1. Posiciones generales
La iniciativa anarcosindicalista Rocinante es una organización sindicalista cuya actividad se localiza en el meollo de la contradicción principal del capitalismo a nivel mundial, la cual es la oposición entre Capital y Trabajo, desde el punto de vista de los intereses del Trabajo, de su liberación y la emancipación social total.
1.1 La situación a nivel internacional
Estamos en medio de una gran crisis económica mundial. Esta crisis constituye el fin de un período de 20 años marcado por la vehemente ofensiva de dos direcciones, que ha desatado el Capital contra el Trabajo, y la cual ha cambiado decisivamente la relación entre ellos.
Esta ofensiva tenía dos facetas, una material y otra ideológica. La primera se basó en la reducción del valor del Trabajo, en la restricción de los derechos laborales y el desmantelamiento de los sistemas de seguridad social, tal como se fueron formando durante la segunda mitad del siglo XX. Se expresó principalmente mediante la reducción de los salarios en todo el mundo, el mantenimiento de la tasa de paro constantemente a niveles altos y la restricción drástica de los gastos sociales y del sector público en la economía. Esto llevó a la supresión de los costes laborales en ámbito el capitalismo y, finalmente, a una redistribución general de los beneficios en favor del Capital a escala mundial, puesto que esta supresión permitió aumentar la rentabilidad a costa de los trabajadores.
La segunda faceta de esta ofensiva tenía primeramente características ideológicas. Tenía que ver con la degradación de todas las corrientes obreras del mundo occidental- de las más revolucionarias a las que más tenían un carácter gestor- y finalmente del desafío del mismo carácter primordial de la controversia entre el Capital y el Trabajo. Se expresó a través del debilitamiento y la limitación del papel de los sindicatos- especialmente de los reformistas y los gestores- y el retroceso o la plena incorporación de las corrientes políticas que se asociaban con el mundo del Trabajo. Esta segunda faceta, aunque procedía del mismo Capital, se convirtió, a partir de un momento determinado, en un asunto de unos fragmentos del movimiento social, que se apresuraron a teorizar y materializar su desconexión de la cuestión de clase.
Lógicamente, estas dos facetas de la ofensiva operan como vasos comunicantes. La continua reducción de la renta de los obreros y el retroceso de la posición de los trabajadores, provocó una crisis consecuente en las organizaciones del movimiento obrero, conduciendo a su debilitamiento y finalmente a su deslegalización. A su vez, el retroceso del fragmento organizado del movimiento obrero dejó el Trabajo más vulnerable a las ofensivas del Capital. Estas dos condiciones han determinado lo que se llamado la dominación del modelo liberal en el último cuarto del siglo XX y en primera década del siglo XXI.
La crisis que estalló en el sistema financiero internacional en el otoño de 2008 y se expandió rápidamente en todos los sectores de la economía, marca el principio del fin de la hegemonía ideológica del liberalismo. También marca el estallido de una guerra mundial de baja intensidad, en los que el Trabajo se convierte en la fuerza productiva que se va destruyendo, así que reactive el capitalismo. Las resistencias desarrolladas en la última década están razonablemente asociadas con el descontento social y las necesidades generadas por la nueva pobreza y la lucha económica de las sociedades, que vuelve a la escena. Así, una nueva fase de lucha de clases comienza a nivel mundial. Naturalmente, en esta etapa el Capital y el Trabajo desplazan el equilibrio de fuerzas heredado de los últimos 20 años. Sin embargo, está claro que las organizaciones económicas directas de los trabajadores se van reconstituyendo y están asumiendo iniciativas, buscando una estrategia que les permita llevar a cabo con eficacia la lucha de clases. De la forma que finalmente adquiera la mayor parte de las asociaciones y demandas económicas de los trabajadores, serán determinados en gran parte los equilibrios (correlaciones) sociales que se vayan a crear a partir de ahora.
En cualquier caso, el estallido de esta nueva ronda de la lucha de clases, deja totalmente inactivas, hasta insustanciales, todas aquellas concepciones que se han desarrollado dentro del movimiento anti-capitalista y arrancaban del desafío de la prioridad de la cuestión económica y de clase en la organización social y llegaban hasta el punto de desafiar el concepto de la clase y de la lucha de clases en su totalidad. Más que nunca, hoy la cuestión de la confrontación social es una cuestión de política de organización de clase.
