A raíz de una visita
El viernes 15 de junio de este año tuvo lugar en la Old School okupada de la Barcelona ibérica una charla-debate, a cargo de Alfredo Maria Bonanno, en torno al insurreccionalismo. Gran asistencia, como en otras ocasiones la media de edad masculina bastante superior a la femenina y, y esto sí me sorprendió, sin que ninguna de las compañeras presentes interviniéramos, si exceptuamos las dos traductoras en su función digamos que «técnica». Ya antes de acabar se empezaron a formar los corrillos. En un par de ellos, según pudimos constatar, predominaba la decepción, se mencionaba mucha contradicción por parte del viejito (Alfredo) e incluso se achacaba superficialidad. En los días posteriores supimos que era una sensación bastante extendida, a la que habría que añadir quejas por el sonido, por parte de alguno de la organización por el contrario lamentaciones por el escaso interés de las preguntas e intervenciones por parte del público, etc. En fin…
Personalmente considero que hay que reconocer a la organización del evento su esfuerzo e iniciativa. Vale que la cosa, descontando problemas ajenos, podría haber ido mejor, pero tampoco fue ni mucho menos el desastre que pintan según que descripciones. En cuanto a las contradicciones de Alfredo, pues sí, es cierto, y además añadió a las viejas alguna nueva. Sin embargo no creo que sea justo que quede ese único recuerdo de él. Quienes hemos tenido ocasión de conocer su obra impresa (y más con la ventaja de no haber tenido que pasar por el filtro de esas traducciones casi siempre irrespetuosas) creo que coincidimos mayoritariamente en que, desacuerdos aparte, el compañero ha hecho una aportación importante a la lucha.
Como no podía ser menos en una ciudad como Barcelona, la presencia anarcosindicalista se hizo notar, con lo que se cayó, tal y como era de prever, en una partida de ping-pong entre la utilidad o no de la organización de síntesis. Quiero decir, pese a no compartir posturas, que alguna de las intervenciones por parte confederal fue interesante, pero ese duelo se hace ya muy pesado, la verdad.
Por otro lado se produjo un estancamiento en la cuestión de si conviene o no reivindicar las acciones de ataque, el peligro de las siglas y cosas por el estilo. Alfredo se mantuvo en su vieja y conocida idea de que los comunicados son perjudiciales, que las acciones deben explicarse por sí solas, que los textos reivindicativos no pasan de mera cháchara. Por el contrario varios de los presentes hicieron saber que consideraban la utilidad comunicativa de los escritos, tanto cara a la gente en general como entre propios compañeros. Uno llegó a hablar de «vasos comunicantes» entre realidades en lucha.
Obviamente la FAInformal rondaba por alguno de los argumentos y se mencionó sin ambages en más de una ocasión. Lo bueno es que a nadie se le ocurrió plasmar que quizá el problema esté en hacer siempre lo mismo, siempre, pero que esto vale tanto para la firma como para el anonimato. Ambos no dejan de ser instrumentos útiles, a veces hasta casi obligatorios, según circunstancias. Además tanto en el silencio como en la rúbrica hay matices, el abanico de posibilidades es, por suerte, más amplio. Uno de los reproches de Alfredo a la firma es que facilita la gestión desinformativa de la represión. En esto puede que tenga razón, pero lo decía como si el anonimato fuese la panacea ante los medios, la policía, la judicatura. Y, como muy bien sabe por propia experiencia, no es así. Baste recordar que en el montaje ROS-Marini, no habiendo sigla a la que culpar, los autores del sumario se sacaron una de la manga: ORAI. Asimismo campañas periodísticas de linchamiento contra áreas enteras de disidencia ya se han hecho y se seguirán haciendo haya o no haya un nombre específico en el papel de monstruo a abatir.
Por último un tema que me da que pensar hace tiempo y que, estoy segura, influye en este tipo de debates: los diferentes mecanismos mentales entre compañeros que en la parte más peligrosa de su labor clandestina tienden a la consecución de fondos y aquellos más inclinados a arriesgarse con fuego y explosivos. Es algo que ni se plantea o que se maneja como tabú. Que yo sepa de momento el único que ha tratado el tema públicamente ha sido Santi Rovà en «Dine y Dina», por «dinero» y «dinamita». (Lo de públicamente es un decir: la revista, Manantiales de Adoxia, fue, pobrecilla mía, marginalísima y efímera). Decía el compañero que esas diferencias existen. Que no es cuestión ni mucho menos de que un atracador o atracadora, por poner un ejemplo, está por encima de una dinamitera o dinamitero, o viceversa. Y que el compañerismo, la complicidad, son obvios, pero que esas diferencias de preferencias son síntoma y a la vez reafirmación de puntos de partida diversos. Y coincido con él en que lo ideal es ser polifacético/a, que un especial «chapeau!» por quien sabe hacer de todo y además bien.
Anabel B
Alfredo M. Bonanno en La Rosa de Foc
El pasado 15 de Junio estuvo por estos lares uno de los rostros visibles del insurreccionalismo, Alfredo Maria Bonanno (Catania 1937) vino a ofrecer una charla en el Old School de Vallcarca para analizar pasado, presente y futuro del insurreccionalismo.
