Introducción
La intención de este texto es dar una perspectiva internacional de cara al movimiento libertario, repasando los dilemas planteados en el Estado español y en vistas a la repercusión internacional. No queremos referimos sólamente a la campaña concreta y a sus consignas, que de hecho ya ha anunciado una convocatoria a nivel mundial para el 15 de Octubre, sino a la metodología, que podrá volver a repetirse en campañas diferentes si llega a calar entre la gente (nos guste o no).
Para ello en vez de traducir textos ya hechos de todos los disponibles, hemos hecho uno nuevo basándonos en los ya existentes, pasados por el inevitable velo de nuestra subjetividad, en un sentido recopilatorio que pueda ayudar a ver diferentes diversidades de enfoques en los diferentes países donde se pueda dar este fenómeno. Por ello la traducción del texto, y aportación informativa de los casos contextuales por zona geográfica, es también lo que se agradecería aquí.
Sería un error creer que un solo ejemplo es aplicable al mundo entero, pero aún así, el ejemplo de lo surgido en el estado español ha sido imitado en varios países, trayendo confusión a lugares donde no se comprendía esa necesidad de las características de dicho movimiento. La razón es simplemente contextual, porque en unos sitios es tiempo de una cosa, y en otros no. Por que unos sitios tienen una historia, y otros otra. Por ello, explicar la participación anarquista en el movimiento surgido desde el 15M no significa dar razones para defender dicho movimiento, sino presentar los debates que pudieron hacer pensar que podría merecer la pena participar. No por ello participaron todos los anarquistas. Tampoco significa que los anarquistas que participaran no vieran contradicciones o les fuera fácil hacerlo. Ahora, es importante intentar dejar las cosas claras para evitar confusión entre compañeros, en un sentido internacional, para evitar sustituciones de la estrategia política por «modas» momentáneas.
«El movimiento»
Valores
Se trata de un intento por parte de personas que no tienen actualmente actividad política, de encontrarse con gente parecida para compartir los problemas y debatir soluciones. El sistema de comunicación y organización está basado en la igualdad de representación y horizontalidad, y concretamente se ha escogido el sistema organizativo asambleario. La levedad y populismo de los lemas atrae a curiosos y a gente que viendo necesidad de cambio aún lo temen, pero sobretodo a gente que sin antecedentes políticos simplemente está «harta», favoreciendo la comunicación con una parte de la sociedad que antes había permanecido oculta en actividad política.
Defectos
Entre medias nos encontramos con personas que sí tienen militancia política y ven la situación como una oportunidad para engordar sus filas, lanzar sus consignas, pero en un movimiento con diferente nombre. Controlan, manipulan, ralentizan y entorpecen mediante burocracias, “fallos técnicos”, etc… dirigiendo los temas de debate por donde les conviene, o aprovechándose de la supuesta asistencia no continuada de la mayoría para repetir tomas de decisiones o dar cosas por hechas haciendo creer a la gente que se decidió así en algún momento. Hay que considerar que estos buitres ya estaban preparados para el pistoletazo de salida en la carrera del acaparamiento de responsabilidades, sobretodo en lo que se refiere a medios técnicos, comunicación mediática y organización interna.
En su contexto: la izquierda
El quemazón por los asuntos y la lucha política ha acarreado durante los últimos años una gran apatía entre la población, resignándose a su sufrimiento de manera individual, encerrándose en su propio ciclo trabajo-dormir. Evadiéndose de la realidad con la televisión, videojuegos, internet, etc… que son formas direccionadas al aislamiento del individuo en sus casas, sólo salen para el consumo de ocio prefabricado por el propio sistema, encaminado de la misma manera. El ambiente general de que “todos los políticos son iguales” o “no vamos a cambiar nada” dañaba seriamente a la izquierda, claramente estancada por su propia condición partidista. La comprensión de esto, principalmente por chavales recién salidos de universidad, dio lugar a varios intentos en los que vieron que lo que triunfaban eran los movimientos completamente nuevos, apartidistas y con mensajes sencillos. Confiando en que una vez tirados a la piscina de “todos podemos participar”, la experiencia política les sería suficiente para controlar más o menos el rumbo de las cosas (asambleas, organización), se haría un repartimiento final del pastel, tras haberse ido determinando poco a poco la estructura semi-oculta de poder y decisión, con la excusa de la necesidad de organizarse. El no-partidismo evitaría infiltraciones de partidos políticos y presencia de militantes de cualquier tipo (de manera oficial), para que el discurso fuera más humano y menos de panfleto, y mucho más asequible y asumible, garantizando la participación de todo el mundo. Además las ideas que surgieran no estarían sujetas a ningún pasado, liberándose así de las venganzas y odios ideológicos que provoca la represión en los diferentes movimientos sociales. En este sentido resultaba fundamental un ambiente de rechazo a la violencia, ya que sería de esperar que una mezcla de ideologías así en un mismo movimiento causara enseguida conflictos internos. Por otra parte el tema de la no violencia aseguraba su apoyo mediático y a la vez facilitaría la inacción, el control, y de esa manera su seguimiento como experimento, si es que así lo fue.
Detonantes
Lo anteriormente dicho de «varios intentos» hace referencia a los procesos previos. Las movilizaciones de “Vivienda Digna” (VD) bien pudieron ser un ejemplo de esto: No concreción de métodos e ideas en el inicio, ciudadanismo, apartidismo, ambigüedad y populismo con intención de aglutinar a grandes conjuntos de masas, lo cual logró con éxito, mediante una convocatoria básicamente propagada por Internet. También empezó con la estrategia de las acampadas (con vistas a cobertura mediática y real en la calle), haciéndose algunas «acampadas por la vivienda digna». Ahí se vió la chispa de lo que podría convertirse en un nuevo paradigma. Las alusiones a V de Vendetta también aparecieron allí, ahora abiertamente copiadas por el grupo Anonymous. En el caso de VD, la buena intención de muchos compañeros terminó en frustración por el trabajo y tiempo “perdidos”. Finalmente el PSOE (Partido Socialista) sólo tuvo que crear el “ministerio de vivienda” para dar el tema por zanjado en los medios de comunicación.