1.2 El caso griego
En este campo, Grecia se caracteriza por unas ciertas particularidades. Una de ellas es la intensidad de la crisis y la agresividad del Capital que la sucedió. La quiebra controlada del Estado griego a principios de 2010, abrió un ciclo de una ofensiva global a los derechos del Trabajo, más amplio que el que se está desarrollando en la mayor parte del mundo. El estado de emergencia declarado por el Capital y el Estado, coadyuvados por los mecanismos de la Propaganda, no es nada más y nada menos que una dictadura económica, acompañada de medidas de acentuado autoritarismo social y político. Esta condición genera una red de deberes más compleja y nueva para el movimiento anti-capitalista, así que este ponga de relieve las necesidades de la sociedad frente a las necesidades del Capital y organice el descontento. Esta hipótesis adquiere unas dificultades adicionales, dado el nivel bajo del capitalismo griego con respecto a la mayoría de los capitalismos occidentales (y por consiguiente del enfoque de la ofensiva capitalista a los derechos laborales primarios y básicos), y la situación en la que se encuentra el movimiento obrero y anti-capitalista.
El movimiento obrero, por un lado, es controlado en gran medida por el sindicalismo de Estado y la patronal (GSEE ), con pequeñas células de sindicalismo burocrático (ADEDY ) y partidista (PAME ). El movimiento anti-capitalista, por otro lado, está en medio de en un mar de una confusión que subestima- si no es que ignora- cada elemento de organización de clase, si no de la dimensión de clase de su lucha. En cuanto a las facetas estatal y patronal del movimiento sindical, su existencia es una división de facto de la clase obrera entre sus fragmentos «aristócrata» y «plebeyo», «público» y «privado», los que tienen derechos y los que no, etc.
Un elemento importante de la lucha de clases en Grecia es la tradición del movimiento sindical y obrero, la cual reproduciéndose confirma unas ciertas correlaciones, tanto en su interior como en la sociedad griega. El movimiento sindical en Grecia, ya desde principios del siglo XX, fue creado más como un anexo al movimiento político que como la suma o más como el producto de las tendencias que se estaban desarrollando en los lugares de trabajo, los varios sindicatos y asociaciones y las estructuras organizadas locales del movimiento obrero . A diferencia de lo que sucede en la mayoría de los países del mundo-especialmente en el las del mediterráneo y Latinoamérica- en Grecia nunca se desarrolló una democracia sindical que contuviera unas estrategias distinguibles y unas formaciones organizativas, ni unas confederaciones sindicales sobre la base de la variedad de conceptos desarrollados dentro del movimiento obrero . El movimiento sindical entero queda atrapado en un monopolio organizador: la GSEE, en el marco del cual se mueven las diferentes políticas y en realidad las estrategias partidistas. Además, este monopolio sindical ha optado por una separación vertical entre los trabajadores del sector público y los del privado, el cual, a su vez limita aún más la operación solidaria del sindicalismo dentro del movimiento obrero. Sobre la marcha, este monopolio sindical pasó del abrazo apretado de los partidos políticos a la dependencia profunda del Estado y del papel institucional que se le atribuye a través de sus funciones. A través de la consolidación de funciones sindicales que tienen que ver directamente con la colaboración de clases y la cogestión, en Grecia hemos llegado a un punto en el que el sindicalismo se ejerce única y exclusivamente a través de los mecanismos del Estado. Esta soberanía del sindicalismo de Estado constituye una peculiaridad de la lucha de clases en Grecia, la cual tiene correspondientes históricos sólo en la Italia fascista de los años ´30 y la sindicalización franquista de la posguerra.
