Comunicado recibido junto con las fotos el 17/02/2018:
El folklore de las fechas hace su llamado nuevamente, esta vez, como tantas otras, una convocatoria ciudadana se asoma tras las banderas feministas, amparada por partidos políticos y gestionada por el patriarca estatal, algunxs le llaman “paro de mujeres”, otrxs “jornada de lucha”, y todxs se abren un espacio para inundar de discursos con sabor a reforma y negación de la individualidad, llenan sus bocas con palabras eslogans como “neoliberalismo”, “represión” y “empoderamiento”, aliento al viento con el único fin de llenar sus filas, sus urnas y sus bolsillos.
El grito feminista y antipatriarcal se expande por el aire, y no debiera asombrarnos que cada parcela del poder busque tomar su porción de la torta para poner su firma detrás, que nuevamente la procesión desfile por las calles del centro sacándose fotos con sus carteles indignados, que los medios de incomunicación aparezcan morbosos esperando algo fuera de lo normal, para luego desplegar toda su parafernalia periodística buscando separar a “lxs violentxs” de “lxs manifestantes”, el guión se ha cumplido y se seguirá cumpliendo en cada manifestación, porque saben que somos peligrosxs, saben que no tenemos miedo, que no solo no nos callamos, sino que no respetamos ni sus instituciones ni sus lógicas autoritarias, saben que la rabia feminista se liberó, se hizo acción y despertó sonrisas y gestos solidarias en cada unx de lxs que sentimos al patriarcado imponiéndose diariamente en nuestras vidas.
Por eso no debiera tampoco asombrarnos que estos mismos medios, que estuvieron durante los últimos meses intentando recuperar el discurso feminista bienintencionado a su rating semanal, sean los mismos que el 9 de marzo repudien cualquier acto vandálico sucedido, amparados en que “les dieron lugar de expresarse libre y pacíficamente”.
Estas palabras son para lxs negadorxs, lxs rebeldes, lxs antiautoritarixs, lxs anarquistas, y todx aquellx que este cansadx de esta sociedad y sus relaciones, para quienes aborrezcan a la policía, quienes no esperan ver las iglesias en llamas, sino que cargan tras de si el combustible para ver su sueño hecho realidad, para lxs que siguen vivxs entre la masa y no se refugian en una imagen tras las pantallas, lxs que amamos la destrucción de este mundo, así como la creación de nuevas relaciones libres de autoridad, para lxs que cubrimos nuestras caras para no esconder nuestras intenciones, lxs anónimxs que preferimos ver arder los cimientos del estado y el capital, porque no nos conformamos con volver a nuestras casas satisfechxs, ni nos interesa aparecer en el espectáculo televisivo.
Este es un llamado a mantener viva la rabia, a tensionar nuestras prácticas para volvernos más efectivxs, a cuidarnos y cuidar a nuestrxs compañerxs, pero sobre todo a no escondernos cuando la represión llama a la puerta.
El estado ha dejado al descubierto sus armas, esas mismas que durante los últimos años escondían para la tortura a puertas cerradas, hoy las sacan a relucir para imponernos el miedo y la paranoia, para encerrarnos en nuestras casas o tras las rejas, pero es justamente en estos momentos cuando buscamos ser tan sigilosxs como ruidosxs dependiendo la circunstancia, es justamente ahora cuando más importa dar un paso adelante y responder.
¡No dejemos que los recuperadores transformen la rabia en publicidad!
¡A expandir la revuelta más allá de los limites políticos y ciudadanos!