Mucho después, los temas políticos habían cambiado a la «moda» del momento, a pesar de que el problema de la vivienda siguiera siendo el mismo o peor. El 29 de Septiembre del 2010 se convocó una huelga general, que unió a sindicatos minoritarios y comunistas en Madrid con el slogan «hay que pararles los pies». En Barcelona, se crean asambleas sociales de barrio. Por otra parte ya había estado funcionando el «movimiento contra Bolonia», del cual aparece el grupo «Juventud sin futuro», muy vinculado a ambientes universitarios. Éste movimiento (JSF) que fue previo al de «Democracia real ya» (DRY), tuvo buena cobertura en los medios de comunicación mass media, y luego se adhirió a DRY, sin perder la individualidad. Éste movimiento no sólo no ha ocultado su relación con la plataforma vivienda digna sino que en sus carteles y pancartas utilizó la misma estética, tipografía y colores que VD. Hay que resaltar que el movimiento DRY ya no era de carácter universitario, sino más bien un popurrí de políticos de izquierda, lo que no quiere decir que no ocurriera ya con JSF también.
Para principios de año, el libro de Stéphane Hessel «Indignaos!» ya está teniendo gran éxito en las librerías. En su libro introduce ya el tema de la no-violencia, incluso como respuesta a la violencia. Algunos mass-media más tarde, adoptarían el término «Indignados» para describir a los participantes del movimiento. Por otra parte DRY convoca para el 15 de Mayo de 2011 una manifestación que al pasar por Callao termina en ostias, con varios detenidos. Sin que haya ningún llamamiento oficial, ésa noche acampan en Sol varias personas. Por la noche son desalojados por la policía. Se mandan comunicados de solidaridad por Internet, usando las redes de twitter y facebook, y al día siguiente y a los siguientes, la plaza de Sol se va abarrotando de decenas de tiendas de campaña, creándose un movimiento «Acampada de Sol» que va formándose independiente de DRY, con sus propias estructuras, comunicados, webs, teniendo una amplia cobertura de los medios de comunicación. El movimiento empieza a extenderse por la península, por todas las ciudades y algunos pueblos, creándose acampadas y asambleas por todo el país. Para el 28 de Mayo en Madrid se convocan Asambleas Populares para todos los barrios y pueblos, con mayor o menor éxito dependiendo de la zona, pero formándose más de cien asambleas, algunas con más de mil personas. Una asamblea diferente de trabajadores de barrios y pueblos, que ya tenía trabajo previo al respecto, propone en asamblea en la acampada de Sol y en las diferentes de los barrios una convocatoria para el 19 de Junio, que es aceptada y apoyada, y en la que se crean marchas desde los barrios con éxito que se juntan en el centro de la ciudad. DRY no se queda sola al respecto, pero fabrica carteles propios, aunque los medios de comunicación siguen etiquetando a éstas movilizaciones como las de los «indignados», mezclando con el mismo término a grupos diferentes con autonomía propia, y que no tienen que ver con DRY (1).
Debates generales
Muchos en esencia no apoyamos a ninguno de los movimientos del 15M, Democracia Real Ya (DRY), indignados, etc…, pero a la hora de imaginarnos cómo sería una revolución nos la imaginamos exactamente así: con la gente en las calles haciendo asambleas, autoorganizándose y debatiendo sus problemas sin necesidad de que los hagan los políticos por ellos. En ese sentido ha surgido una división en el movimiento libertario y antiautoritario (en algunos casos sólo momentánea) que creemos que merece la pena analizar en unos puntos de «debates surgidos», que aunque pueden llevar a la comprensión y al aporte en algunos sitios, son debates con una grandísima carga contextual, no siendo válidos en otros contextos, por lo que alertamos de las consecuencias de la imitación del discurso en lugares y tiempos en los que sencillamente, no toca.
Se ha criticado la banalización, infantilización, “alegrización” del movimiento en Madrid perdiendo completamente las ideas iniciales que lo provocaron, así como la combatividad.
La pérdida del rumbo inicial
Por mucho que sea cierto, hay que tener en cuanta que si ocurre algo así es también porque eso se está pidiendo: espacios de encuentro social, donde se puedan compartir todo tipo de talleres, charlas, ideas y debates, con todo el mundo, en contraposición con el estilo de vida aislado e individualista del sistema. Aunque pueda suponer un error en el contexto que toca, esto reafirma la necesidad de espacios liberados para la comunicación y participación social en la realidad como algo común a la sociedad. Las críticas por tanto, en caso de ser hechas, deberían ser las mismas que deberíamos hacernos a nosotros mismos con nuestros centros sociales okupados, que muchas veces terminan cayendo en una dinámica de ofrecer ocio en vez de profundizar en un trabajo político-social real y tangible. En caso de no ser hechas sólo confirman ésa necesidad, la de la interacción entre personas sin roles o etiquetas de militancia, para el reforzamiento de la comunicación y del tejido social, lo que daría más confianza a la hora de trabajar más seriamente en grupo. Estamos hablando de performances, comidas populares, charlas, pases de vídeo, teatros, debates, eventos artísticos, talleres, cursillos de aprendizaje…etc. Pero el hecho de que la gente haya okupado una plaza y ha organizado esas cosas por su cuenta -en vez de venir a nuestro lugar ya okupado y a nuestros talleres ya organizados- es una lección que debemos de estudiar, no un motivo por el cual debamos de frustrarnos. La gente aporta lo que puede, y si el mejor aporte que puede hacer una abuela es cocinar, no debemos criticarla por no estar lanzando piedras o discutiendo sobre política. No por ello deja de ser solidaridad. Gracias a esto, el tema de la comida se solventó rápidamente. Madrid tuvo varias barras libres de comida que funcionaban sin intercambios económicos, en las que llegaron a tener que pedir que no se trajera más porque sobraba.
