Kulon Progo, Indonesia: El campesino Tukijo, excarcelado

lahanPor fin, la mañana del 3 de octubre de 2013, Tukijo salió de la prisión de Yogyakarta recibido por su familia, campesinxs de Kulon Progo y solidarixs. No se podía contener la emoción cuando sus amigxs lo abrazaban, una dura prueba sin sentido y vengativa había llegado a su fin.

Tukijo es uno de lxs miles de campesinxs de la costa de Kulon Progo que defienden su tierra de una empresa minera australiana en colaboración con el líder feudal local. La policía lo arrancó de sus campos en mayo de 2011 y lo sentenciaron a 3 años de prisión por no hacer más que decirle a un trabajador de la empresa que se marchara de su tierra.

Después de casi dos años y medio de prisión, Tukijo ahora podrá volver a su granja a plantar chile y sandía, pues aún Indomines no le ha arrebatado su tierra por su mina de arena ferrosa. Ya sea por la caída del precio de las acciones, la disminución de  la demanda de hierro de China o por la resistencia determinada de lxs campesinxs, los planes de la empresa minera se han pospuesto una y otra vez.

Pero la amenaza minera no se ha alejado. Noticias preocupantes han llegado las últimas semanas sobre aldeanxs del otro lado del área minera aceptando depósitos de la empresa y accediendo a la venta de sus tierras. Un gran shock para el resto de aldeanxs, que se han ido involucrando más en la resistencia a la mina. Creen que están más determinadxs en la lucha, pero ahora observan lo fácil que le resulta a una empresa manipular cualquier debilidad.

Aunque lxs campesinxs de Kulon Progo han vivido en su tierra durante generaciones y han desarrollado sus propias técnicas para hacer fértiles y productivas las dunas arenosas, se levantan en contra de los líderes feudales locales (el Sultán Hamengkubuwono X y Paku Alam), que reclaman la propiedad definitiva de todas las tierras de la provincia Región especial de Yogyakarta, donde no se garantiza ninguna propiedad absoluta. Es una afirmación dudosa que data de los tiempos coloniales, proscrita por la Ley agraria básica de Indonesia de 1960. Sin embargo, el Sultán está intentando fortalecer su posición legal presionando para obtener nuevas leyes. Así, se aprobó el año pasado una ley sobre la “peculiaridad” de Yogyakarta y, la próxima semana, el consejo legislativo provincial de Yogyakarta, probablemente, aprobará una ley que apoya el sistema feudal.

En la región de Yogyakarta, mucha gente no es consciente aun de que su Sultán le ha echado el ojo a sus tierras –quizá están orgullosxs de vivir en una zona donde la cultura javanesa es aún fuerte o ven el sistema como algo mejor que la corrupción rampante que crea tantos problemas en otras zonas. Sin embargo, muchas comunidades son conscientes de ello y resisten. Aparte de lxs campesinxs de Kulon Progo, la comunidad de Parangkusumo es un ejemplo. Este pueblo costero está a unos kilómetros de una playa turística famosa en Parangtritis y se enfrenta a desalojos. La razón dada es una moralista, el gobierno local afirma que la prostitución continúa en los karaokes de allí, pero es bastante obvio que la verdadera razón es limpiar la costa para el desarrollo del turismo.

Así que, aunque por ahora son buenas noticias que Yukijo celebre poder respirar una vez más una bocanada de aire fresco marino en la costa de Kulon Progo, aún les quedan muchos por delante, antes de que lxs campesinxs de Kulon Progo puedan relajarse sabiendo que han derrocado a la mina de hierro de una vez por todas.

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