de Pola Rupa, Nikos Maziotis, Kostas Gurnás
29 de abril de 2010
Asumimos la responsabilidad política de la participación en la Lucha Revolucionaria [Epanastatikos Agonas]. Declaramos que el compañero Lambros Fundas que cayó muerto en Dafni el 10 de marzo de 2010, tras una batalla con los policías, también participó en la Lucha Revolucionaria. Esta batalla ha sido parte del proyecto subversivo decidido colectivamente por Lucha Revolucionaria. Fue una batalla por la revolución y por la libertad.
Declaramos también que estamos muy orgullosos de nuestra organización Lucha Revolucionaria, estamos orgullosos de nuestra historia y de cada momento de nuestra acción política. Estamos orgullosos de nuestro compañero, a quien honramos y siempre honraremos.
Y si los mecanismos represivos creen que encarcelándonos acabarán políticamente con nosotrxs, están equivocados. Ya sea dentro o fuera de las cárceles, para nosotros la lucha es una cuestión de honor y de dignidad, y así lo seguirá siendo.
Y si se ríen (en vano) los terroristas Papandreu y Hrisojoidis de nuestras detenciones, si creen que de este modo han garantizado la seguridad necesaria para que su partido social-fascista pueda seguir aplicando sin problemas sus proyectos criminales dirigidos contra la sociedad, y que ellos mismos puedan seguir meneando sus colas para complacer a sus jefes americanos, si sostienen que han eliminado una amenaza grave para su régimen… les aseguramos que no les será fácil acabar con nosotrxs.
Mientras estemos vivos y sigamos respirando, haremos todo lo posible para crear problemas a sus proyectos antisociales y criminales.
Y si nuestros perseguidores y el poder político de este país creen que tienen toda la sociedad a su lado, si creen que la mayoría de la gente nos ve como una “amenaza social”, pues están equivocados. Para la mayoría la amenaza social la constituye el gobierno, que pasa un paquete de medidas antisociales tras otro, según lo que recomienden los “cuervos” del Capital, los que “engrasan “ la maquina del Estado para que funcione con fluidez. El terrorismo es la política neoliberal impuesta desde hace años por los partidos en el poder, la política tolerada o apoyada también por lo pequeños partidos. El terrorismo es la aplicación del «programa de estabilidad». Importantes sectores de la población están observando, hasta ahora paralizados por el miedo, una ofensiva sin precedentes lanzada contra ellos, una ofensiva aún en fase de desarrollo.
Terrorismo es no tener lo básico para sobrevivir, es tener cortados el sueldo y la pensión, tener la casa embargada por algún banco, es vivir rodeado por una contaminación que mata. Terrorismo es vivir bajo el régimen del miedo cotidiano por la supervivencia.
Para la mayoría de la sociedad, los terroristas y los criminales son los que gobiernan, los políticos del régimen, los ricos, las castas privilegiadas, que explotan a los trabajadores y prosperan simplemente participando en el poder económico y político. Los enemigos de la sociedad son los que después de años de robar y hacerse ricos aprovechándose de un sistema bárbaro y groseramente injusto, ahora cuando ese sistema pasa por la mayor crisis de su historia, piden cada vez más sacrificios a la sociedad, nos piden a todos entregar voluntariamente nuestra sangre para preservar la vida de ese cuerpo podrido del régimen.
Cuando los social-fascistas del partido en el poder sostienen tener el mandato popular para aplicar esas políticas provocan aún más indignación social. Además, ya perdieron su legitimidad porque nadie olvidó como los del PASOK en su campaña electoral defraudaron a gran escala a amplias capas sociales. Los mismos del PASOK que en las ultimas elecciones agarraron el poder por puro engaño, diciendo mentiras sobre la llamada “política redistributiva” que tuviera que beneficiar a los pobres y la cual supuestamente querían aplicar, mentían prometiendo aumentos de salarios y pensiones, prometiendo una salida de la crisis ligera y sin agravantes impuestos.
Mintieron no haber tenido conocimiento de la verdadera situación financiera del país, mintieron sobre la situación de la economía y su potencial, mintieron para obtener, supuestamente, el dinero necesario de la gente privilegiada. El poder lo robaron con mentiras, con alimañas, con fraudes. Si antes de las elecciones hubiesen revelado por lo menos alguna pequeña parte de sus proyectos, no sólo estarían ahora fuera del gobierno sino también fuera del parlamento. El consenso social al cual se invoca es una mentira monstruosa que provoca una fuerte rabia social.
