Hace tres años un cruce de caminos desafió las lógicas que para aquel entonces se arraigaban en mi imaginario sobre la lucha contra la autoridad. Algunas palabras de Javier bastaron para romper de forma repentina y grata una serie de parámetros que hasta el momento parecían incuestionables, me refiero al etarismo, que nunca pareció presente y solo me di cuenta cuando tuve la oportunidad para alejarlo de mi vida.
Así a lo largo del camino se rompen muchos prejuicios que parecieran no existir por el hecho de constantemente deconstruir una serie de valores que han sido impuestos a lo largo de la vida. Sin embargo, así pasa con muchos otros parámetros detestables que se hacen presentes en la cotidianidad y configuran una realidad, donde asumir que se está desligadx ahorra el tiempo de trabajar en nuestras propias contradicciones.
El Javi sigue siendo eso en mi vida, un llamado constante al cuestionamiento, la perspicacia que evita ser consumidx por la maquinaria social, y por supuesto un aliento para continuar luchando contra la autoridad.
Más allá de las consignas, el ejercicio de la memoria es el resultado de entender que cada acto, esfuerzo e historia de vida forma parte de una lucha a la que damos continuidad en sus múltiples formas, desafiando al olvido de la sociedad donde lxs muertxs forman parte de la estadística.
En su vida Javier se declaró en guerra contra el Estado, hizo de la solidaridad una práctica, así como el constante y diverso accionar subversivo, camino en el que tropezó y siguió avanzando, como todxs aquellxs que plantean su vida de la misma forma, razón suficiente para seguir recordándolo y avanzando con su memoria en este camino.
Solo mueren aquellxs que son olvidadxs.
En tu memoria y por la libertad, seguimos desafiando la autoridad: JAVIER RECABARREN PRESENTE.
Principios de Abril, 2018.-