El predominio casi del sindicalismo de Estado, ha creado una serie de tendencias centrífugas dentro del movimiento anti-capitalista. Sin embargo, poco o nada se dirigieron ellas a la posibilidad de crear diferentes estructuras sindicales en los lugares de trabajo. La hegemonía de la política sobre la organización económica, que constituye una constante persistente en Grecia, encontró en el movimiento anti-capitalista una expresión casi delirante, que concluyó con la cómica superpoblación política que actualmente se nota en la Izquierda y el movimiento anarquista. Un montón de organizaciones y colectivos, a menudo sin la mínima intervención en los lugares de trabajo, se agolpa en el seno del movimiento anti-capitalista, proponiendo cada uno de ellos un proyecto revolucionario diferente, que por lo general se desarrolla fuera de la sociedad, a la que llama a su vez a salir de sí misma y adherirse a él. Lógicamente, en este contexto se ha cultivado una serie de percepciones anti-capitalistas, las cuales sobre la marcha se convirtieron en percepciones abiertamente no clasistas y en opiniones que cuestionan el carácter primordial de la lucha de clases dentro de la lucha social en el capitalismo. En muchos casos, estas percepciones han utilizado la totalidad de la lógica del posmodernismo liberal, simplemente embelleciéndola con acciones o referencias radicales. En Grecia, la presencia de estas corrientes es desproporcionadamente grande con respecto a su importancia social y esto es una debilidad innata del movimiento anti-capitalista, que se expresa tanto en su acción, como en su estructura y función.
Para nosotros, la superación de esta debilidad pasa a través de la formación organizada de las dos corrientes que constituyen la organización anti-capitalista natural de los trabajadores en los lugares de trabajo, dirigida a toda la sociedad: el sindicalismo revolucionario y el anarcosindicalismo. Esa es la razón por la que los trabajadores de diferentes orígenes políticos y procedentes de distintos sectores laborales, procedemos a la creación de este movimiento organizado. Es la iniciativa anarcosindicalista Rocinante.
2. Anarcosindicalismo: Que es y que no es
Sobre la importancia misma del anarcosindicalismo todavía sobrevive una serie de malentendidos, estereotipos y malas interpretaciones. Más concretamente, en Grecia, donde la tradición histórica del anarcosindicalismo y del sindicalismo revolucionario es breve, estos malentendidos se multiplican, resultando finalmente en una completa distorsión de su corriente, sus posiciones y percepciones. Para algunos el anarcosindicalismo es la corriente que se dio en la Revolución Española, así que todo lo que pasó en España en el ámbito del movimiento libertario se atribuya a una percepción supuestamente anarcosindicalista. Para otros es el resultado producido cuando los «anarquistas se ocupan del sindicalismo», mientras que también hay versiones más grotescas: el director de uno de los principales periódicos de Grecia hablaba recientemente del «florecimiento del anarcosindicalismo», refiriéndose principalmente a acciones anti-sindicales desarrolladas en lugares de trabajo, y un poco más tarde la Ministra de Agricultura llamaba «anarcosindicalismo» la acción de los productores de tabaco, confundiéndolo probablemente con el sindicalismo de los agricultores.
En el proceso de formación de la corriente anarcosindicalista de una manera organizada, es importante hacer las aclaraciones necesarias, sobre lo que es y lo que no es el anarcosindicalismo, entre todo lo que (no) se plantea en este debate.
2.1 El reconocimiento de la prioridad de la lucha económica y la organización económica de la clase
Los anarcosindicalistas sostenemos que en la base de la sociedad capitalista, la explotación y la opresión siempre son económicas. De hecho, están basadas en la soberanía del Capital sobre el Trabajo, una soberanía que es total y universal. La gran mayoría de la gente en la Tierra produce la riqueza con su trabajo manual e intelectual, al mismo tiempo que una minoría muy pequeña la reúne, la aprovecha, la distribuye y la controla. Los primeros, quienes constituyen el mundo del Trabajo, en realidad no son nada más que unos esclavos asalariados, forzados. Son una clase bajo ocupación.
De la dominación económica del Capital sobre el Trabajo emana cualquier otra explotación y dominación en el capitalismo: La dominación del Estado, la cual existe para proteger y reproducir la ocupación económica; La dominación sobre el medio ambiente que amenaza con soltar el planeta por los aires; La dominación machista, racista y nacionalista, las cuales surgieron con unos criterios plenamente económicos, a pesar de que se autonomizaron sobre la marcha, continúan sirviendo ciertos aspectos de la Soberanía económica; La dominación espiritual y cultural, así como la religiosa, cuyo fin es la incorporación de los oprimidos a la sociedad de la soberanía económica.