Otra crítica puesta en debate ha sido la cobertura de los medios de comunicación de las movilizaciones
“La revolución no será televisada”
…dijeron, y así de fácil fue que los gobiernos sólo tuvieron que televisar los altercados para que dejara de ser revolución. Se trata de manipulación, esta vez mental. En cuanto una web se adjudica las comunicaciones “oficiales” del movimiento ya se da por hecho que éste ha sido controlado, que éste va a ser representado por ellos. Curiosamente el movimiento 15M tuvo su interés porque fue algo que sorprendió a todos, es decir, que se les fue de las manos. Así, contra la capacidad de controlar y manipular aparece la de descontrolar y descentralizar.
El estado siempre tratará de etiquetar, asimilar, canalizar, o difamar, criticar y dejar en el olvido a los movimientos sociales mediante los medios de comunicación, y a veces no está en nuestras manos evitarlo. Por ello eso no significa que tengamos que renunciar a participar en el movimiento, aunque tampoco signifique que no tengamos que tener estos factores en cuenta. Hubo sin embargo un debate muy fuerte al respecto ya que en este caso se pidió la presencia de los medios de comunicación, y resultó ser fundamental en el desarrollo del movimiento. Esto no quiere decir que se estaba obligado a ser filmado (las decisiones eventuales de no ser filmados tenían que ser respetadas por la prensa), pero las posturas a este respecto fueron siempre divergentes, precisamente por la diversidad de la gente que participaba. La presencia de cámaras se mezclaba con gritos de «televisión manipulación».
Comprender que no todo va a ser como queremos no impide que seamos cautos, ya que no siempre sabemos quiénes están filmando qué, o si es un manifestante o no. Pero que no nos invada esa timidez paranoica. ¿Queremos saber quiénes son los que nos graban? Grabémosles a ellos. Todos se amoldan a las nuevas situaciones, la policía también, incluso la televisión. ¿Vamos a irnos o a debatir cómo afrontamos las situaciones?
Aquí debemos recalcar las últimas estrategias, que van más allá de la simple mentira o del ocultamiento al que estamos acostumbrados, probablemente debido a que la magnitud de los acontecimientos les obligaba a decir “qué pasó”. Por ejemplo en Barcelona el 27 todo se centró en las brutales cargas contra manifestantes sentados y no en las continuas horas de resistencia continua, dando un mensaje de “esto es lo que pasa por luchar” y no de “esto es lo que podemos hacer si luchamos”. Prefirieron así dar la imagen de un movimiento de mártires por una buena causa que la de otro victorioso, ya que la plaza no se desalojó. En la huelga general del 29 en Atenas, las cámaras se volvieron a centrar en el morbo y en presentar las movilizaciones como sólo aptas para guerreros encapuchados, pasando por alto la diversidad de la gente que participó, y que se encontraba repartida por millares desde Syntagma hasta Monasteraki, desde donde se hicieron otras asambleas y otra manifestación hasta Gazi. Tampoco se enfocó en el hecho de que los disturbios y la resistencia de las imágenes no fueran cosa de unas horas, sino de un día entero. Esto podría notarse como un intento de manipular no sólo a los que no han participado, sino también a los que sí que han participado, haciéndoles creer que lo más importante fue aquello que decidieron captar de la lucha.
Está por otra parte el punto sobre por qué participar en movilizaciones que rechazan la política, cuando es de política de lo que se está tratando.
“No a los políticos”
Este tema creemos que puede venir de la confusión creada por los medios de comunicación internacional. El movimiento en cuestión no es apolítico sino apartidista. Los panfletos no se rechazaban por políticos, sino por estar firmados por un partido político. En el campamento de Madrid uno de los pocos símbolos que sobrevivió fue la «A» circulada anarquista, ya que se dijo que «no eran un partido ni querían vendernos nada». No había ni banderas de España ni hoces y martillos. El tema de las «A»s sólo pudo ser planteado como problema en la jornada de reflexión, ya que sí influía en la intención de voto (2). Sin embargo hubo algunas «A»s que siguieron permaneciendo hasta el día del desmantelamiento de Sol. De todas formas, este no fue un tema carente de problemas, sobretodo con lo que se formó como la «comisión de respeto», cuyos miembros podían decirte algo o no dependiendo de quién se tratara y de sus pajas mentales, y que a la hora de la verdad decidían y se movían por los gritos de su alrededor o «aclamación popular».
Cabe añadir que la utilización de slogans no politizados de manera partidista pudo ayudar en atraer a aquellas personas temerosas los que «saben» muchísimo sobre política, economía, etc, soltando discursos paralizadores. ¿Y es que qué le vas a decir a alguien que tiene un discurso tan preparado con tantas referencias bíblicas, históricas, etc…? Que termine de hablar el chapas éste y que me deje en paz. La gente pedía hablar con gente “normal”, con la que se pudiera identificar. Y eso simplemente es: «tan puteada como ella».
«¿No a la política?»
