El día 6 de julio de 2014 fue detenido en Madrid otro anarquista, habiendo permanecido hasta la fecha en prisión preventiva. No entendemos esta detención como un hecho aislado, sino como un golpe más del Estado en este momento en el que se hace presente su necesidad de reprimir.
Tenemos claro que la represión no es algo novedoso, pero también que presenciamos un momento en el cual la contención y la democratización de la población a través de las estructuras en torno a la integración, reinserción, educación social, etc. (que hasta hace bien poco eran uno de los pilares básicos del control social y la pacificación) se recortan cuantitativamente y se ve reducida su eficacia debido a la crisis económica y política. El clima social se altera y crece la crispación, decidiendo no invertir tanto dinero en técnicas y métodos de represión más sutiles, tirando de golpes represivos más crudos, menos adornados, para intentar conseguir castigos ejemplarizantes, intentando así paralizar a las personas que no están dispuestas a dejar que hagan con sus vidas lo que quieran. Cuando recurren a esta manera de golpear y reprimir, cuantos más duros son lo golpes, más restrictivas las leyes,… significa que es porque deben defenderse y no van a dejar que peligren las estructuras que sustentan el estado y el capitalismo.
Golpean a unos pocos para inmovilizar al resto en base al miedo. Miedo a la cárcel, miedo a las porras, miedo a multas desorbitadas, miedo al miedo, aprobando leyes cada vez más restrictivas, reprimiendo económicamente a la gente, asfixiándola cada vez más, aprovechándose del momento, atacando a una minoría para que sirva de ejemplo al resto de personas. En este caso esa minoría son los anarquistas. Vemos como una consecuencia lógica la represión a todo aquel que cuestione y deslegitime la existencia misma del estado y de su estructura democrática autoritaria la cual defenderán con todos sus medios. Vemos que les preocupa que los valores y los métodos anarquistas se pudieran extender y estar más cerca de la desestabilización del sistema. Vemos que tienen miedo a ideas y prácticas como la auto-organización, la autogestión, el apoyo mutuo y la acción directa. Miedo a que más gente las acepte y las haga propias. Lo vemos en los esfuerzos de los medios de comunicación, intentando constantemente crear alarma social, una opinión pública, la opinión que les interesa, de manera sensacionalista, sin reparo alguno en mentir y distorsionar la realidad, descontextualizando los hechos para imposibilitar hacer un análisis crítico de nada, y allanando el terreno para nuevas medidas represivas, creando una tolerancia a sus actuaciones y que la gente las acepte, las vea necesarias o al menos no se rebele contra ellas (contribuyendo en la tarea de democratizar a la gente, creando así ciudadanos/as sumisos/as). Incluso hasta el mismísimo James Madison, uno de los fundadores de la democracia reconocía, “Como la fuerza está del lado de los gobernados, los gobernantes no tiene más fuerza que la opinión”.
Si siempre está justificada la rebelión contra la autoridad, en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia, con cualquier herramienta de las que dispone el anarquismo y la subversión, es justo en estos momentos en los que el Estado comienza a enseñarnos su faceta más descarnada y cruda (y aún no nos lo está enseñando todo) cuando lejos de amedrentarnos, hemos de echarnos más para delante, hemos de estar más dispuestos a golpear, hemos de echar el resto, porque cuanto más brutal se muestra un Estado, más muestra su debilidad, su miedo a que la situación se le escape de las manos. Si siempre es necesaria la revuelta ahora es más necesaria que nunca, ahora es más necesario que el miedo cambie de bando, y que la dignidad, la determinación y las ansias de libertad estén, más que nunca, en momentos como estos (porque le represión no es nada nuevo y los/as anarquistas la conocen desde el principio de su existencia), de nuestro lado. Porque mañana es tarde y todo será igual.
Contra todo lo que nos somete, guerra social por la anarquía.
Solidaridad con los/as represaliados/as y presos/as anarquistas. Por todos los caídos como hombres y mujeres libres. La continuación de la lucha y su recuerdo les mantiene vivos.
Que lo solidaridad no quede solo en palabra escrita