(Texto leído en el 1er Encuentro Anticarcelario del Bajío)
Escondido entre lo que hoy es una emulación de campamento (camarote); me conecto en este nuestro diálogo íntimo en el que profundizo mi esencia y ese, es precisamente este medio en el que desnudo mi alma y la obsequio, por lo menos mientras me encuentre en este lugar … y es que esa es la razón por la cual no puedo ser presa de mis emociones si quiero sobrevivir… me mantengo vivo y alerta, porque en un chispazo la vida se termina; cuando vives hacinado y soportando una rutina incesante de días, semanas, meses, años, y para algunos más desgraciados que yo; décadas…
Es inevitable la conflictividad y por supuesto todos los aquí recluidos nos volvemos una bomba de tiempo.. Nunca sabes cuándo estallará una de esas bombas y en cierta manera me agrada la sensación de belicosidad en el ambiente. Lo que no me agrada es la resignación de casi la mayoría; porque significa que al renunciar a intentar atacar a los poderosos nos atacaremos entre nosotros… eso me genera repulsión, porque para sobrevivir en ocasiones tenemos que dañar a los también hijos del pueblo…soy consciente de que cada vez que salgo de la celda tendré que guiarme del instinto salvaje para hacerme valer como todo animal salvaje lo haría; con la inteligencia, el instinto y la fuerza física…
Ganándome poco a poco la simpatía de los demás animales, no por mi dinero, ni por mis contactos e influencias, sino por la determinación de no permitir que nadie se apodere de mi existencia, viviendo siempre al margen de las relaciones de poder…
En un lugar como este, alguien marginado como yo solo posee como medios para hacerse respetar sus opiniones e ideas, sus brazos y su cerebro apoyados de la bravura y el coraje del instinto de preservación…
La verdad es que siempre me sobran ganas de que todo reviente, imaginar ardiendo entre las llamas a lxs carcelerxs, a lxs honradxs ciudadanxs y sus instituciones de representación…
Si algo he aprendido durante este proyecto de insurreccionalizar mis ideas; es a valorar y apreciar esa sensación de tener el control sobre mi vida; sensación que experimento muy a menudo cuando enfrento al carcelero, cuando decido no ser víctima del sistema y recobro la dignidad, devolviendo el puñetazo en la boca del estómago, porque es en sí mismo un acto de guerra que recuerda a los animales enjaulados, al compañero apaleado, al preso reducido a la nada, a los pobres y marginados del mundo que han pisado las entrañas de la cárcel, a todos esos seres formidables que resisten diariamente los estragos de la guerra contra la humanidad y la naturaleza, llevada a cabo por la economía global en los estados del mundo; que con sus políticas han sentenciado a muerte al planeta en que vivimos…
Es en este contexto, que el individualismo, de un rebelde solitario, se transforma en organización; pues muchas veces es necesario solamente impulsar una ligera manifestación de desobediencia para contagiar a los otros seres que también se saben pisoteados y humillados, así, es como de apoco se van reproduciendo los actos espontáneos de resistencia cotidiana (rechazo a las revisiones, agresiones a los carceleros, insubordinaciones colectivas, huelgas de hambre,etc)… y a pesar de que muchas de ellas fueron sofocadas al instante y muchos de los que protagonizaron las acciones como coordinación informal de presos en resistencia (CIPRE), optaron por negociar y obtener ciertas comodidades, no podemos dejar a un lado el hecho de que este tipo de acciones eran prácticamente inexistentes durante las últimas épocas de la prisión, por lo menos en la última década…Desde la proliferación de lo que aquí denominamos «la borrega» o «o internos al servicio de las autoridades».
Sin embargo desde aquellas acciones que agitaron el interior de la prisión durante algunas meses, se ha conformado un pequeño grupo de individualidades, a lo cual ellos mismos han denominado llamarlo «cimarrón»… siendo cimarrón: todo animal domesticado que escapa de sus amos y se asilvestra. Este colectivo comienza una larga labor de re-significación y re-apropiación de la vida, desde la resistencia cultural, difumando los espacios institucionales para concretar talleres, platicas, una biblioteca alternativa y en si construyendo una vida comunitaria al margen del tiempo y las restricciones de la cárcel…
Por qué la mayoría de los que somos considerados «criminales» hemos demostrado que podemos asegurar la subsistencia con la inteligencia, el instinto y la fuerza física perfectamente conjugados entre si, haciendo esto de nosotros un enemigo en potencia para el aparto de dominación…
Es por eso que se nos encierra en jaulas y se nos combate de manera tan brutal…
Muchxs criminales no son conscientes de ello, pero habemos otros que si lo percibimos y estamos dispuestos a dar la batalla al monstruo carcelario y toda forma de dominación…
¡Hasta que todxs seamos libres!