Nosotros, como Lucha Revolucionaria, inmediatamente después de las elecciones, pero aún antes de que PASOK revelase sus verdaderas intenciones, ya dijimos que se trata de la ofensiva neo-liberal más brutal y que había sido lanzada en el nombre de “afrontar a la crisis y problemas financieros”: esto ya está confirmado.
Además, hemos hablado de la inmediata bancarrota política del gobierno de Papandreu, la cual esperamos ver dentro de poco, porque de hecho se trata de un gobierno temporal con una fecha de caducidad muy próxima.
A pesar de que su cara criminal ha sido descubierta, los dueños del poder político continúan engañándonos y tomándonos el pelo, mientras que sostienen que lo que hacen es “por el bien de todos”. Papandreu y sus colaboradores nos hacen reír a todos cuando apelan al patriotismo, cuando refiriéndose a las duras medidas que imponen hablan de “las medidas impuestas por el interés nacional” y que se trata de “salvar el país”. Y la culminación de esa sintonizada burla es cuando dicen que sus intentos de parar la bancarrota son en beneficio de los desfavorecidos.
Se trata de «un asunto de emergencia nacional» cuando empujan grandes sectores de la población a la pobreza y a la miseria a fin de «calmar a los mercados» («los mercados» quiere decir “bestias salvajes constituidas por elites económicas transnacionales”), para detener su especulación con la deuda griega y para rebajar, por fin, las tasas de préstamo del sector público.
De hecho no tienen ningún interés en proteger al país y a los sectores populares de la quiebra. La mayoría de la gente ya está agotada de las políticas salvajes aplicadas en su contra y la bancarrota de esta gente es una condición previa para el mantenimiento de las capas sociales privilegiadas. Las pensiones y los salarios se recortan o se anulan; cientos de miles de personas son despedidas o serán despedidas en un futuro próximo; se intensifican las incursiones en impuestos; a los fondos de seguridad social, después de años de la política de pillaje y negligencia por parte del Estado, se les deja desmoronarse; los servicios de salud se están anulando, los hospitales públicos se quiebran y se les deja pudrir hasta que cierren, dando así el golpe de gracia a lo que todavía quedaba de pie en el sistema de salud público.
Estas condiciones no son algo temporal que se arreglará en 2-3 años como proclaman los poderosos para tranquilizar a la sociedad, sino que además irán empeorando, teniendo en cuenta los esfuerzos prolongados de la elite política de «sacar al país de crisis “, es decir, para salvar la clase dirigente económica y política.
Después de las muchas y monstruosas mentiras que dice el gobierno, se escucharon también varias declaraciones bastante sinceras (por ejemplo por parte de la Ministra de Economía, Katseli) sobre «una gran oportunidad que ofrece la crisis en Grecia para aplicar los cambios necesarios para el saneamiento económico global”. Por supuesto, esto quiere decir “la oportunidad única de aprobar todas las reformas neo-liberales”, las cuales los gobiernos anteriores ni siquiera se pensaron de proponer, por el miedo del coste político, dadas las respuestas sociales a tales reformas.
Hablan de una oportunidad única que les hace posible acabar, rápidamente y de una vez por todas, con todos los logros y conquistas sociales, privatizar los seguros y el sector de salud, reducir drásticamente los gastos laborales, trasformar Grecia en un paraíso de la explotación para el Capital, con gran cantidad de mano de obra barata, sin derechos ningunos. Hablan sobre la oportunidad única de llevar al cabo la más cruel redistribución de la riqueza desde abajo hacia arriba.
No les interesa salvar a los desfavorecidos, los cuales a través de esa política son condenados a una lenta muerte, tanto económica como social. Quieren salvar a los capitalistas griegos, los bancos, las grandes empresas, los fabricantes de armas. Quieren proteger a los inversores, a todo tipo de oportunistas codiciosos que están especulando con la deuda griega y a quienes hasta ahora han sacado beneficio. Quieren protegerse a si mismos y al resto de la elite política del país de la caída del régimen, la cual significará también el derrumbe de la maquina del Estado. Quieren protegerse a si mismos y a los privilegiados de los que ellos gozan participando en el sistema.
