La rabia colectiva, la cual explotó el asesinato a sangre fria de Aléxandros Grigorópulos la noche del 6 de Diciembre, fue dirigida contra los símbolos del capitalismo y del terrorismo estatal. Muchos inmigrantes jovenes fueron detenidos durante los disturbios en las calles. Centenares fueron llevados a las Comisarías sufriendo maltratos a manos de la policia.
El Asílo Universitario fue invadido por las fuerzas policiales, en más de una ocasiones. La desobedencia y la resistencia debían sobrevivir de la propaganda dominante y de la violencia estatal en cada rincón del pais. Muchas Corporaciones Obreras apoyaron la rebelión y llamaron a Huelgas y manifestaciones. Mientras tanto, los medios de desinformación, los partidos politicos, la Iglesia, grandes empresarios y los sindicatos amarillos disfamaron la explosión social, intentando demostrar que el asesinato del adolescente fue causado por una bala rebotada.
El hecho del asesinato, no fue un caso aislado. En una “guerra” de noticias diarias, cualquier ataque –incluso asesino- era algo más que seguro que no tendría la mínima atención. La noche del 23 de Diciembre de 2008, Konstantína Kúneva, sindicalista de Bulgaria, recibió un ataque en el barrio Ateniense de Áno Petrálona. Vecinos, que ni siquiera la conocían, intentaron con todas sus fuerzas ayudarla y difundir el hecho.
Dos individuos atacaron a Konstantína, inmigrante, trabajadora y secretaria de PEKOP (Asociación de Limpiadoras y de Empleadas Domesticas de la Provincia de Ática), echandole ácido sulfurico a las afueras de su casa mientras volvía de su trabajo. Fue ingresada al hospital Evangelismós, en estado crítico. Llevaba quemaduras extensas en su rostro, su cabeza, sus manos y su espalda. Permaneció ingresada durante meses en la unidad de cuidados intensivos, con problemas visuales y respiratorios muy graves. Tuvo que ser operada siete veces para poder recuperarse un poco.
Los hechos antes del ataque y las confesiones de sus compañeras de trabajo demuestran claramente que el ataque fue un acto de revancha y de “aviso” hacia Konstantina, por su participación activa en PEKOP. Siendo una trabajadora inmigrante, “indefensa” y mal pagada, había decidido incorporarse en la Corporación con el objetivo de luchar contra las condicones laborales precarias que sufría tanto ella como sus compañeras limpiadoras.
Se organizó un movimiento masivo y solidario con Konstantína y su familia, y el día 27 de Diciembre se ocupan las oficinas centrales de ISAP (metro de Atenas) como una primera respuesta ante el intento de asesinato bién montado por parte de los empresarios de OIKOMET. OIKOMET, empresa a nivel nacional que subcontrata trabajadores, propiedad de Nikítas Ikonomákis, miembro del partido PASOK, se había encargado de la limpieza tanto de ISAP como de otras administraciones públicas. Desde el primer momento, ISAP fue cómplice de la situación precaria en la que estaban sometidas las limpiadoras, a pesar de las denuncias continuas por parte de PEKOP.
El objetivo no fue algo fuera de contexto. Mujer, inmigrante, sindicalista, madre de un niño menor de edad, Konstantina fue el objetivo perfecto. El ataque contra Konstantina se vincula de manera directa con los progroms racistas, los campos de concentración de inmigrantes, los ataques paraestatales, los “accidentes” laborales, los asesinatos del estado, las pesimas condiciones laborales. El terrorismo laboral cotidiano pone en el blanco trabajadores y Corporaciones que luchan contra la esclavitud salarial, y nos demuestra que el camino de la lucha social y de clase es muy largo.