Ante un evento así fuimos muchos los que no quisimos perdérnoslo, y diferencias y coincidencias aparte, por el simple hecho de lo que representaba ya se intuía que podía ser interesante.
El centro estaba lleno, en el patio dónde se ofrecía la charla más de doscientas personas aguardábamos expectantes el discurso del polémico ponente. Bonanno, barba cana, camisa blanca y sandalias tenia un halo de historia viva, y su voz, apenas un susurro con puntuales alzas de emoción e indignación, transmitía un sentimiento de infatigabilidad en la lucha.
Todo esto son impresiones bienintencionadas, sentimiento vago avivado por una necesidad inconfesable de mitomanía, más un respeto por la trayectoria del protagonista, siempre fiel a su discurso, cosa de la que no muchos pueden alardear.
La realidad de la charla, lo tangible, el contenido aprovechable fue un poco diferente a las impresiones preliminares. El discurso fue vago y generalista, no sé si por el cansancio del viaje o por la avanzada edad denotaba cierta falta de entusiasmo, parecía más que hablaba para un grupo de universitarios que acaban de salir del cascarón que no para la flor y nata del anarquismo combatiente de la Rosa de Foc. La charla fue corta, llena de frases hechas y lugares comunes, en otras palabras, (y con todo el respeto) “ni chicha ni limoná”. Quizá esperaba no ser el protagonista de aquel evento y cederle el protagonismo al debate posterior…, -inciso-, si de verdad creía Bonanno que podía ceder el protagonismo a cualquier cosa que no fuera él mismo en una charla suya en Barcelona, la única que recuerdo en años, un momento…, la única que recuerdo a secas,(creo que la última vez que vino ni charla ni hostias…), en fin que era imposible no acaparar el protagonismo de un evento así aún trayendo un equipo de cheerleaders, dos elefantes albinos y un zeppelín aerostático…,-fin inciso-. Retomando…, final de la charla…, la gente algo perpleja…, inicio del debate…, silencio…, nada…, la perplejidad se cortaba en el ambiente con un cuchillo…, las primeras intervenciones tocando los típicos tópicos, de si la necesidad de organización, que si la CNT esto, que si los insus lo otro (Bostezo…)…
Menos mal que la cosa se animó y O rei dos insus cayó en sus contradicciones.
Aún estando de acuerdo en gran parte de su discurso quedó palpable que Bonanno se ve superado por su personaje. Tantos años de hostigamiento tanto desde el anarquismo institucional como del Estado, han hecho que se cree un muro de principios infranqueable, así que a la hora de abrir las miras y comprender otras sensibilidades (y no me refiero a las confederales precisamente) se cierra en banda, y se indigna, ¡vamos que si se indigna!.
Así que en su idea de rechazo a las siglas y comunicados es capaz de menospreciar la acción de compañeros por el simple hecho de sacar un comunicado. Años de críticas feroces han creado un muro impenetrable, y dentro se encuentra un personaje cuyo ego devora al propio Alfredo.
Podemos estar o no de acuerdo con la FAI (informal), entender y/o compartir sus diversos comunicados (pues cada grupo de la FAI (informal) tiene su propia idiosincrasia) o no, se puede discrepar en la forma, el momento y el lugar, pero no podemos dejar de reconocer el mérito de ser un motor en la difusión de la lucha, un punto de referencia para individualidades y grupos de afinidad que a miles de kilómetros y sin conocerse físicamente unos con otros se reconocen en la complicidad del ataque y golpean, se reconfortan y animan mutuamente en un mundo invadido por la oscuridad, la mediocridad y la inacción. Tras años de letargo el movimiento anarquista sale de despachos sindicales con olor a naftalina y se llena de vida, la acción se expande por medio mundo desde Indonesia hasta Chile, pasando por Ucrania, Grecia, Italia, Perú, Bolivia, México, Estados Unidos, etc.
La llama de la anarquía toma fuerza, miles de compañeros antes aislados se reconocen en un proyecto y se lanzan a la aventura de la revolución. La lucha deja de ser algo tedioso y rutina de abnegado militante para golpear al sistema de muerte que nos asfixia y extender la revuelta. Está claro que no todo son “flors i violes”, pero como anarquista me llena de esperanza ver el cariz que toma la lucha anarquista llena de vida de nuevo por todo el mundo.
Es más que probable que nada de esto hubiera sido posible sin la aportación de Bonanno a la lucha. Sus libros, revistas, acciones han sido fundamentales a la hora de avivar la llama de la anarquía. Es por eso que no deja de decepcionarme que por una diferencia en una cuestión de forma no tanto de fondo como el hecho de usar unas siglas (que no una organización) o por la publicación de comunicados, que en cierto modo son discutibles, no son cuestiones de base como para cerrarse en banda y renegar de la acción de tantos compañeros que se reconocen en el proyecto de la FAI (informal).
Tema FAI a parte, el hecho de que Bonanno pasara por la ciudad sirvió para reabrir debates, comentarios, opiniones, encuentros y reencuentros y ya sólo por eso valió la pena que el pobre hombre se pegara el viaje.
Salud y Revolución social.