Para los desfavorecidos, los cuales son simplemente un material desechable utilizado para la supervivencia de los poderosos, está ya garantizada la caída más profunda, tanto económica como social, que vivirá el país desde la ocupación alemana. PASOK entrega la tierra y el agua al gran capital, está vendiendo todo el país para salvar el pellejo de la elite económica y política local.
Por tanto que dejen las mentiras. ¿A quién quieren engañar cuando dicen que el colapso financiero afectará principalmente a los pobres, cuando tratan de convencernos de que está en nuestro propio interés “ayudar a superar la crisis”? Sin embargo, cuando el país «se haya salvado» todos nosotros estaremos ya muertos… No habrá trabajo, la pobreza se extenderá como una peste por todo el mundo, la gente irá enfermando y muriendo sin poder hacer nada, el nivel de vida será como en un país en guerra. Porque ya estamos en guerra. No se trata de esa guerra a la cual se refiere el mentiroso de Papandreu. El gobierno no declaró ninguna guerra a los mercados y a los especuladores, como dicen. Estas ridículas frases que se han escuchado todo este periodo, especialmente por boca del mencionado actor que está gestionando la destrucción del país hoy día, sólo sirven para confundir a la sociedad.
Tenemos una guerra social y de clases, con un nivel de intensificación sin precedentes. Las capas sociales privilegiadas sincronizan y coordinan sus fuerzas para lanzar el ataque contra nuestra clase, un ataque de unas dimensiones jamás vistas por aquí. Es la guerra que los capitalistas con la ayuda del gobierno declararon contra los trabajadores. Es la guerra de los poderosos contra los luchadores.
Tenemos una situación social única, donde los eslabones sociales y económicos entre los privilegiados y los desfavorecidos se están rompiendo uno tras otro. Aparece una enorme ruptura social y una antítesis política sin precedentes entre la elite y la base social, y eso tiene un potencial explosivo.
En esta situación de un ataque terrorista nunca visto antes, lanzado por el Capital y el Estado, y mientras que la aplastante mayoría de la gente está pasando por un, inconcebible hasta ayer, estado de miedo y de inseguridad, es realmente ridículo afirmar, como lo hacen las autoridades, que nuestras detenciones tienen que ver con el hecho de “afrontar una amenaza social” y que la Lucha Revolucionaria tuvo como objetivo “seriamente intimidar seriamente a la población”, como lo afirman en en el cargo.
Estamos seguros de que la larga y consistente presencia política de la Lucha Revolucionaria, la mayoría no sólo no la está percibiendo como a una «amenaza para la sociedad», sino más bien como una presencia política que ha estado siempre con los oprimidos y en contra de la elite económica y política. Al lado de los que viven bajo el yugo del Poder y en contra de quienes la ejercen.
A pesar de la contraofensiva ideológica desencadenada por el gobierno y los medios de comunicación en contra de nosotros, la mayoría de la población comprende que la guerra contra nosotros es una guerra contra aquellos que quieren resistir con fuerza, es un instrumento de intimidación y de terror en contra de aquellos que piensan levantarse desafiando a políticas criminales del Poder.
Si alguien se fija en la trayectoria de la Lucha Revolucionaria, entenderá cuan obsoletas son las afirmaciones del Poder político y de sus esbirros en los medios sobre lo de que nuestras acciones “constituyen una amenaza para toda la sociedad”. ¿Cuál de nuestras acciones aterrorizó a la sociedad o fue dirigida en su contra? ¿Acaso los ataques contra los, odiados por la mayoría, ministerios de Economía y de Trabajo, donde se decide y ordena las políticas más anti-sociales?
¿Acaso lo fueron los ataques contra antidisturbios, que aterrorizan en las calles todos los días, que golpean a los manifestantes y la única misión de los cuales es la violenta represión de las luchas sociales? ¿Se trata de nuestros ataques contra las comisarias, las cuales dan cobijo a los asesinos entrenados del régimen y donde a diario se está torturando, pegando y asesinando a los que caen en las manos de los maderos?
¿Acaso aterrorizó la sociedad el ataque contra Voulgarakis, el cual en persona estuvo implicado en dos grandes escándalos (las escuchas telefónicas y los secuestros de paquistaníes) y el cual utilizando su sillón ministerial aumentó su fortuna familiar con compraventas de terrenos públicos (el caso de Vatopedi)? Justo a él, tanto como a todos aquellos mezclados en similares casos del insaciable arrebato de los bienes públicos, a la mayoría de la gente que vive en este país le gustaría mucho verle ahogado en la plaza de Sintagma.
