Cuando hablamos de movimiento zapatista podríamos llegar a pensar que es un movimiento contemporáneo sin raíces en el pasado. Sin embargo, el zapatismo como lo conocemos hoy en día en realidad es una recuperación del movimiento liderado por Emiliano Zapata a principios del S.XX, durante el periodo de guerra civil conocido como la Revolución Mexicana.
Bajo el lema de “la tierra es de quien la trabaja”, Zapata reunió a más de 27mil hombres y mujeres, en su mayoría indígenas y trabajadorxs del campo del sur del país, en el Ejército Libertador del Sur para que lucharan por la recuperación de las tierras que les habían sido arrebatadas por caciques y latifundistas, un punto que el gobierno supuestamente revolucionario de Francisco I. Madero no había querido incluir en su plan de gobierno y que le valió la ruptura con ellxs. Esta ruptura implica que lxs zapatistas, a través del Plan de Ayala, desconocen a ése (y los siguientes dos presidentes) y construyen un movimiento autónomo al poder estatal que perdura formalmente hasta 1919 (año del asesinato de Zapata), pero que informalmente sigue vigente durante todo el S.XX.
El 1° de enero de 1994, el día amanece con titulares en todos los periódicos: 3mil indígenas autonombrados Ejército Zapatista de Liberación Nacional, toman las cabeceras de siete municipios en Chiapas. Emiten una declaración de guerra contra el gobierno y anuncian su intención de llegar hasta la capital del país. El levantamiento dura 12 días, durante los cuales muchas personalidades (religiosas, intelectuales, culturales), colectivos, organizaciones, individuxs… piden el cese al enfrentamiento.
Estos nuevos zapatistas inician un proceso de diálogo con el gobierno que finaliza con los Acuerdos de San Andrés (1996), con los que pretenden conseguir que el estado mexicano reconozca, entre otros elementos, el derecho a la autonomía, la cultura, los derechos de los pueblos indígenas en la Constitución y a la vez, atender las demandas de justicia e igualdad para lxs indígenas y lxs pobres de México. Como ya había sucedido muchos años antes, el gobierno lxs traiciona (y por ende a los más de 65 pueblos indígenas que viven en el país) otorgándoles unas migas de sus peticiones. El EZLN decide romper relaciones, empezar a trabajar de forma independiente al gobierno y apostarle a la construcción de la autonomía.
Aunque la lucha de lxs zapatistas ha sido por lograr el derecho a la autodeterminación, en sus demandas no hay una intención de construir un Estado independiente al de la República Mexicana. La idea más bien es que el gobierno lxs reconozca y deje de invisibilizar a todos los pueblos indios del país. Tan es así que en todos sus actos públicos entonan el himno nacional y juran frente a la bandera como reafirmación de su pertenencia al país.
En 2003 se hace pública la división entre la parte civil de la organización, denominada Bases de Apoyo Zapatistas (en su mayoría indígenas tzetzales, tojolabes, tzotziles, etc.) y la militar, ya que consideran que la parte militar se está entrometiendo en los procesos democráticos y queda por encima. De esa forma las Juntas de Buen Gobierno quedan a cargo de la seguridad, los procesos democráticos y la construcción y desarrollo de la autonomía; y el EZLN se mantiene inmerso en las montañas y la selva chiapanecas estableciendo solo contacto público mediante comunicados.
Las BAZ y las JBG le apuestan a un nuevo plan de trabajo y abren vínculos directos con la llamada “sociedad civil organizada”: impulsan una profusa actividad de difusión y propaganda (entre ellas la revista Rebeldía), crean organizaciones fuera de territorio zapatista como el Frente Zapatista de Liberación Nacional, abren espacios de apoyo como la Cafetería Comandanta Ramona en el DF y permiten la entrada de miles de personas a las comunidades como observadores o cooperadores.
