El 17 de enero del 2015 nos presentamos en la comisaría de policía en la zona de Charilaou, en la ciudad de Tesalónica, para devolver un poco de la violencia a los que son los primeros en ejercerla diariamente.
Si hacemos un listado de los incidentes de brutalidad policial de los últimos meses, veremos que esta será bien larga: La represión de las manifestaciones del 17 de noviembre y del 6 de diciembre por toda Grecia, la represión contra las limpiadoras despedidas del ministerio de finanzas, la represión contra los protestos de personas discapacitadas y las operaciones de limpieza contra migrantes, son apenas algunos de los incidentes registrados. Ninguno de estos sucesos nos sorprendió, solo nos llenaron de más odio. Las denuncias vagas por el uso desmedido de violencia, a parte del hecho de que no son de nuestro interés, solo sirven para engañar y ocultar la esencia del papel que juegan estos cabrones en general. Como guardianes del sistema, estarán siempre empapados de odio para lxs que luchan en su contra y lxs perturbadores del orden y tendrán que provocar temor y miedo a todxs lxs demás.
Indiferentemente de si reciben sus ordenes de un gobierno arrogante y abiertamente fascista o de un gobierno «izquierdista» de flores, su rol será siempre el mismo: la protección de los poderosos y del Capital.
Hace poco, el Estado griego inauguró las prisiones de máxima seguridad de Domokos, que las preparaba desde hace tiempo para imponer condiciones de encierro más duras a la población carcelaria en lucha, buscando enviar un mensaje claro acerca de lo que depara el futuro para lxs que luchan. Además, el hecho que la vigilancia externa de las prisiones pasa a ser una tarea de los pacos les da carta blanca para imponer sus bravuconerías y brutalidades sobre los presos en cualquier momento dado.
Así, con la memoria clavada en la conciencia, no olvidamos aquellxs torturadxs en los calabozos y los interrogatorios, aquellxs ejecutadxs en las calles, aquellxs apaleadxs en las manifestaciones, aquellxs privadxs de su libertad a manos sucias de los pacos, aquellxs que no dudaron resistir a los ataques, las palizas, los registros y los cacheos corporales, aquellxs que mantienen su odio intacto e firme.
Con o sin pretexto, los pacos serán siempre un objetivo de ataque.
No importa cuantas flores promete la primavera gubernamental que viene, una molotov siempre será más linda.
No dejemos nada sin respuesta. Ataquemos a los aparatos del Estado y del Capital.
Solidaridad con lxs revolucionarixs presxs.