¿Acaso fue un acto que aterrorizó a la sociedad el ataque contra la embajada de EE.UU.? ¿Acaso no saben nuestros perseguidores y sus superiores políticos que este ataque fue acogido con satisfacción por la gran mayoría de la sociedad griega, la cual no es especialmente amistosa hacia Estados Unidos?
¿Acaso aterrorizó a la población el ataque contra la multinacional Shell, que durante décadas está saqueando la riqueza natural de muchos países, está explotando pueblos enteros y contribuye a la destrucción del planeta?
¿O acaso lo fue el ataque contra Citibank, una de los principales grupos del terrorismo financiero internacional, que durante décadas ha desempeñado un importante papel en el proceso de acumulación de capital, robando la riqueza de los innumerables países a través de las especulaciones con sus deudas nacionales, llevándoles así a la, muchas veces irreversible, quiebra económica y social? ¿Fue un acto anti-social el hecho de atacar a esta multinacional del crimen económico, que estaba a la cabecilla de los que crearon la crisis que hoy estamos viviendo?
¿O se trata de un acto que aterrorizó a la sociedad el caso del ataque contra la Bolsa, ese Templo del dinero y uno de los principales canales del saqueo de la riqueza social y de su traslado desde la base social hacia la elite económica?
Los únicos que fueron aterrorizados por estas acciones políticas fueron el Poder político y económico. Los criminales son los capitalistas preocupados por sus «inversiones», que temen sólo no poder traspasar sin problemas los límites de su propia dictadura moderna. Si estos ataques constituyen una amenaza para alguien, lo son únicamente para aquellos que están gozando del poder económico y social del régimen actual de esclavitud social.
Por lo tanto, nuestro encarcelamiento no es una solución para la seguridad pública, sino que funciona exactamente al revés: quiere ser la solución a una amenaza política para el régimen, de modo que el estado y el capital puedan, de forma más segura, ejercer el terror masivo contra la mayoría de la gente. El objetivo de nuestros perseguidores es eliminar un factor capaz de despertar políticamente a la sociedad, borrar una amenaza revolucionaria.
Para muchos de la elite política y económica internacional (incluyendo también a los halcones del FMI) la crisis económica mundial ya ha terminado, y a su vez ya ha empezado, aunque débilmente, la recuperación económica. Las perspectivas parecen ser buenas, mientras que la crisis en Grecia no es nada más que el resultado de la mala gestión por parte de los gobiernos anteriores. Los defensores y apologistas del sistema económico y político reconocieron como “la crisis” solamente lo que ha sacudido el sistema financiero internacional y puesto que este parece estar rescatado después de las prestaciones generosas del dinero en efectivo ofrecidas por los gobiernos, ahora están hablando del fin de los problemas del sistema y del inicio de un, tal vez penoso y no demasiado corto, proceso de recuperación económica, y esto sólo bajo la condición que los gobiernos tomen las medidas de austeridad necesarias.
Con el mismo enfoque superficial, que divide la crisis en diferentes (y para muchos también independientes entre sí) dimensiones y las cuales separa entre sí, ven los analistas del régimen también la crisis griega. Para ellos, la crisis económica es sólo una consecuencia de la mala gestión del sistema, la cual con algunos ajustes específicos volverá a su armonioso funcionamiento anterior.
Para los que toman parte en el liderazgo del sistema la crisis financiera en Grecia no es más que un efecto secundario de la crisis económica mundial. Se trata de un problema debido al mal manejo de los fondos públicos por los gobiernos anteriores. Por supuesto no vamos a poner en duda el hecho de que los diferentes gobiernos saquearon sistemáticamente y sin excepciones el dinero y los fondos públicos. De la riqueza que el estado ha chupado de la base social, se engordaban y vivían derrochando fondos públicos todas las, sin excepción, pandillas de administradores. Puede ser que a veces tirasen unos cuantos mendrugos para el restante mayoría de la población con el objetivo de ganarse sus votos. Los ladrones de los grandes partidos acumularon enormes fortunas, construyeron palacios, compraron yates, se aseguraron una vida de lujo mientras que la mayoría vive bajo la condición del terror económico impuesto por el Estado y el Capital. Sin embargo, cuando los halcones del FMI y la Unión Europea acusan a los gobiernos anteriores de haber malgastado el dinero público, no se refieren a lo que hemos mencionado ni tampoco a miles de millones de euro que esos han regalado a los capitalistas de cada nacionalidad que están operando en Grecia. Les acusan de haber malgastado el dinero público en salarios y pensiones, de derrocharlo en la salud pública y en el sector educativo, y de ser demasiado suaves en lo que se refiere a los impuestos de la base social.
