El mayor movimiento de huelga estudiantil jamás visto en Canadá está en pleno apogeo tras 10 semanas consecutivas. Actualmente, hay más de 170 000 estudiantes en huelga, de lxs que 85 000 está en huelga indefinida hasta la victoria. Inicialmente opuesto al 75% del aumento de las tasas de matrícula decretados por el gobierno (neo)liberal de Quebec (el 2º aumento en 5 años después de más de un decenio de congelación de las tasas), este movimiento formado por estudiantes universitarixs y de instituto, aunque también por anarquistas y otrxs militantes radicales sin ser estudiantes, se ha convertido en la punta de lanza de la resistencia a la agenda neoliberal canadiense.
Profesorxs, sindicalistas y trabajadorxs de diferentes sectores han manifestado de forma activa su apoyo a este movimiento masivo y enérgico que, a cambio, ha mostrado su solidaridad con diferentes luchas, en especial, con el aumento de las tarifas suplementarias en sanidad y contra el Plan Norte del gobierno de Charest, proyecto neocolonial que aspira a “desarrollar” brutalmente el Norte quebequés, tierra autóctona, a base de minas y presas hidroeléctricas.
En el mejor momento del movimiento, más de 300 000 personas estaban en huelga y, el pasado 22 de marzo, una manifestación gigantesca reunió alrededor de 200 000 personas en las calles de Montreal, probablemente sea la mayor manifestación de toda la historia (colonial) de Canadá.
En la mayoría de las manifestaciones de la ciudades más grandes de Quebec, se llevaron a cabo diversas acciones directas y bloqueos, así como ocupaciones, casi a diario y, a menudo, varias veces en un mismo día. Los principales blancos fueron el puerto de Montreal (¡cuatro veces a falta de una!), diversos puentes y autopistas, la torre de la Bolsa, el casino de Montreal, así como numerosas oficinas ministeriales.
Sin contar las cientos de acciones diarias, simbólicas, teatrales, musicales o gráficas que han permitido, notablemente, cubrir literalmente la villa de Montreal con el símbolo del movimiento: el cuadrado rojo.
Desde los inicios del movimiento, la represión ha sido feroz. La policía de Montreal sigue siendo una de las más ilustres por su brutalidad y odio a los movimientos sociales, golpeando, gaseando, encarcelando, intimidando e hiriendo de gravedad a un gran número de manifestantes, pero también a profesorxs solidarixs, periodistas y transeúntes.
Por parte de las administraciones universitarias e institutos, después de una campaña de miedo e intimidación desde el inicio del movimiento, rechazando la efectividad de las convocatorias de huelga de las asociaciones estudiantiles locales y utilizando la expresión ridícula: “boicot al curso”, ahora intentan, por todos los medios, romper la huelga, sobre todo, en lxs establecimientos que participan en el movimiento desde el principio, haciendo planear el fantasma de una cancelación, pura y dura, del trimestre de invierno de 2012.
En su desesperación, durante las dos semanas anteriores, los rectores universitatios, directores de instituto e, incluso, los estudiantes anti huelga han recurrido a los tribunales para obtener las medidas cautelares que impidan el bloqueo físico de los espacios por parte de lxs huelguistas, bajo pena de multas extremadamente duras e, incluso, la posibilidad de un año de prisión.
Frente un claro intento de judicialización del conflicto, cientos de personas desafiaron las medidas cautelares e hicieron respetar, con éxito, las convocatorias de huelga con la fuerza del número en dos institutos.
Sin embargo, en la universidad de Quebec en Outaouais (UQO), después de que el bloqueo saliera adelante en una jornada en que 200 personas realizaron barricadas en los pabellones, dos días después, la policía detuvo a 160 personas que intentaban bloquear el acceso, entre lxs que se encontraban profesorxs solidarixs.
En la universidad de Montreal, una manifestación espontánea de unas 600 personas para desafiar la orden judicial obtenida por el rector se convirtió en una pequeña revuelta cuando la gente, empoderada y ayudada por compas encapuchadxs, destrozó los cristales para entrar al edificio del rectorado, expulsaron a los guardas de seguridad, derramó pintura en los muros e intentó echar abajo la puerta de madera maciza de la oficina del rector ¡con un ariete improvisado!
Al salir del lugar, la manifestación se dio una vuelta por la oficina del Ministro de Economía y la saqueó. Ante la explosión de la represión y la judicialización del conflicto, esta semana se han multiplicado las acciones directas anónimas: se saquearon cuatro oficinas ministeriales, se lanzaron sacos de ladrillos a las vías de 5 estaciones de metro paralizando cuatro líneas del metro de Montreal que duraron media hora, se lanzaron bombas de humo al interior de una estación central y ¡se soltaron cientos de grillos a los muros de la UQO!
La lucha continúa y entra en una fase crucial. Es aun muy pronto para hacer balance de este movimiento masivo y polimorfo, pero más allá de las reivindicaciones con un (amargo) sabor social demócrata, la recuperación de la combatividad que ha surgido en el sombrío panorama político de América del Norte deja entrever el inicio de un nuevo ciclo de grandes luchas contra el neoliberalismo. Algunxs comienzan, incluso, a hablar de una “primavera quebequesa”, en referencia a las revueltas árabes…
Por otra parte, este movimiento ha tenido el mérito de plantear ciertos debates interesantes, incluida la cuestión de las formas (crítica a la no violencia dogmática) y a la relevancia de una implicación radical en los movimientos sociales. Lo demuestra este manifiesto publicado por compas anarquistas en lucha, así como esta perla del humor negro realizada por el grupo radical Mise en demeure, como crítica al pacifismo blandengue de un sector determinado del movimiento estudiantil, así como la violencia policial que casi le cuesta un ojo a un manifestante el pasado 7 de marzo.
Video (canción: «Violence légitime, mon oeil !»):