lo revelaremos, nos importa una mierda su mundillo de rostros y de fama. Pero fíjese en los chicos “normales” en la parada del camión, parece que esperan el autobús de ruta, mire con atención al compañero callado del pupitre de alado, a la chica cortes del escritorio de enfrente, al amable empleado del restaurant.
Puede ser que donde antes solían recoger y descargar humanos-mercancía unos muchachos levanten una barricada, que el pupitre y el escritorio sirvan como su leña, o que usted sin saberlo (lejos de ahí) coma la sopa donde nosotros escupimos.
El espectáculo ha muerto. No nos dejaron soñar, ahora no los dejaremos dormir.
Se acabó la paz. Ahora el mundo nos pertenece.
Ni de izquierda ni de derecha ¡Somos los de abajo y vamos por los de arriba!
¡Capuchas al grito de guerra!
¡Este 2 de octubre no prenderemos velas, prenderemos barricadas!
México, finales de Septiembre. Desde la cloaca de alguna urbe.
Coordinadora de las sombras
Posdata: Un fuerte abrazo para los y las hermanas de los bloques negros y de las trincheras encapuchadas de Chile, Colombia, Argentina, Brasil, EUA, España, Inglaterra, Turquía, Egipto, Canadá, Indonesia, Rusia, Italia, Ucrania, Francia y del resto del mundo. ¡Todos vándalos, todos provocadores, todos irreductibles! Solidaridad con la resistencia de los antifascistas y revolucionarios griegos ¡Pavlos Fyssas presente!