El Estado griego desde hace tiempo está en bancarrota, lo admita o no lo admita el gobierno. El mecanismo de apoyo formado por el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo que ya tomó las riendas del poder, tiene como misión prestar el dinero en efectivo para pagar a los que tomaron préstamos de los fondos públicos griegos comprando bonos. El objeto de intercambio por esa “salvación económica” es el saqueo más cruel de la sociedad por el capital transnacional.
En cuanto a los problemas financieros de Grecia, estos (aparte de los saqueos de los fondos públicos cometidos por los líderes para obtener beneficios personales) empezaron a causa del modelo dominante de desarrollo adoptado durante todos los últimos años y también debido al papel que tiene Grecia en la cadena del proceso de la producción global. El papel de Grecia en Europa ha sido siempre un mercado para los productos europeos. Y mientras que el caro euro no permitió a los productos europeos de competir con aquellos mucho más baratos producidos fuera de Unión Europea, el pequeño mercado griego se vió obligado a consumir todo lo posible de la producción de países de “la zona euro”.
La afirmación de que “Europa ofrece una seguridad económica para Grecia” no es más que una mentira monstruosa. El imperativo de la estrategia económica de Europa para Grecia fue desde el principio el desmantelamiento del modelo de producción anterior y la obligación a que el estado griego estimulará el consumo con préstamos. Los gobiernos griegos siguieron ofreciendo préstamos para financiar las inversiones de empresas de la UE en el mercado griego, y al mismo tiempo ayudaron a los capitalistas griegos.
Por otra parte, después de una propaganda incesante por parte de los grupos bancarios, la sociedad griega entró en el laberinto de los préstamos, justo donde su gran parte se encuentra ahora atrapada.
Incluso en medio de la crisis y mientras la deuda griega, tanto pública como privada, ya ha llegado a la cantidad de 1 mil billones de euro, el Presidente del Banco Central Europeo, Trichet, declaró con entusiasmo que “los griegos tienen todavía un margen para nuevos préstamos”, es decir para seguir consumiendo y así apoyando al, débil por la crisis, crecimiento europeo y a la continua rentabilidad de los bancos y las empresas.
La prosperidad ilusoria y las altas tasas de crecimiento no corresponden para nada a la situación económica real, sino que reflejan los grandes beneficios del Capital. Además, ya lo hemos señalado en 2005, en una época cuando todos todavía hablaban de la “fuerte economía griega”. Ya entonces pronosticamos un gran problema económico y un riesgo real de la insolvencia, a las cuales se enfrentará Grecia en el caso de que estallara una crisis de dimensiones globales.
Para todo tipo de especuladores/gestores y para los propietarios del gran capital, la crisis no deja el margen para una alta rentabilidad de los sectores tradicionales de la economía. Incluso muchas de las Bolsas no ofrecen restituciones suficiente satisfactorias para los codiciosos capitalistas, y tampoco el mercado de materias primas y de alimentos (a pesar del hecho de que los precios son demasiado altos considerando la reducción de la demanda en el mundo) ofrece, por el momento al menos, la posibilidad de un ascenso similar a él de 2008. Y esto a pesar de que los inversores hagan todo lo posible para ampliar la burbuja que ya existe en ciertas Bolsas.
Por el contrario, las deudas nacionales son la mejor oportunidad que tiene el capital transnacional para chupar unas enormes,¡en medio de crisis!, ganancias. La burbuja internacional de la deuda en los principales países capitalistas ya se hizo muy grande pero los especuladores de todo tipo no quieren parar. Al contrario: seguirán explotando hasta el fin. El descarrilamiento de la deuda pública en los países del centro se debe a las enormes paquetes de ayuda financiera que los gobiernos proporcionan para la salvación del sistema financiero mundial. En resumen: para la mayoría de gente en los países del centro la crisis financiera internacional ha sido superada, al menos por ahora. Los gobiernos de estos países sistemáticamente van a delinquir, metiendo la riqueza pública en los agujeros negros de las cajas de grandes grupos financieros, los mismos que crearon la crisis.
