Desde el comienzo de la 1ª Feria del Libro Feminista y Autónoma de Porto Alegre (FLIFEA), sufrimos persecuciones y agresiones machistas y fascistas, con amenazas, provocaciones y presencias hostiles que se confirmaron y enfrentaron en todo momento. Aunque lo que tuvo lugar la noche del domingo, 1 de noviembre de 2015, merece una denuncia específica para señalar la violencia estatal que expresa la misoginia institucional que inflige a las mujeres de forma sistemática.
La noche del domingo estaba teniendo lugar un ensayo artístico con la presencia de unas 20 mujeres cuando llegó un vehículo con dos policías que vinieron supuestamente debido al ruido. Estos filmaron e intimidaron a las mujeres presentes que estaban hablando con ellos, lo que provocó reacciones de protesta entre las mujeres que buscaban la manera de protegerse, organizar la retirada del punto y grabar la situación. En seguida llegaron otros vehículos con más policías que fueron extremadamente agresivos y marcadamente racistas desde el principio e intentaron detener a una de nosotras de una forma violenta, lo que desencadenó una serie de agresiones físicas por parte de la policía, por las cuales nueve mujeres resultaron heridas, siendo cuatro de gravedad que necesitaron tratamiento médico.
Tuvieron lugar muchas agresiones de forma simultánea, habiendo incluso policías que sacaron armas de fuego –uno de los policías sacó un arma y amenazó a varias de nosotras diciendo: “yo las voy a quemar”. Entre las amenazadas en esta situación, una de las mujeres llegó a avisar de que estaba herida, lo que no fue relevante para los policías. Dos vecinos que estaban en la plaza en el momento de lo ocurrido recibieron golpes de porra de la policía. Las mujeres que llevaban móviles estaban en el punto de mira de las agresiones y la policía robó dos de ellos. Algunas de las mujeres que intentaban huir fueron perseguidas y derribadas sin conseguir evitar las agresiones policiales, tiradas en el suelo recibían porrazos y patadas, mientras otras volvían para colocar sus cuerpos como escudo para intentar protegerlas y sacarlas de allí. Esa escena se repitió sucesivamente y, entre palizas a porrazos, las mujeres consiguieron llegar a las proximidades del hospital de Clínicas, cuando los policías finalmente se dispersaron.
En ningún momento las compañeras se echaron atrás, conseguimos reunirnos de forma segura para escribir este relato y llamar a la solidaridad de todas las personas que puedan apoyar en este momento. Está programada la continuidad de la feria el lunes (2/11/2015), en el mismo lugar donde ocurrieron estas agresiones. Teniendo en cuenta que habrá mujeres que lleguen sin saber lo ocurrido, tenemos que estar presentes y necesitaremos todo el apoyo posible. Comenzaremos el día con una conversación sobre la situación. Necesitaremos la presencia de la mayor cantidad de personas posible para garantizar la continuidad de la feria el último día. Así responderemos, sin callarnos y resistiendo juntxs, no solo en la lucha por la calle y el espacio público, sino también contra un sistema que no admite la auto-organización de las mujeres y que se siente amenazado por nuestra existencia insumisa. El aumento del odio que la misoginia tuvo con este suceso se ha desenmascarado y sentimos que esto es algo que hay que enfrentarlo por nuestra propia supervivencia, por todas nosotras que vivimos la guerra de este mundo contra las mujeres.