La noche de miércoles pasado nos atacamos a la oficina de Jenny Macklin, diputada del Partido Laborista Australiano y Ministra de Asuntos Indígenas. Lo hicimos porque el gobierno australiano es un gobierno de ocupación y colonización continua de los pueblos indígenas de este país. Nuestras acciones son acciones de solidaridad con los pueblos indígenas que han sido invadidos, cuyas tierras han sido robadas, que han sido expulsados por la fuerza de sus tierras, de sus familias, cuyas culturas y lenguas han sufrido daños irreversibles, y que aún siguen sufriendo las continuas olas de ataques por nuestro gobierno colonial, de esta misma oficina de “Asuntos Indígenas”.
También hemos llevado a cabo este ataque porque como ciudadanos no-indígenas de este país nos hemos convertido en una situación en la que beneficiamos materialmente de la colonización de los pueblos indígenas. Hemos aprendido a negar la realidad de los orígenes de nuestra riqueza material – somos el «país afortunado». El mito de la suerte oculta la realidad de la guerra y de la ocupación, en la que se basan nuestras vidas. Hemos nacido en una sociedad que nos dice que esta actividad colonial es una cosa buena, que es “para nosotros”, que es “para ellos”. Que la cultura capitalista y materialista es “buena” y “beneficiosa”.
Hemos aprendido que todos merecen el “gran sueño australiano”, construido sobre los despojos de la guerra colonial. Pero el sueño es un mito. Actuamos porque queremos romper la monotonía de esta existencia. No creemos que la comodidad material es la única cualidad que hace la vida “buena”. Actuamos porque no creemos en la superioridad cultural del capitalismo, y rechazamos la lógica misionera de asimilación de los pueblos indígenas para darles una vida “mejor”. No creemos que una vida basada exclusivamente en el consumo, vacía de verdadera emoción, de comunidad, de individualidad y de alegría es la “mejor” forma de vida. Esta sociedad es aburrida. Está vacía y insatisfactoria. Está construida sobre una red de mentiras, dolor y sufrimiento, perseguida por los recuerdos casi borrados de las formas de vida que hemos perdido.
Rechazamos esta cultura de negación. Rechazamos esta sociedad que nos está diciendo que debemos aceptar los papeles que nos ha dado, sea de los «oprimidos» o de los “opresores”, «colonizados» o «colonizadores». Estamos en contra de la colonización. Estamos en contra de la asimilación del mundo en la cultura capitalista de supremacía blanca. Todo el mundo se está resistiendo a este sistema todos los días en numerosas formas diferentes, desde los aparentemente insignificantes, como cada vez que alguien roba algo de la tienda Woolworths, cada vez que no compra un billete en el tren, cada vez que apaga la televisión porque está harto de la mierda sin sentido; hasta las huelgas comunitarias y las luchas callejeras. Esta es una manera que elegimos no sólo para resistir, sino para intensificar nuestra resistencia y nuestras vidas. A través de esta acción estamos recuperando nuestra dignidad e declaramos que negamos ser ciudadanos “obedientes” de la Australia colonial.
Unaustralians
fuente: 325.nostate.net