La dimensión gigantesca del sector financiero (en 2006 y antes de la crisis el PIB mundial llegó a 47 mil billones, el valor total de las acciones superaba los 50 mil billones, el valor de los bonos fue de 70 mil billones, mientras él de sus derivados superaba 470 mil billones, es decir que fue diez veces más grande que el PIB mundial) es muy desproporcionada en relación tanto con el número de involucrados en él como también comparándola con los países capitalistas más desarrollados. Los esfuerzos de los gobiernos para llevar sobre sus hombros las deudas de estas monstruosidades bancarias y inversoras, llevarán a la bancarrota incluso muchas de las, fuertes hasta ahora, economías.
A esto contribuye la elite económica de todo el planeta mientras siga jugando con las deudas nacionales. Una gran parte del, estancado por la crisis, dinero en efectivo encontró como beneficiosa la escapatoria en la deuda pública, de este modo alimentado a la más destructiva para la población burbuja, las fisuras que la misma población será forzada de pagar.
El juego de los grandes ataques especuladores contra las deudas nacionales empezó con Grecia, la cual por sus malas finanzas públicas y por su enorme deuda se presentó como “el cliente perfecto” para los mercados. Los altos intereses, que según los “inversores” reflejan la falta de seguridad económica y el aumento de la posibilidad de endeudarse, hasta ahora han ofrecido grandes beneficios para todos los que “juegan” con la deuda griega. En cada caso, el aumento del riesgo en los mercados siempre proporciona una rentabilidad mayor.
En la creación de la burbuja de la deuda toma parte toda la elite económica del mundo, la cual una vez más cree que podrá chupar enormes beneficios de las deudas públicas, puesto que, según lo que afirman sus portavoces “no permitirá que los países caigan en bancarrota”. Se trata de la misma percepción como la que apareció ya durante la anterior crisis con las deudas de los países periféricos en los años 80. Tanto entonces como hoy, los grandes capitalistas opinan que “las naciones soberanas no quiebran”. Justo con este pensamiento Grecia llegó a endeudarse con los intereses que superan el 9% (y a veces hasta el 15%) y el gobierno cayó en las garras de “la misión salvadora” del FMI, de la Unión Europea y del Banco Central Europeo, los cuales salvarán, aunque sea oficialmente, al Estado griego de la quiebra económica.
La frase de los capitalistas que “las naciones soberanas no quiebran”, expresa indirectamente la presión que los mismos capitalistas ejercen para que intervengan los mecanismos internacionales “salvando” a los países endeudados. De este modo no arriesgan sus capitales invertidos en las deudas y pueden seguir tranquilamente beneficiándose. Sin embargo, la codicia de los capitalistas transnacionales crece tan rápido que ni los mecanismos de “rescate”, como el del FMI, pueden afrontarla.
En Grecia se habla mucho de los “especuladores” y se les insulta, pero nunca se especifica quién es. Seguramente no se trata sólo de los jóvenes de cuello blanco, empleados de las empresas inversoras transnacionales, «sentados delante sus ordenadores están jugando con la deuda del país», como lo dijo Papandreu hace poco. Se trata de toda la elite económica. Gran parte de la deuda griega está en las manos de bancos griegos, y a través de ellos, la “flor y nata” de la plutocracia griega, todos los respetables empresarios gozan del respecto de la elite política del país.
Y no olvidemos el escandaloso proceso mediante el cual los bancos griegos están recaudando dinero con casi nulo interés del parte del Banco Europeo Central, ofreciendo como garantía los bonos del sector público, los cuales obtienen gratis a través del paquete de apoyo de 28 billones de euro (decidido aún por el gobierno anterior) y luego ofrecen al Estado unos préstamos con la tasa más alta del mercado. Y todo esto después que ya metieron bastantes billones en efectivo en sus cajas fuertes, asegurando así su propia suficiencia de capital mientras que el gobierno les llama, en las circunstancias actuales y mientras está vendiendo el país por prestaciones, de utilizar también el paquete restante que todavía queda como “informal”.
