QUE SE ACABEN LOS CARNAVALES
Puede ser que algunos se queden tranquilos ante la esperada «paz social» que surge como producto de la restructuración del «Estado social» tras el fin del período extremadamente neoliberal y tendente al fascismo del gobierno de Samaras.
Nosotrxs no estamos entre ellos. Es obvio que el Estado, como órgano de represión clasista y como instrumento del Capital por la validación de su dominio, permanece intacto, al igual que nuestro odio.
Puede ser que algunos se queden tranquilos ante la promesa de la restauración del salario mínimo a los 751 euros, haciendo caso omiso del hecho que la propia condición brutal del trabajo asalariado y de la explotación permanece intocable.
Nosotrxs no estamos entre ellos. Nuestro odio por la sociedad de explotación del humano por el humano no se ablanda por las bobadas del circo izquierdista gobernante que tiene el papel de apaciguar los vientos de las explosiones sociales incontrolables que puede traer la actual crisis económica y social.
En resumen: dado que sentimos que nada ha cambiado a nuestro alrededor, no tenemos razón alguna para detener nuestra acción insurrecta.
Ayer, 21 de febrero del 2015, incendiamos cinco cajeros automáticos en la calle Andrianou, en el barrio de Monastiraki.
Nuestras noches (y sus noches también) continuarán iluminándose por los ataques contra los objetivos de la dominación.
TODO CONTINÚA