Recibido el 10 de agosto:
Como ya es sabido, en los últimos meses ha existido una serie detenciones de jóvenes acusadxs de participar en disturbios y enfrentamientos con las fuerzas represivas, acciones llevadas a cabo por encapuchadxs en universidades. Algunxs de ellxs hoy permanecen en diversos regímenes de encierro, desde arrestos domiciliarios hasta prisiones preventivas.
Algunxs compañerxs ya han reflexionado sobre el rol de la represión selectiva del Estado y de cómo l@s poderos@s intentan ir quitando terreno a las diversas expresiones de conflictividad contra el orden establecido.
Nosotrxs, individuxs que nos encapuchamos y utilizamos la violencia insurrecta contra l@s opresores/as como parte de la lucha multiforme por la liberación total, creemos que depende principalmente de nosotrxs mismxs si nuestras prácticas de lucha terminan por apagarse de manera definitiva. Por lo mismo, queremos hoy difundir algunas de nuestros análisis y reflexiones.
1.La situación represiva.
Es evidente al analizar la situación represiva, que el poder ha estado ampliando el radio de acción represivo a sectores más allá de los ya conocidxs enemigxs internxs (ex militantes de guerrillas marxistas no arrepentidxs, anarquistas insurreccionales y mapuches en resistencia), para sembrar el castigo y el miedo entre estudiantes movilizadxs radicalizadxs y otros sectores que emprenden diversas luchas al interior de la sociedad.
Esto ya se avizoraba y anunciaba en un contexto de “movilizaciones y agitación social” en donde el poder intenta imponer como única forma de trasformar la realidad el ajustes al sistema a través de las instituciones y los conductos pacíficos y establecidos por el orden democrático.
Para lograr tal fin, l@s poderos@s, en paralelo al despliegue de su ejército comunicacional y periodístico, afinan sus mecanismos legales, endureciendo la Ley de Control de Armas en paralelo a la Ley Antiterrorista, para castigar a lxs alzadxs y sembrar el miedo buscando inhibir los actos de revuelta y de violencia revolucionaria.
2. No todo está vigilado: contra el victimismo y la idea de que todo es un montaje.
Un error muy grave cuando el poder despliega su represión es dejar que ésta fluya sin resistencia ni ofensiva alguna de nuestra parte, así como también pensar que el enemigo nos tiene a todxs vigiladxs y que es imposible llevar a cabo conspiraciones, ataques y actos de violencia contra el poder.
Una noción recurrente a combatir es la idea de los montajes, la cual para algunxs suele ser el primer discurso defensivo (casi como un comodín) a la hora de enfrentar la represión. Esta idea suele acompañarse de la idea de la víctima inocente y del “derecho a manifestarse”.
Contrario a lo anterior, la postura anárquica insurreccional y los años de experiencia en este y otros territorios plantea que es posible mantener la coherencia revolucionaria y al mismo tiempo rechazar los cargos y acusaciones impuestas por el poder, sin asumir ni validar la lógica de culpables e inocentes, propia del lenguaje y de los mecanismos jurídicos y legales creados por l@s poderos@s.
También, es importante combatir la idea de los montajes en relación a la estúpida creencia de que toda acción de ataque viene siempre de la policía. Por supuesto que la represión suele sembrar pruebas contra quienes desea perjudicar, pero algo distinto es descartar la idea de que existen individuxs que libre, consciente y autónomamente deciden organizar, planificar y llevar a cabo ataques contra la autoridad y su normalidad.
Nuestra posición no es la de jóvenes estudiantes o “luchadorxs sociales” que luchan con sus manos limpias y se manifiestan pacíficamente. Nos posicionamos como enemigos declaradxs de toda forma de autoridad, dispuestos a organizarnos para fabricar bombas molotovs, levantar barricadas y atacar a la policía cubriendo nuestrxs rostrxs para no ser detectadxs por los ojos de la represión.
3. A no detener el accionar.
Este es un momento que hay que saber aprovechar para fortalecernos como individuxs y como grupos de acción anarquista.
El momento es propicio para profundizar nuestra crítica hacia el orden social en su conjunto, impulsando en la práctica el rechazo a las normas y ofertas de comodidad, arrepentimiento y victimismo que ofrece la sociedad.
Es tan importante hoy defender la lucha callejera en los espacios de combate ganados con décadas de prácticas de insurrección como también combinarla con otras prácticas de revuelta en otros espacios, tal como lo han entendido y llevado a la práctica lxs compañerxs que hace unos días levantaron barricadas en distintos puntos de la ciudad.
Sin bajar la guardia, minimicemos los riegos y combatamos las imprudencias. Tengamos siempre presente que en la continuidad y proliferación de la acción autónoma, en nuestra capacidad de proyectarla en el tiempo y de activar la creatividad radica la potencialidad del ataque difuso e informal, para ser un peligro para el poder y no hacer de nuestros pasos algo predecible para el enemigo.
A quitarle terreno al miedo, el silencio y el inmovilismo que intenta imponer el poder para frenar el avance insurreccional.
Afilemos discurso y acción.
Solidaridad con lxs presxs de la lucha callejera y con todxs lxs compañerxs secuestradxs por el poder.
Algunxs encapuchadxs antiautoritarixs.