Por todas estas razones, la lucha principal del mundo del Trabajo en el capitalismo es la lucha económica y su forma de organización más avanzada es la organización económica y en realidad la que se produce en el mismo espacio en el que se produce la explotación: en los lugares de trabajo. Por consiguiente, la forma superior de organización de la clase obrera es el sindicato.
El anarcosindicalismo no subestima nada la necesidad de una acción coordinada contra toda forma de dominación y opresión en el capitalismo. La concibe, sin embargo, como una parte de la lucha por la emancipación social, que se produce sólo a través de la liberación económica.
2.2 Otra manera de hacer sindicalismo
El sindicalismo, desde su formación como movimiento de la clase obrera hasta hoy, sigue siendo la forma de organización del mundo del Trabajo más masiva Esta condición nunca fue anulada, independientemente de si el sindicalismo era la política hegemónica en el movimiento obrero… Lo que ha cambiado, sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, fue la índole de los sindicatos y su acción. Incorporados al ‘contrato social’ que propuso el capitalismo, y sumisos a la soberanía de la política- tal como lo impuesto por la política soviética-reducidos por la derrota de sus planes revolucionarios anteriores a la Guerra, los sindicatos han estado perdiendo con el tiempo la función básica para la que fueron creados. Esta era la organización de la solidaridad obrera de todos los sectores laborales y la formación de unas estructuras obreras, listas para constituir la solución alternativa a la sociedad del Capital. En toda Europa, fueron transformados- a veces menos, otras más- en mecanismos de cogestión destinados a defender derechos fundamentales, a menudo a base corporativista o estrechamente ramal.
El anarco-sindicalismo está reclamando el regreso del sindicalismo a sus raíces revolucionarias. Constituye un movimiento que nunca ha subestimado la acción diaria en los lugares de trabajo, hasta por el más mínimo de los derechos, y nunca la ha aislado de la necesidad de la continua expansión de la solidaridad obrera y la necesidad de transformación social revolucionaria y la abolición de las clases.
Al mismo tiempo, el anarcosindicalismo no se refiere ni a unos derechos únicamente profesionales, ni siquiera a los derechos de las personas que «trabajan». Más allá de la mecanicista, y en última instancia no clasista, percepción de lo es la clase obrera, el anarcosindicalismo interviene de una forma completa en la relación entre Capital y Trabajo en la sociedad y aspira a organizar, de una manera revolucionaria, a los que están involucrados en el Trabajo, y están sometidos a la ocupación económica del Capital. Estos pueden ser los que logran vender su fuerza laboral y trabajan, así como los que, temporal o permanentemente, no pueden venderla y están desempleados. Además, aquellos cuya supervivencia depende de la venta de la fuerza laboral de sus familiares o «se están entrenando» para la producción (jóvenes, estudiantes, alumnos), así como los retirados del Trabajo (jubilados).
Concibiendo la lucha económica en el capitalismo como principal y las organizaciones económicas de la clase obrera como las organizaciones superiores, el anarcosindicalismo no renuncia al derecho de intervenir en cualquier otro aspecto de la dominación capitalista. Lucha por la organización de la lucha contra el racismo y contra el nacionalismo, forma movimientos feministas y movimientos contra la homofobia, participa en las luchas ecológicas, siempre pretendiendo mostrar la dimensión clasista de estas luchas y prevenir su conversión en islotes sociales aislados.
2.3 Un plan de organización para la sociedad
El anarcosindicalismo sostiene que el sindicato debe ser el modelo y el núcleo de la nueva sociedad. Por esta razón, «tiene prestadas» de ella las estructuras, la función, la organización y las relaciones sociales.
Convencidos de que toda estructura vertical reproduce jerarquías verticales dentro de la sociedad, los anarcosindicalistas optamos por la organización horizontal de la federación. Al mismo tiempo, refiriéndonos a una sociedad de responsabilidad sustancial, rechazamos la ausencia de estructuras y obramos basándonos en el principio de la democracia directa, en un contexto de igualdad de derechos y obligaciones.