Es obvio que las confusiones aunque no sean intencionadas (también pueden ser resultados de la traducción literal), serán aprovechadas. Por ello merecería comentar el hecho de que el movimiento pudiera haber llegado a los oídos de otros países como «apolítico» o como un movimiento que evita a los activistas y militantes. Utilizar esto acarrea muchos problemas organizativos pero puede ser aprovechado por ciertas personas, ya que implica una no responsabilidad histórica, y es que hay gente que incluso aunque quiera hacer la revolución, no está dispuesta a cargar con la historia de movimientos en los que no ha participado. Eso es lo que algunos temerían de los “militantes”, y esos «algunos» también puede ser «cazados» políticamente. Se mezclaría por tanto interesadamente “política” con historia, pero ya se sabe: que quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Lo que nos da el conocimiento es la experiencia previa, y eso implica entrar en historia. Es la experiencia previa en la historia la que moldea los métodos de acción actuales. Y el miedo a que la acción definiera políticamente al movimiento ha provocado un estancamiento y bloqueo que se ha materializado en escasez de resultados. Por desgracia, la historia crea política y la política tiene una historia, y no querer ver la historia por miedo a ser influenciados por la política es un error. Éste miedo a la historia de los militantes, imposibilita ver que no sólo hay experiencia previa sino también un trabajo detrás. Y eso, inevitablemente, nos lleva a una situación de “empezar la política desde cero”, caemos en la infantilización y en la falta de seriedad. Este punto también es producto directo de la censura y la manipulación mediática de los mass-media, propagadora por naturaleza del terror contra los grupos políticos no ajustados al sistema, no controlados o no controlables por la política actual en el poder. De éste modo se anula psicológicamente la libertad de estudio y/u opinión de la gente sobre ciertos temas, por asociación mentalmente subconsciente con el terrorismo al oír términos como “lucha social” o por ejemplo “Corán”. Por ello es importante ver sin prejuicios a través de la historia política, en vez de haciendo de ello un tabú. Todo tiene su lado “aprovechable” y su lado “desaprovechable”: el asunto es recolectar las herramientas que nos sirvan en nuestro contexto actual, descubriendo ideas, tácticas y métodos organizativos con los que no tenemos porqué comernos la cabeza, porque ya fueron desarrollados, estudiados, criticados y analizados. No es sino sin prejuicios como se descubre la verdad, ya sea sobre la guerra de Irak o sobre la revolución del 36. Tener miedo a conocer para aprender y sacar conclusiones, es tener miedo a ser dogmatizado, sin darse cuenta de que ya lo estamos, por nuestra educación, en la que tuvimos que memorizar lo que nos decían para saber a qué tipo de sociedad íbamos a tener que atenernos.
En éste juego de palabras también se mezcla el tema de la “organización”. Hablar de ideas políticas es hablar de modos organizativos, por lo que el lema “no a la política” favorece la censura a los debates de organización interna, evitando imprevistos en el proceso de acaparamiento interno del poder. Pudiendo utilizar el “no a los partidos políticos”, los cuales son los verdaderos culpables de la situación, se puede usar el “no a la política” y así evitar la militancia antipartidista, es decir, anarquista. Estas manipulaciones no parecen accidentales (3). Sabiendo que todos estamos hartos de los políticos, se pasa del “no a ellos” a la “no a la política en general”. Con esto consiguen confundir a la gente, ya que por ejemplo, la organización autoorganizada, es una manera de “política” en la que no hay “políticos”, al ser el pueblo el que decide por sí mismo sin mediaciones ni intermediarios.
Aunque éste punto lo podamos tener claro (o nos interese dejarlo claro), encontrarse con movimientos “no a la política” podría seguir siendo interesante, ya que es concluir en que no tiene ningún sentido votar, que no merece la pena ni legitimarles con nuestro voto ni merece nuestro esfuerzo tenerles en cuenta como algo existente. Lo único que vale somos nosotros y aquello que creamos/creemos con nuestra propia acción. Y claro está, también quedaría la posibilidad de participar sólo para dejar claro lo contrario: «política sí».
También se ha reavivado el debate del ghetto político y las vanguardias, entre la gente que se planteaba participar o no. Avisamos de la tremenda contextualizad que caracteriza este debate en concreto, volviendo a dejar claro que trasladarlo a un sitio donde no toca es un error.
Responsabilidad social y política. Ghetto, vanguardias, puretismo.
Algo está pasando a nivel social. Y si algo pasa y tenemos conciencia social, deberíamos por lo menos echar un vistazo, no? Ocurren muchas cosas a nivel social a las que debemos prestar atención y no por ello tenemos que estar de acuerdo. Si los fascistas se organizan, no por ser antifascistas vamos a mirar a otro lado; al contrario, tenemos que ver qué está pasando, y más nos vale, porque si lo que se cuece es una amenaza a nuestras futuras libertades, de alguna manera tendremos que responder. Por tanto, tenemos cierta responsabilidad social si queremos actuar a nivel social – la responsabilidad de saber cómo es la sociedad, si no, plantearse el cambiarla carecería de base.
Aparece aquí el tema del anarquismo individualista, que creemos que es un intento completamente legítimo de declaración personal de principios, pero es un trabajo de actitud, acción, forma de vida y de pensar esencialmente internos, y es con ese cambio con el que se quiere afectar a nuestro alrededor. Significa un rechazo a la sociedad muy útil a la hora de definirnos a nosotros mismos. El Ghetto también puede ser necesario como lugar de descanso mental, comodidad y funcionamiento ideológico, estructura política, pero es ineficaz en acción social porque o bien termina en vanguardia o en acciones aisladas que simplemente expresan frustración o necesidad de cambio, en vez de cambiar algo realmente a nivel social. Aparece un “puretismo” no como vía para tener las cosas claras, sino como miedo a no mancharse las manos, evitando participar y consecuentemente huyendo de situaciones conflictivas.
El refugio en el ghetto se convierte en otra manera de hippismo, de aislamiento o evasión de la realidad, evitando la enfrentación con las cosas de la calle. Lo que se critica aquí es la inacción por mantenimiento del “honor” ideológico personal, dado por creerse que se tiene posesión de la verdad. No se critica la no participación en los acontecimientos para continuar con un trabajo propio, sino la decisión de rechazar la experiencia real (no intelectual) por miedo a equivocarse, a mancharse por participar o por intentarlo. Recordemos que este sentimiento de culpabilidad es en gran parte producto de la religión: el de no ser puro, y que aunque pudiéramos en algún momento, “tener la razón”, si no la transmitimos a la sociedad y no cambiamos, sufriremos todos por igual, en el derrumbe final capitalista, puretas y borregos, cada uno con su honor propio eso sí. Por desgracia no quedará nadie para escribir un libro sobre la impecabilidad de nuestras acciones, porque estaremos todos muertos. Ser capaces de liberarnos de nuestras etiquetas es una libertad más que podemos usar o no: no nos autolimitemos.
