Recibido el 03/06/2020:
Mes por la tierra y contra el capital (5 de Junio al 5 de Julio)
Moriremos luchando, de covid ni cagando.
Escribimos desde la periferia de alguna región dominada por el estado chileno; donde el progreso parece no haber entrado en cuarentena.
Aqui se siguen construyendo grandes carreteras, partiendo la mapu, sus antenas y levantando grandes rascacielos. Se sigue controlando el flujo de los ríos para su explotación y consumo. Han puesto más postes de los que se habían logrado tirar en aquellos días, donde el fuego de la revuelta era alimentado por el caos ferviente; esta vez han reforzado su estructura y le han añadido sus asquerosos ojos, ahora también, con reconocimiento facial. Siguen circulando sus grandes camiones transportando y saqueando la mapu. Siguen abiertos sus grandes mataderos, sus asquerosas cárceles y han llenado sus psiquiatricos.
Ahora se instaló el miedo a un nuevo virus que ha consumido la vida de lxs más marginadxs quienes no tienen posibilidad ya, con el cuerpo cansado, de resistir otra enfermedad más; la desigualdad social.
Hemos llegado al momento más distopico. Ese que sentíamos tan lejano y de ficción. Han trazado nuevos mapas de circulación controlada, quieren que convivamos con el encierro, la distancia y el aislamiento.
Con el argumento de que nos estan cuidando, los gobiernos, tanto de derecha como «progresistas», han instaurado una nueva doctrina basada en el miedo y la modernizacion de las formas de vida, con la vigilancia constante y la represion naturalizada. Militares, policias y yutas civiles han inundado las calles de las metrópolis y las poblas. Su despreciable presencia no ha hecho más que aumentar la rabia y reforzar nuestro odio a sus jaulas, a sus limites y condiciones. En las ultimas semanas, se vivió una evidencia de esto; a partir de la imposición de la cuarentena total, las acciones a lo largo del territorio resurgieron imparables. Encontrando las grietas de esta nueva temporalidad, se empiezan a reorganizar los encuentros, las barricadas y los incendios, los robos y los saqueos.
No aceptamos sus amenazas al encierro y menos vamos a tomar distancia, nos abrazamos y acercamos sin miedo al contagio.
Conocemos de agüas que curan y de fuegos creadores.
Esta pausa, esta incertidumbre nos ha llenado de ideas, seguimos planeando la destrucción de esta realidad.
Nos han declarado la guerra, quisieron apagar los distintos focos que se encendieron; pero la llama no se apaga, un nuevo devenir resurge desde el aislamiento.
Seguiremos levantandonos, indomitxs, contra todo aquello que amenace nuestra libertad; sus maquinas, estructuras y engranajes pueden descomponerse.
Inauguramos esta invitación al desastre; a las individualidades que aúnpueden interpretarnos; que se contagie como el virus esta ternura destructora.
Con cariño y complicidad, algunxs marikxs brujxs incendiarias.