La organización anarcosindicalista aspira también a convertirse en la organización alternativa del mundo del Trabajo en todos los niveles, por eso está luchando por la creación, a partir de ahora ya, de estructuras internas alternativas, en los campos de la cultura, la educación, la auto-educación, las relaciones sociales, la solidaridad social, la atención médica, etc, con el fin de que estas estructuras sustituyan sin problemas a las estructuras capitalistas y estatales después de la superación de estas últimas.
2.4 Una herramienta para la autogestión socialista y el comunismo
Objetivo declarado del anarcosindicalismo es la transformación social y la transición a la sociedad de la autogestión obrera y finalmente al comunismo. El sindicato anarcosindicalista constituye una herramienta y por eso tiene como recurso final la huelga general revolucionaria.
Sin embargo, la transformación revolucionaria de la sociedad no es para el anarcosindicalismo un objetivo remitido al futuro. Por el contrario, la acción sindical diaria está dirigida hacia el cambio permanente de las estructuras y la preparación de la nueva sociedad. Las reclamaciones de las luchas cotidianas conciernen tanto a la resolución de los problemas inmediatos del mundo del Trabajo y la mejora de las condiciones materiales de su vida, como la deconstrucción de la lógica capitalista.
El propio sindicato se convierte en el vehículo y el organizador del cambio social, convirtiendo su federación en una federación de todos los productores y, finalmente, en federación de personas.
En la sociedad actual, nuestro lema es: ¡frente a la competencia, la solidaridad! Para la sociedad del futuro, nuestro lema es: ¡por la libertad de cada uno y la igualdad de todos!
3. Estructura y acción en las condiciones actuales
La iniciativa anarcosindicalista Rocinante está integrada en la tradición anarcosindicalista, acepta sus valores, principios y métodos, y sus objetivos coinciden con los objetivos del anarcosindicalismo. Por lo tanto, su objetivo es crear una confederación anarcosindicalista aparte, con sindicatos en cada lugar de trabajo, a través de la transformación revolucionaria de la sociedad, la autogestión obrera y el comunismo. Las condiciones reales, sin embargo, en el movimiento obrero y la influencia de la corriente sindicalista en él, requieren un marco de funcionamiento que sirva este propósito y que no implique su formación fuera del mismo movimiento social. Por esta razón, en esta fase, su función organizativa y su acción se adaptan a las circunstancias dadas, sin extralimitar nuestras declaraciones y principios.
3.1 Organización sindical de los miembros
La iniciativa anarcosindicalista Rocinante no es un sindicato. Constituye una organización sindical de miembros con presencia pública en los lugares de trabajo y en los sindicatos que tienen acción en ellos. Sus miembros propagan los principios del anarcosindicalismo y del sindicalismo revolucionario y desarrollan su acción en este contexto. Desarrollan y participan en movimientos sindicales, ya sea independientemente o en alianza con otras fuerzas anticapitalistas y con trabajadores. El criterio de nuestras alianzas en los lugares de trabajo no es la estrecha afinidad ideológica, sino la afinidad en la acción y la dimensión clasista de la intervención en los lugares de trabajo y los sindicatos.
Como organización sindical, la iniciativa anarcosindicalista Rocinante selecciona la estructura interna y el funcionamiento de un sindicato, con la perspectiva de su creación. Por lo tanto está formando organizaciones ramales, temáticas y locales. Las organizaciones ramales no se forman en base estrechamente profesional, sino que pretenden unir a trabajadores de cualquier parte de la pirámide de la producción, rompiendo la práctica de la producción en cadena que propone el capitalismo, la cual no dudan en aceptar los sindicatos burocráticos. En estas participan también practicantes-futuros trabajadores- y desempleados. Las organizaciones ramales no se limitan a las luchas de ramo, sino que proceden a la elaboración de concepciones acerca del desarrollo productivo y científico del ramo y la socialización de su carácter. Las organizaciones locales se forman en una ciudad o una región e intervienen en cada cuestión de la lucha de clases desarrollada en cada región. Las organizaciones temáticas intervienen en los asuntos regionales o especiales de la explotación capitalista, poniendo de relieve su carácter de clase y luchan por su vinculación con la lucha económica y la transformación social revolucionaria. En cada uno de estos casos, la acción de los miembros de la iniciativa anarcosindicalista Rocinante no tiene un carácter futurista o adventista, sino que apunta a la mejora inmediata, aunque sea la mínima, de las condiciones materiales de la vida de los trabajadores.