A este “tropiezo” se lo podría denominar como querer “hacer la revolución con nuestro nombre”. Se le quiere poner una etiqueta personal a la revolución, incluso antes de que ésta ocurra, para determinar si participamos o no. Se cae en la pretensión de hacerle la revolución a los demás, terminando en un estancamiento de acciones autorreferenciales como necesidad de autoafirmación. Lo triste es que cuando ésta ocurre, nos la perdemos porque no hemos sabido identificarla al no coincidir con las referencias que teníamos de lo que era una revolución. Seamos claros: no tiene sentido y es aburrido vernos entre nosotros en las mismas charlas, proyecciones, conciertos, eventos… el debate se vuelve besuguiano e inexistente porque ya nos conocemos, nos repetimos entre nosotros.
No quiere decir que un pequeño grupo no puede “cambiar el mundo”, pero para ello la acción del mismo debe estar dirigida al mundo. Estos casos funcionarían no como un grupo o secta oficial y abierto, sino “ocultos en la sombra”, ya que por lo general el estado tiene preparados a mano sus planes de acción pertinentes para difamarnos, encarcelarnos o hacer que la gente pierda la atención en nosotros. La comprensión de lo que el estado y su control significan puede llevar a tomar este camino, el de sacrificar la cercanía con la gente por la posibilidad de realizar ataques de mayor envergadura, pero ese es otro tema que no concierne a este texto en cuestión (4).
Acercarse a gente “no politizada” también ha planteado el debate de si no nos estaríamos traicionando al no poder expresar abiertamente la radicalidad de nuestras ideas, o no poder aportar nuestro discurso de manera “estándar” al haberse requerido de liberarse de las etiquetas políticas.
Ideas abiertas
¿Si los panfletos los escribimos nosotros, porqué vamos a depender de ellos para expresar nuestras ideas? ¿Será que todavía no las hemos asimilado? ¿Qué razones hay para mantener un “oficialismo anarquista” si termina llevándonos al panfleterismo militante, a la pura propaganda que caracteriza a la izquierda? Lo que la gente pide es que no se le cuente lo memorizado en un texto, sino que digamos aquello que realmente sintamos, que será aquello que podamos razonar o defender por nosotros mismos hasta el final. Supone una comunicación más básica y cercana, de tú a tú, entre seres humanos, no entre militante (etiqueta) y borrego (etiqueta). Supone demostrarnos a nosotros mismos que realmente hemos asimilado las ideas, y quizás así descubramos que hay cosas que no podemos defender porque no nos las llegábamos a creer del todo desde el principio. ¿Acaso tenemos miedo a que nos puedan convencer de lo equivocados que estamos? ¿Para eso nos refugiamos en el ghetto? Tenemos que comunicarnos, aprender y enseñar y empaparnos de la sociedad, sin caer en los discursos-chapa políticos. Pero sobretodo, tenemos que aprender a comprender. Esto es, comunicarnos como si lo hiciéramos con cierta gente que ya conocemos. Hacemos alusión aquí a aquellos amigos que podamos tener que no están politizados, pero que no por ello les vemos como estúpidos. Hacemos alusión al los que pueden ser nuestros padres y madres, nuestros abuelo@s, nuestr@s vecin@s, nuestr@s compas del curro, profesores, nuestr@s ti@s y herman@s… Por que por la vida no nos encontramos sólo con gente super-radical que piensa como nosotr@s, y no por ello dejan de ser buenas personas.
¿Acaso a ellos les decimos “capitalista borrego de mierda así te pudras!” o “cuando arda esta puta mierda de ciudad tú lo harás con ella por que sólo eres como los demás!”? Pues igual se lo podemos dar a entender porque precisamente hay confianza, pero básicamente tendemos más a hacerlo entender con un lenguaje propio, no con panfletos fabricados en serie de un texto general. Y lo hacemos, porque queremos transmitir las ideas a TODA la sociedad. Y como les conocemos, somos capaces de transmitir nuestras ideas sin diluir ni rebajar nuestro discurso, y a la vez sin un vocabulario panfletario.
Creemos que es precisamente el anarquismo el que tiene esta capacidad de entendimiento al ser la ideología que es capaz de referenciarse a sí misma en una utopía. Sin olvidar el pasado, podemos hablar de ella como un proceso dinámico, algo en constante revolución y renovación, de acuerdo a los contextos propios del momento. Comprendiendo que no podemos decir “la anarquía es así y ya está”, que no tenemos «la solución final», primeramente porque los únicos casos históricos son tremendamente contextuales, y la mayoría de nosotros ni siquiera la ha vivido (a nivel social amplio).
Para llegar a ese punto tan lejano, es inevitable tener que dar muchos pasos por el camino, luchando por el presente y sembrando para el futuro; no se puede pretender llegar al final de un solo salto, o simplemente esperar a que el salto ocurra por sí solo. Hay que avanzar, identificando qué pasos nos pueden llevar hacia la dirección que buscamos. Y debemos estar presentes para que los saltos que ocurran no terminen siendo en la dirección equivocada. En este sentido es esencial enraizarse en la bases, en la gente de a pie. Los gobiernos no nos temen por nuestras ideas políticas, sino por nuestra capacidad de extenderlas (5).
A mucha gente le ha echado para atrás el tema del reformismo sacando el debate de qué es lo que nos puede interesar de todo esto.
Reformismo o revolución.
El tema del reformismo bien podría explicarse por un malentendido de significados, o porque el significado de la palabra va cambiando a una manera interesada. Cabe decir que a pesar de la obviedad de la corriente reformista del movimiento, la actuación principal no lo ha sido. Al contrario que en Atenas, donde los campamentos se hacían frente al parlamento con intención de protestar ante él, en Madrid por ejemplo no había nada ante lo que protestar. Y es que protestar no era la intención, porque se lleva protestando durante décadas y los políticos jamás habían escuchado o hecho caso. El tema era juntarse entre todos, debatir por nosotros mismos y decidir nosotros mismos. Se tomó una plaza para una acción concreta y se llevó a cabo, independientemente de lo que opinaran los políticos, independientemente de la ley (jornada de reflexión) e independientemente de que en las elecciones ganara blanco o negro. Se quiso hacer algo, y se hizo. Y a partir de ahí ya se empezó a hablar de qué mas se quería hacer y cómo, saliendo el tema del reformismo.
