El Capital en su voracidad infinita, viene reestructurándose, buscando protegerse, en un mundo que no puede soportar ya más su explotación. Como nunca en la historia de las comunidades, los seres humanos se enfrentan a un posible exterminio masivo. La destrucción de la naturaleza al servicio de la ganancia capitalista será el resultado final si la gran empresa domesticadora no es detenida.
Las diferentes luchas deberán pasar, en los años que siguen, de un descontento más o menos visceral y consuetudinario, a proyectarse realmente si queremos siquiera sobrevivir. Si antes la opción de los dueños del mundo era la perpetuación de una vida sin sentido, la cultura de las jerarquías y la explotación, hoy el riesgo es mucho más grave. Los sistemas “naturales” se derrumban.
Nuestra opción y responsabilidad, es la transformación de nuestras vidas, la transformación de los individuos y las comunidades. Nuestra opción y responsabilidad es desencadenar la revolución social. La destrucción de la cultura del aprovechamiento y la explotación, no vendrá de un nuevo maquiavelismo, un nuevo salvador u otro partido que nos venda sus bondades altruistas.
La única opción es confiar en la capacidad humana de trasformar la realidad, de construir nuevos modos de relacionarnos con lo que nos rodea y acabar con los carceleros. La vida, basada en el apoyo mutuo, la solidaridad y la libertad, no sólo es un sueño realizable y por el cual vale la pena luchar, sino que es una necesidad vital.
En la tarea de crear formas de convivencia sustentables ecológica y socialmente, deberemos poner mucha voluntad, los financistas, banqueros, políticos y militares no abandonarán sus privilegios así sin más. Las anarquistas, las refractarias, las revolucionarias, sabemos que no bastan las buenas intenciones sino que habrá que luchar. El mundo de la explotación no sólo se basa en grandes mentiras y creación de necesidades estúpidas, sino también en cuerpos armados que defienden a quienes se benefician de ello. Nuestra responsabilidad, entonces, es anular su poder contagiando nuevas posibilidades más deseables.
Debemos impulsar la acción, las propuestas, la experimentación social y crear los momentos para poner en cuestión realmente la existencia del mundo defendido por el Estado. Las ferias del libro anarquistas son apenas parte de esos momentos que buscan la reflexión y la creación colectiva de sentidos. Son una parte más para potenciar las experiencias de la creación de libertad acá y ahora.
Frente a un continente cada vez más militarizado y extractivizado, frente a un territorio cada vez más controlado, contaminado y encerrado en el servicio, debemos responder firmemente. Sólo la autoorganización de las personas, basándose en formas de relacionamiento libres, placenteras, recíprocas y respetuosas, podrá oponerse a las formas cada vez más centralizadas del capital financiero. Sólo el valor de luchar nos da la capacidad de escribir nuestro destino.
Grupo organizador de la sexta feria del libro Anarquista de Montevideo.
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