3.2 La lucha por romper el monopolio sindical
Estimando que el carácter monopolista del sindicalismo estatal y patronal en Grecia es el impedimento principal para la lucha de clases, la iniciativa anarcosindicalista Rocinante lucha por superarlo y crear una federación sindical alternativa, con referencia a los sectores público y privado, y con una dirección clasista y anti-capitalista. Cada llamamiento de la GSEE a la «unidad organizativa» del movimiento obrero y sindical, es para nosotros en realidad un llamamiento al mantenimiento de la desarticulación sustancial y multidimensional de la clase obrera, de la que la GSEE tiene la entera responsabilidad. Los que defienden la unidad organizativa agrupados en la GSEE, como defensa a la ofensiva dl Capital, aceptan hipócritamente la división de los trabajadores en los del sector público y los del privado, en los viejos con derechos a seguridad social y los nuevos que no tienen dichos derechos, aceptan la existencia de sindicatos-sellos que impiden y reprimen la acción de sindicatos de carácter clasista.
La iniciativa anarcosindicalista Rocinante considera la GSEE un mecanismo hostil y la ADEDY el PAME organizaciones deficientes que no tienen ni la intención ni la capacidad para enfrentarse al sindicalismo de Estado y patronal. Nuestros miembros participan en los sindicatos en los lugares de trabajo, pero hacer pública y clara su posición sobre la necesidad de una ruptura con la GSEE y la creación de unas estructuras sindicales distinguibles fuera de ella.
En este contexto, la iniciativa anarcosindicalista Rocinante establece unas iniciativas de diálogo y de acción común permanentes, y está luchando por la creación, en cada lugar de trabajo, de comités de trabajo y de huelga independientes de los órganos constitucionales.
3.3 Establecimiento de un programa de demandas directas
La acción sindical diaria sobre cualquier asunto que surja en los lugares de trabajo es regida por un programa de demandas directas para el conjunto de la clase. En la actualidad esto tiene que ver con la lucha contra los despidos, la redistribución de los ingresos en beneficio de los trabajadores mediante aumentos reales de los salarios y la reducción del tiempo de trabajo de acuerdo con las necesidades de los trabajadores y la sociedad y no el chantaje del desempleo planteado por el Capital.
Al mismo tiempo, dentro de los sindicatos estamos luchando por la creación de movimientos que se opongan abiertamente a los mecanismos del Capital. Como la clase obrera es capaz de producir política por sí misma, no cedemos a nadie, excepto a los sindicatos, el privilegio de llevar a cabo la lucha contra la política del Estado griego, la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional. Consideramos estos mecanismos hostiles al Trabajo y estamos organizando la lucha contra ellos en cada lugar de trabajo.
3.4 La intervención en todos los aspectos del movimiento social
La iniciativa anarcosindicalista Rocinante está involucrada en todos los aspectos del movimiento social, incluyendo el estudiantil, el anti represivo, el movimiento por el medio ambiente y los movimientos contra el nacionalismo, la guerra y toda forma de racismo racial y social, formando, según el caso, organizaciones temáticas pertinentes. No consideramos ninguno de estos movimientos apartado de la lucha de clases y en su contexto, junto a cualquier carácter humanitario, luchamos por hacer destacar los intereses de Trabajo. Por la misma razón luchamos por la creación de movimientos similares en los lugares de trabajo y los sindicatos.
3.5 La participación en los procesos internacionales del movimiento anarcosindicalista
La iniciativa anarcosindicalista Rocinante es una organización internacionalista y entiende la coincidencia de los intereses de los obreros como un tema global, no nacional. Por esta razón, desarrolla relaciones de colaboración y de compañerismo con confederaciones anarcosindicalistas, organizaciones y movimientos de todo el mundo. Valoramos la re-masificación del movimiento anarcosindicalista en Europa durante los últimos 10 años como un proceso muy positivo y estamos luchando con todas nuestras fuerzas por su renovación sin burocratización. En este contexto son valoradas nuestras relaciones internacionales y nuestras participaciones potenciales en las organizaciones e iniciativas anarcosindicalistas internacionales.
El texto en griego.