Una reforma de manera literal, no tiene porqué ser mala. Pongamos como ejemplo que queremos llenar un solar o plaza con árboles: es una reforma, realmente no se está profundizando en la destrucción de la estructura antinatural urbanística opresora de la naturaleza, pero bueno, es lo que el grupo de vecinos ha decidido hacer viendo sus posibilidades (6). Lo interesante aquí es que habiendo decidido ellos mismos lo que querían, lo ejecutaron ellos mismos, sin intermediarios, y sin pedírselo a ninguna autoridad estatal. La acción, fue directa y sin intermediarios – siendo la acción directa una de las bases del anarquismo (7).
Si vemos por ejemplo el tan criticado primer “consenso de mínimos” de Puerta del Sol, (por lo menos aquel que tuvo más difusión internacional) efectivamente nos daremos cuenta de que nada de lo que dice cambiaría nada del sistema, de que no es mejor de lo que ya han dicho algunos otros partidos políticos de izquierdas, de que apesta a lo que solemos decir “reformismo ciudadanista”. Ni siquiera aboliendo el senado se arreglarían las cosas, queda el congreso y entre otras muchas cosas, todos los políticos. ¿Pero acaso no sería interesante, incluso un pequeño paso revolucionario, que la gente en vez de pedirlo fuera en grupo personalmente al senado y lo abolieran por ellos mismos, ya sea ocupándolo, o dejándolo inutilizable? Lo interesante por tanto no es la cantidad o cualidad material de los resultados, sino que la gente se de cuenta de que lo que decide puede ser ejecutado por ellos mismos. Sobretodo cuando el primer paso – reunirse en masa y hablar, en vez de que los políticos lo hagan por ellos – ya lo han ejecutado de esa manera. Realmente nada les controla, excepto la estructura mental forjada por la sociedad y la educación del estado, resultando en esa autolimitación, y autorrepresión.
En este punto, tratándose de un contexto no-violento, sería importantísimo estudiar y dar a conocer todas las formas de acción directa no-violenta posibles, entre las que por cierto, se encuentra el sabotaje (bloqueo pacífico de vías de comunicación, inutilización de equipo u otros para causar daños económicos…etc) aunque el movimiento del 15M no lo quiera aceptar. La no violencia es una herramienta más, y aunque es idónea para los grupos de izquierda a la hora de controlar, manipular y estancar los movimientos sociales, también se puede utilizar para avanzar, para dar pasos hacia adelante.
Es importante por tanto que nuestro discurso, aparte de ofrecer metas, dé también posibilidades de acción y organización, si no éstas serán inmediatamente controladas y censuradas por órganos que se autoproclamarán “el movimiento” para aterrorizar al mismo a la hora de hablar de nuevas metodologías. Si llevamos ése conflicto a los inicios, estableceremos bases para que el trabajo hecho no sea robado por propuestas de institucionalización, podremos volver a casa con la sensación de que “algo se ha hecho” en vez de que todo un trabajo termine bloqueado en el programa electoral del oportunista de turno, con el consiguiente “queme” de la peña.
Lo interesante del 15M por tanto no es la radicalidad del discurso, ya que terminamos en luchas interminables de quién tiene más razón con el primer republicano que salga. Interesan las posibilidades de radicalización de la acción social que se nos presentan gracias a la masiva participación. En cuanto al discurso propio, qué mejor sitio para panfletear, o para decir directamente a la cara de miles de personas lo que pensamos de ellos (si no estamos de acuerdo con ellos). Es mucho más honesto que criticarles en los foros de Internet.
En todos los casos de asambleas se ha hablado de la manipulación por grupos con intereses ocultos, siendo ésta otra razón con la que poder rechazar la participación en el movimiento.
Manipulación y el método asambleario. Asumir a lo que vamos.
Ninguna revolución se salvó de intentar ser manipulada, quizás fue la lucha contra estos factores la que ganó en su momento. El movimiento de los indignados no será revolución, sino que dependerá de nosotros hacerlo revolución o no. No es apoyarles, es saber lo que hay. ¿Por qué de repente esperamos encontrarnos con algo excepcionalmente diferente o si no no vale? Si hay manipulación, debatamos con la gente qué es la manipulación para que ellos mismos puedan distinguirla en las asambleas y combatirla como nosotros (8). Investiguemos sus intereses ocultos entre todos y hagamos públicos los nuestros – no tenemos nada que ocultar.
Por otra parte está la estructura de poder que se va formando durante el proceso. Qué mejor oportunidad que este movimiento social para estudiar la efectividad del método asambleario, sus carencias, sus deficiencias, y sus ventajas y desventajas en diferentes contextos (sobretodo en el contexto de número). Muchas veces el método asambleario se nos presenta como “lo que hay” y lo aceptamos tal y como es, pero en asamblea también se puede discutir sobre el funcionamiento de la asamblea, y no somos los primeros en plantearnos esta cuestión (9).
