[Desde algún lugar] Panfleto por Diciembre Negro

ESPERANZA DE MUERTE

Desde los orígenes de las sociedades autoritarias el poder manipulo a sus integrantes(que lo sostienen o defienden), para hacerles creer que sus «errores del sistema» tienen solución, por medio de la «esperanza» de lograr alcanzar una sociedad «mejor», pero que de fondo, sólo es dilatada con el único objetivo de perpetuar su poder. Adoctrinando desde la cuna, se encarga de domesticar todo pensamiento crítico, todo acto de rebelión contra el sistema vigente y sumiéndolos a éste, mental y físicamente. El policía bueno, el buen gobierno, la buena Religión, el buen capitalismo y la admiración por los fundadores genocidas de la buena patria, son las esperanzas dadas, son la apuesta constante del poder, para forjar al buen ciudadano. Pero en el precisó instante en que se confia en esto, las libertades e igualdad son anuladas. El bienestar social. La Paz social. El poder incorruptible. Al servicio de la comunidad. El paraiso y la salvación. Sexismo y genero. Etiquetas y divisiones= fobias. El empleado del mes y un buen trabajo. Honor y Gloria. Sólo son más que sumisión y resignación aquí en la tierra, como en el cielo. Y anuqué, realmente ninguna de ellas existan (más que en la sociedad actual creada por el imaginario autoritario de los poderosos y sumisos a él) las voluntades individuales, grupales o colectivas siguen siendo controladas, vigiladas, perseguidas, atacadas, reprimidas, desaparecidas, rotas, condenadas, encarceladas y asesinadas al menor intento en tratar de eliminarlas por completo. Son incuestionables, indebatibles e inamovibles.

Desbordados de información científica y religiosa (hogareña y socialmente) que justifique esta esperanza social e individual, se les amamanta desde la infancia en el seno familiar, eclesiástico, escolar, militar y laboral con el respeto que cada una de estas instituciones representan. Respeto al patriarcado o al matriarcado, respeto al pastor del rebaño y su palabra santa, respeto a los directores y profesores, respeto a las fronteras y a sus superiores, respeto al patrón y el salario. Respeto a las jerarquías y a la competencia en toda rama social que mantiene el poder, junto con el control y el orden legal o divino que éste impone. Son el lubricante que mantiene el engranaje del sistema autoritario. Son los creadores de las piezas de todos los tamaños y de sus repuestos correspondientes. Estas pequeñas y grandes resignaciones, se puede reflejar en el cotidiano dialecto y lamento popular con: Es lo que hay, no hay mal que por bien no venga, es una desgracia con suerte, Dios aprieta pero no ahorca, dónde manda capitán no manda marinero, Dios lo tenga en la Gloria, nada tienes nada vales, etc. La sartén y el fuego deberían dejar de ser las únicas opciones. No son la raíz del problema, sino más bien, que son los oprimidos, sumisos y explotados los que deberían dejar de ser alimentos cocinados por el poder, para dejar de seguir saltando de la sartén al fuego, como únicas opciones.
El carruaje de los poderosos es movilizado por desgraciadas bestias, inconscientes o conscientes de su bestialidad. Inconsistentes resignados o conscientes por beneficio, ambos sobrevivientes. Tiran sudorosos por la promesa de agua y pasto al final de la jornada. Y con la esperanza(alentada por el chofer) de llegar algún día a poder dirigir ellos el carruaje, para que las desgracias y el sudor sean de otras bestias de carga. Cuando los funcionales al capitalismo se naturalizan. La naturaleza y la solidaridad natural, se compra y se vende. La voluntad humana y la ayuda mutua es quebrantada o sustituida por el negocio, por el oportunismo, por el terror a la condena eterna, por la indiferencia egoísta. Como Satélites empujados por fuerzas gravitacionales imaginarias y atraídos por el núcleo del capital, se continúa atrapados por la ambición del poder y de los aspirantes al poder. En tanto, la voluntad, la rebeldía y la esperanza de vivir en una libertad verdadera, es convertida o sustituida diariamente, en una carcelera, sumisa y explotadora esperanza de muerte.