La famosa “pistola”, que suele implorar el ridículo Papandreu siempre que recibe algún apoyo verbal de sus superiores “socios” en Europa, no apunta a ningún especulador. Esta arma si que existe, pero apunta a la mayoría de la población de este país haciéndoles someterse a las amenazas del gobierno y de los salvadores del sistema político griego. Papandreu, como un moderno Tsolákoglou, ya llevó el país a una nueva era de ocupación, ahora por el capital transnacional y con el FMI, Comisión Europea y Banco Central Central, los cuales bajo el lema de la “salvación de la patria” supervisan los programas de austeridad y de reformas, a fin de financiar el pago normal para los acreedores del Estado griego.
Todo el palabreo acerca del “papel crédulo de FMI” y otros intentos de presentación positiva hechos tanto por el gobierno como por los lacayos del mismo FMI, no valdrá para mucho…Se sabe que en cualquier país donde metió sus manos, las consecuencias fueron devastadoras. En África, Asia y América del Sur, el FMI es responsable de la destrucción de las economías, de las estructuras y modelos de producción que no encajaban en los modelos de producción rentables para los halcones del capital transnacionales, así como a quienes sirve este organismo. Los resultados de las “beneficiosas” intervenciones de FMI fueron en muchos casos las hambrunas, enfermedades, guerras civiles, catástrofes sociales y ambientales irreparables.
Igualmente, suena como una broma de mal gusto cuando, después de décadas de la actividad de FMI con siempre los mismos desastrosos resultados, muchos, principalmente izquierdistas y social-demócratas, siguen describiendo sus brutales formulas neoliberales simplemente como un “error estratégico”. No puede ser que crean que se trata simplemente de unos idiotas. Ellos saben muy bien lo que hacen y sus intereses son muy concretos.
La deuda que un país no es capaz de pagar es la oportunidad para que la elite económica, a través del FMI, le puede poner de rodillas, aniquilar y conquistar. Después de exprimirle hasta que no quede nada, le llevan a la bancarrota y entonces vienen los cuervos del Capital y, por un trozo de pan, compran todo lo que tiene valor por allí para luego explotarla, hasta que convierten tal país en el paraíso de la explotación capitalista, donde por fin reinan las condiciones de trabajo inhumanas. Este es el plan del FMI para Grecia. Un plan que lleva rápidamente a una sobre-acumulación del poder económico y social en todavía menos manos y conduce el pueblo a la miseria.
Si dejamos que los criminales del régimen sigan con esas políticas, significa que nos entregamos a una esclavitud más vergonzosa que nunca, que entregamos el país y el futuro de nuestros hijos a los dientes de los tiburones del gran Capital y que aceptamos vivir bajo el terror constante de la oligarquía económica y política internacional.
Ninguna persona libre puede aceptar un semejante trato, ninguna persona digna puede entregarse sin resistencia. Mientras que el propio sistema destruya los puentes que le conectan con la mayoría social y toma una posición abiertamente hostil en contra de ella, sería un grave error intentar, desde abajo, reconstruir esos enlaces. Los partidos de izquierda que participan en el sistema político intentarán, de una u otra manera, debilitar los conflictos sociales y harán todo lo posible para evitar las explosiones sociales inminentes. E incluso aunque enseñen sus dientes contra las decisiones del gobierno, de ningún modo van a romper con el sistema.
Por otro lado, los desfavorecidos esperan una nueva fuerza política, independiente de cualquier intencionalidad política y de deseos de manipulación, una fuerza capaz de crear un terreno político en el cual pudieran pisar y luchar contra las brutales condiciones que les impone la vida moderna. Esta nueva fuerza política no puede ser otra que un amplio movimiento radical, el cual, sin inhibiciones o escrúpulos, sin complejos de culpabilidad o ilusiones sobre la necesidad o no de un enfrentamiento total con el régimen, será capaz de trazar un proyecto de destrucción del sistema y de inspirar cuantos más oprimidos pueda hacia una dirección liberadora.
Quien hoy en día, cuando nos encontramos viviendo bajo la pura y dura Dictadura de los mercados, todavía sigue proclamando que “las condiciones objetivas son inmaduras”, es alguien que no está dispuesto a practicar la subversión.
Las condiciones objetivas son más que ideales.
Vamos a crear también las condiciones subjetivas, que son necesarias para llevar a cabo la revolución. Esta es nuestra oportunidad.
VIVA LA LUCHA REVOLUCIONARIA
HONOR PARA SIEMPRE AL COMPAÑERO LAMBROS FUNDAS
VIVA LA REVOLUCIÓN
POLA RUPA -NIKOS MAZIOTIS -KOSTAS GURNÁS
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