Por ejemplo, se ha debatido bastante el tema del consenso y de la votación. La votación, siendo exactamente el mismo sistema de elección de políticos que nos jode, es un sistema que se empleó en Syntagma, y que sin embargo no se aplicó en Madrid. Es fácilmente manipulable, y supone lo que algunos llaman “la dictadura de las mayorías”, o la razón por la que pasearse por la calle sea una odisea para la gente en silla de ruedas. Luego está la idea del consenso, la cual parece ser diferente dependiendo de la persona, quizás deformando la palabra adrede. Un consenso intenta adoptar soluciones favorables a todos, y eso sólo se consigue comprendiendo todos los puntos de opinión como posiblemente complementarios, y a tener en cuenta en el desarrollo de los acontecimientos. Esto puede ser imposible en asambleas de cientos de personas, pero hay que tener claro que por disfrazar una votación con un debate previo no estamos consensuando nada. Y conviene no disfrazar nuestras acciones para tener todos claro lo que estamos ejecutando nosotros mismos desde el primer momento, aunque no estemos completamente de acuerdo con lo que hacemos, para no encontrarnos con sorpresas inesperadas que intuíamos que nos íbamos a encontrar, pero que encontramos de sopetón por no haberlas asumido desde el principio.
No debemos tener miedo a proponer diferentes sistemas organizativos en vez de aceptar los que simplemente nos vienen dados, dando a entender de que experimentar sistemas organizativos es lo que más importa, ya que es crear política nueva y experimentarla, y si no experimentamos, no aprendemos y nos estancamos. Por desgracia esta estancación se ha dado no sólo por intereses de grupos, sino que también se ha “dejado hacer”, dejándonos ver hasta que punto está inculcada la mentalidad democrática y ciudadanista en la sociedad. Por lo tanto el trabajo en técnicas organizativas internas también es importante. Si lo que queremos es que los políticos se vayan en cuanto hagan una cosa mal, por propuesta de quien sea y en cualquier momento, debemos aplicar el método con nosotros mismos, para no terminar imitando aquellas estructuras de poder de las que queremos salir. Por ejemplo, si en medio de una asamblea alguien pide cambiar de moderador (por la razón que sea) los nuevos que entren deberían de salir de la propia asamblea, no de la zona oscura de la carpa que tapa la zona de altavoces y cables.
Es necesario recordar lo de “divide y vencerás”. Si aceptamos nuestras diferencias, no podrán dividirnos.
Ahogados por nuestras propias definiciones
Participar con los indignados es una decisión individual como cualquier otra, y si defendemos la libertad, participamos si nos da la puta gana. Y meterse en el tema de si “los anarquistas” participamos o no, es como entrar en un juego de partidos políticos, que si condenamos o no, apoyamos o no… “Anarquía” no es un partido político, por lo que no se puede determinar oficialmente la participación de una ideología, sino que se terminará viendo. Aquí nos encontramos con discursos peligrosos, divisorios, que se basan básicamente en mantener el honor propio de ser estricto en las ideas, en vez de usar estas para mancharse en la acción. Recordemos que la manera idónea de trabajar de los secretas sería dividirnos con nuestros propios discursos, para así no ser identificado como infiltrado. Por ejemplo,“Si los anarquistas apoyamos la Sanidad Pública estamos apoyando al Estado y todo lo que conlleva” es una frase mítica de esas, que manipula y divide magistralmente porque efectivamente, dice la verdad. El asunto es la intención de la frase. Para empezar “Sanidad pública” hace alusión a cómo el pueblo organiza un sistema de salud – es una idea y un concepto interesante. La frase sin embargo anula nuestra capacidad de debatir un tema importante por ser actualmente gestionado por el estado, resultando en inacción ante las posibles luchas sociales del sector. Ni siquiera plantea si la Sanidad Pública debería o no ser del mismo, y mucho menos da lugar a pensar, que quizás pudiera habernos sido robada, por lo que en vez de rechazarla como tal deberíamos recuperarla y evitar su institucionalización y su control estatal. Infunde miedo a los que la apoyan porque bien podrían estar traicionando sus ideales, en vez de plantear posibilidades – creando una división de pureza anarquista, que vendrá dada por un grupo de gente que lo único que está haciendo es sectorizarse políticamente, al encerrarse en sus puntos de vista.
«Aquellos que hacen que una revolución pacífica sea imposible, harán que la revolución violenta sea inevitable» – John F. Kennedy, discurso de 1962
El tema de la violencia
La violencia suele estar relacionada con las prisas, con las ansias de cambio, con la necesidad de la inmediatez (10). Pero como dice un texto de esos que circulan, “vamos despacio porque vamos lejos”. También necesitamos tiempo para pensar. Hemos visto que uno de los métodos más utilizados para manipular y desviar el movimiento era imponer temas que tenían que ser decididos con prisas, sin tiempo a reflexionar o a que se expresaran todas las opiniones. Se violentaba para sacar resultados inmediatos, el sistema de votación terminaba siendo la única opción viable para hacerlo todo «a tiempo».
Es importante no hacer palabras fetiche. No queremos adjetivos, queremos nombres. A veces toca violencia, a veces no – realmente, son herramientas de trabajo dependiendo del contexto. Ser violentos cuando no procede, es darle el trabajo hecho a la justicia, ansiosa de detenernos. Ser pacifista cuando no procede, es hacerles el trabajo a los izquierdistas por ejemplo, que desean expresiones de manifestarse que no contradigan el sistema del que por naturaleza forman parte. Si en vez de ansiarnos por «ser» con adjetivo, nos liberamos de la obligación de actuar con ciertas maneras, ganamos la posibilidad de ser impredecibles, nos volvemos más difícilmente controlables. Ser pacíficos fue útil en Barcelona para desvelar públicamente el trabajo de los secretas.
Juguemos a nuestro propio juego eligiendo las etiquetas en vez de dejando que nos las pongan. No nos limitemos, no mitifiquemos, no hagamos fetiches, al fin y al cabo destruir es crear algo nuevo y construir es la destrucción de lo viejo.
Se ha dejado claro que muchas veces la ilusión hace que nos perdamos en movimientos que luego no merecen la pena, creando «vacíos» en lo que sí que había sido nuestro movimiento desde el principio.
