La compañía de telefonía móvil Cosmote es una filial de OTE, o sea de la ex compañía telefónica estatal, que cuando se privatizó, el 30% de sus acciones pasó a la alemana Deutsche Telekom. La administración de Cosmote decidió, de golpe y con procedimientos sumarios, echar a la calle a 120 trabajadores. En el comunicado de la Dirección de la compañía no existe en ninguna parte la palabra «despido». Se llama «re-organización de operaciones limitadas», y se presenta en forma de cese voluntario. Según unos altos ejecutivos, unos verdaderos perros de sus amos, «los ceses (¡) (retiradas)(!)» se efectuarán (¡)con pleno respeto a los trabajadores (!), con previa consulta y sin que Cosmote haga uso del derecho dado por la ley de unos 30 despidos al mes… Estos despidos son el preludio de más despidos en todas las otras empresas todavía pertenecientes al sector público o privatizado.
Además, con respecto a los trabajadores de OTE, se anunció un aumento de las horas de trabajo para todo el personal, la eliminación de subsidios concedidos con convenios colectivos y la eliminación del traslado de los trabajadores en autobús de/al edificio de la sede de la Compañía. El trabajo en domingos y festivos se pagará acorde con la nueva legislación laboral, con un suplemento de un 75% y un día libre por cada 8 horas de trabajo en domingo y festivos. Hasta hoy el suplemento por 5 horas de trabajo en domingo y festivos es 175%.
Las condiciones de trabajo en Cosmote son por lo menos indignas e inhumanas. Los trabajadores están sometidos a un control diario de su rendimiento. En algunos departamentos, se cuentan hasta los pocos minutos que faltan por sus necesidades biológicas, y con frecuencia se les avisa de repente que vuelvan a su puesto de trabajo, interrumpiendo su descanso, hagan lo que hagan en este momento, a causa de un aumento repentino en el nivel del trabajo. También, se cuentan el «usted» y el «ustedes» que ellos emplean, hablando por teléfono a los clientes de la Compañía. Todo esto tiene una repercusión directa en las constantes evaluaciones que se les hacen a los empleados.
Cuando se agotan y se dan de baja a causa de las duras condiciones de trabajo, tienen que pasar por los comités establecidos sólo en Atenas, mientras que la compañía tiene oficinas en toda Grecia. El certificado médico legal, el cual, según la ley sirve para bajas por enfermedad, no es suficiente para Cosmote, porque según su lógica, siempre existe la posibilidad de que los trabajadores hayan cometido un fraude en colaboración con su médico. Es decir que son culpables hasta que demuestre lo contrario.
Cosmote ha mostrado su verdadera faceta de patrón desde hace mucho tiempo, habiendo contratado a trabajadores “arrendados”, de contrato temporal (bimensual, trimestral). Estos empleados llevan algo más de dos años trabajando en la compañía bajo este régimen, esperando ingenuamente que en algún momento serán contratados por la misma Cosmote con un contrato indefinido decente, que garantice por lo menos algunos derechos laborales básicos (indemnización en caso de despido e.t.c.).
Por el contrario, Cosmote ha llamado a los 40 empleados “arrendados” dos días antes del Año Nuevo para informarles de que les iban a hacer este contrato de 8 meses con una «pequeña» diferencia: ya no van a estar trabajando en el centro de la ciudad, sino en el edificio de una empresa constructora privada ubicado lejos del centro. Por supuesto, la Compañía otra vez tenía la solución: ¡»os vais a trasladar en un autobús nuestro»! Ni hablar del aumento de dos horas al día de la mudanza ida y vuelta al trabajo y de que si se pierde el autobús y no se va o no se llega al trabajo a tiempo, habrá sanciones.
El plazo dado por la Compañía a sus empleados para que decidieran si firmarían el contrato bajo las nuevas condiciones (un lugar de trabajo de acumulación de muchos empleados que todos son telefonistas y, por consiguiente en las horas punta hay un ruido espantoso, descansos limitados a la mitad de antes- 30 minutos por una jornada de 8 horas y en caso de carga de trabajo quedan eliminados-) fueron unas horas y sólo después de fuertes protestas se les dio un plazo de un día entero. Desde luego, no se les dio la oportunidad de conocer el nuevo entorno laboral.
Cosmote es una de las empresas con mayor rentabilidad en Europa. Los sueldos de los empleados constituyen tan sólo el 9% de sus gastos (por lo menos esto es lo que se cita en sus balances). En 2010, el descenso de sus beneficios fue sólo un 7%, en el momento en el que el país vive una de sus peores crisis económicas en su historia contemporánea y la coyuntura internacional es realmente muy negativa. Durante muchos años muchos de esos estaban identificados con la Compañía y los intereses de ella. Ahora sienten la dura realidad: para el Capital, los empleados no son más que unas desechables unidades de producción de beneficios. Pero incluso ahora que Cosmote es rentable, no duda en echarles a la calle.
Siguieron los despidos masivos de empleados permanentes de Cosmote y los «sindicalistas» corporativos de la Federación de Trabajadores en OTE anunciaron una ficticia huelga de 24 horas para el 8 de marzo, para apaciguar las tensiones, por los despidos en Cosmote y en la empresa de artículos de telefonía «Germanós»,así como por los recortes en los subsidios y en las horas extras en OTE. Los trabajadores de Cosmote realizaron una huelga de 48 horas los días 3 y 4 de marzo. Otra huelga de 24 horas ha sido convocada para el viernes 18 de marzo.
Si los trabajadores, en Cosmote y en todas partes, no resisten de forma práctica y organizada al Medievo laboral, los futuros trabajadores se quedarán perplejos oyendo hablar de conceptos tales como «derechos» y «huelga». Si no ponen en duda y no se quitan de encima el yugo de la esclavitud asalariada, las futuras generaciones vivirán la brutalidad salvaje que la humanidad haya conocido jamás.