La lucha / las otras luchas
Una de las cosas más importantes no se debe omitir por obvia. «Nuestra lucha» no se deja de lado. Una cosa es participar, y otra quemarnos descuidando un trabajo que ya llevábamos. No abandonamos a l@s pres@s, los centros sociales, nuestra actividad normal. No olvidamos lo que hemos hecho, todo lo contrario: nos zambullimos en nuevas experiencias para aprender e investigar, y de ésa manera tendremos más experiencia, más aportes para nuestra propia lucha, sabremos movernos mejor a nivel social actual al contactar con otras realidades del momento. Nos refrescamos y nos actualizamos, pudiendo hacer posteriores conclusiones entre nosotros. La experiencia nos sirve para reforzar la lucha, no debilita a la misma, y la transmisión de ideas por el camino nos enriquece a tod@s. Pero transmitir ideas no es decirlas y que escuche quien quiera, es transmitirlas. Y por lo general no suele funcionar «convenciendo», sino compartiendo experiencia. Nosotros podremos participar en la toma de conciencia, no imponerla. Debemos ayudar a que la gente tome conciencia por sí sola, presentando nuestras ideas como un camino, y no como un final “bueno” o como “lo que hay que hacer”. Avanzando por el camino de los dogmas, nos convertimos en las figuras de líderes que queremos destruir.
Un cambio social actual debe empaparse de conocimiento de la situación actual mediante la experiencia social y común, de lo contrario sólo seremos noticias en Internet. La experiencia común no coloca a nadie por encima de nadie: se decide por todos, aunque la idea sea de una sola persona, y se ejecuta por todos. Las culpas y las medallas se reparten por igual, porque estamos hablando de acción común en el contexto actual presente para conseguir objetivos concretos, no de la razón que tenían Bakunin o Kropotkin. Ahora sí, la comprobación de las cosas mediante la experiencia es lo que realmente podrá dar lugar a que la gente decida leerse a Bakunin o a Kropotkin si así lo deciden. Pero en ese caso lo harán por su propia cuenta, sin que nadie se lo diga, por iniciativa personal y no forzada por agentes externos. Ése es el camino de que se interesen por el trabajo ya hecho, y quizás, una vez habiéndolo comprendido, ya puedan dar el paso de acompañarnos en la solidaridad hacia l@s pres@s o en el recuerdo de nuestr@s muert@s.
Algunos anarquistas/antiautoritarios en España
Notas
(1) Como anécdota, en la Asamblea de Barrio de Carabanchel se decidió quitar una pancarta colgada de DRY antes de empezar la misma. Se quiere explicitar aquí ésa autonomía de las asambleas, que creemos que no se ha comprendido bien en otros países.
(2) La ley española establece que el día antes de las elecciones se prohíben las movilizaciones y carteles de simbología política, presuntamente para evitar cambios en intención de voto resultantes de la publicidad o los medios de comunicación.
(3) Varias opiniones han acusado de grandes cantidades de deslices semánticos interesados, como el “no les votes” en vez de “no votes”, etc.
(4) Los ejemplos de la lucha armada o grupos autónomos son los mejores para describir esta diferencia de contextos, en los que «cerrarse» como grupo ante la sociedad puede resultar esencial. Sobre estos temas ya hay libros escritos y se escapan del tema principal del texto, que es el de los movimientos surgidos a partir del 15 de Mayo. Tampoco se quiere determinar si los grupos deberían ser abiertos, oficiales, oscuros o secretos. De nuevo hablamos de cuestiones de contexto dependiendo de la estrategia o del impacto social que tenga el dar un nombre, entre otras muchas cosas. Por ejemplo, mientras que en el estado español se prefiere dejar muchas acciones como anónimas o realizadas por grupos efímeros, en Grecia están los casos ya ampliamente conocidos de 17N, Lucha Revolucionaria, o Conspiración de las Células de Fuego. Pedimos por tanto comprensión en caso de confusiones por comparación, por la dificultad y complejidad que nos supone de hablar de estos temas al intentar dotarlos de una perspectiva internacional.
(5) Las revueltas griegas de 2008 fueron uno de esos “saltos”, y no se hizo la revolución. Sí supuso sin embargo la extensión de las ideas, sobretodo en jóvenes, y se multiplicaron las asambleas locales antiautoritarias, afianzando el enraizamiento y la conexión con el tejido social, gracias a la solidaridad, y ése si que ha sido un “avance” o “paso” que no se quedó en lo meramente temporal (entre otras muchas cosas)
(6) El “parko navarinou” en el barrio de Exarjia de Atenas es uno de los varios ejemplos en los que los vecinos decidieron aportar zonas verdes sin pedirlas a las instituciones estatales.
(7) Que algo sea «directo» no tiene porqué significar que sea bueno. Pero queremos resaltar el tema de la “democracia directa” por las diferencias contextuales sociales de cada país con el lenguaje. El movimiento de las plazas en Atenas pasó de llamarse democracia real ya (Πραγματική Δημοκρατία Τώρα!) a democracia directa ya (Αμέση Δημοκρατία Τώρα! – aunque sólo en el banner de la web) y eso no evitó que el nivel de control o manipulación de grupos fuera mayor que en Madrid. Quizás el estado español no se usaría el segundo lema por considerarse más cercano al anarquismo, mientras que en Atenas la palabra democracia (incluso “directa”) ha pasado ya a ser posesión de la izquierda en general en todas sus variantes.
(8) Un hecho interesante en esta cuestión fue la identificación por parte de manifestantes en Barcelona de secretas provocadores de altercados que justificarían brutalidad policial. Por primera vez se difundió en los mass media la idea de la “posibilidad” de que el estado trate de manipular movimientos populares, algo que obviamente siempre han hecho y harán. Sin embargo supone un soplo de aire fresco ante el escepticismo general, a la hora por ejemplo de difundir los clásicos montajes policiales a nuestros compañeros, a los que estamos acostumbrados.
(9) “Grupos Inteligentes” de Fernando Cembranos es la referencia más popular, aunque también hay varios fanzines y textos sobre metodología asamblearia en un sentido autocrítico. Algunos textos fueron distribuidos durante los días de acampada en Sol.
(10) En griego “βιάζομαι” (tener prisa) bien podría tener de raíz “βία” (violencia).