En el año 2005 el EZLN lanza la Sexta Declaración de la Selva Lacandona con la que convoca a todas las organizaciones anticapitalistas de izquierda a formar un frente nacional, horizontal, apartidista que luche por la construcción de otro México sin presidente y una nueva constitución que contenga una respuesta a las demandas de todos los grupos en lucha del país. Cientos de colectivos, organizaciones e individuxs de izquierda de todo el país responden al llamado y se declaran adherentes, muchos colectivos anarquistas también. Tan es así que se organiza un Encuentro Anarcogaláctico para colectivos que apoyan esta iniciativa y que ven en un movimiento de corte plataformista (bajo unos acuerdos ideológicos mínimos) la posibilidad de unirse con otras personas para la construcción de una alternativa sin líderes ni estado.
La Otra Campaña (nombre del movimiento que surge a raíz de la publicación de la Sexta DSL) se define apartidista, sin embargo algunos partidos de izquierda se han declarado adherentes. El Partido Comunista (sin registro formal en México) se ha encargado de llevar sus imágenes icónicas de líderes a toda asamblea o encuentro que haya a la vez que tratan de introducir sus ideales políticos. Esto se presta también para que personas pertenecientes a la izquierda partidista comiencen a hacer trabajo de base dentro de la iniciativa de lxs zapatistas.
En los dos circos electorales que ha habido desde que surgió LOC, numerosas individualidades adherentes han llamado al voto útil para derrotar a la ultraderecha (representada en los partidos PRI y PAN) y subir al poder a la “izquierda” (PRD), supuestamente un partido que podría garantizar el “estado de derecho”. El mismo EZLN durante todo el proceso de diálogo con el gobierno para conseguir la firma de los Acuerdos de San Andrés, mantuvo relaciones con la entonces esperanza del país, Cuauhtémoc Cárdenas. O sin irnos tan lejos, desde el año pasado ha apoyado públicamente un movimiento absolutamente reformista llamado “Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad”, liderado por el poeta Javier Sicilia, cuyo hijo fue asesinado por el narcotráfico. Esta iniciativa civil ha buscado desde el principio el diálogo con el gobierno para conseguir que éste cumpliera con las demandas de reparación para las familias que tienen algún familiar asesinado.
LOC se define como movimiento horizontal sin líderes. Sin embargo, está lleno de figuras o personajes que hacen ver a la organización como un movimiento vertical. Es el caso del Subcomandante Marcos que no solo es el vocero de lxs zapatistas sino también una figura representativa e icónica para todo el movimiento de izquierda no partidista (aunque él y todos los comunicados de las JBG demuestren lo contrario). Desde que inició LOC, todas y cada una de las acciones convocadas por el EZLN han sido apoyadas por los colectivxs e individuxs adherentes, no ocurre lo mismo con las iniciativas que han salido de colectivos más pequeños. Claramente, son lxs adherentes y simpatizantes quienes no terminan de llevar a la práctica la horizontalidad.
Aunque los logros conseguidos por el movimiento zapatista se deben en primer lugar, al uso de la fuerza armada durante el levantamiento del 94, desde 1996 decidieron apostarle a la resistencia pacífica, es decir, no atacar, sino defenderse. Y eso es lo que han estado haciendo todos estos años: defenderse. Aunque la guerra de baja intensidad no se ha detenido, sino que muy al contrario se ha recrudecido en los últimos años, el EZLN nunca ha vuelto a usar las armas. ¿Tiene sentido una organización armada que no usa las armas?
LOC, siguiendo la propuesta de lxs zapatistas, desde el principio se planteó como un movimiento civil y pacífico que rechaza abiertamente el ejercicio de la violencia antagonista como forma de ataque. Podemos encontrar una infinidad de posturas y condenas contra esta práctica. LOC nunca ha dado pasos más allá de la creación de redes e interminables diálogos y discusiones entorno a cómo construir nuevas formas de gobierno, trabajo, etc.
Lo que escribimos no es una condena hacia lxs zapatistas o hacia quienes creen utópicamente que el proceso organizativo y de lucha de LOC es un ataque real contra el Estado. Reconocemos abiertamente que la construcción de autonomía de lxs zapatistas es uno de los experimentos más interesantes que se han dado por estos rumbos, aunque por supuesto no el único porque existen otros movimientos indígenas autónomos en otras partes del país (ERP, ERPI, Alianza Magonista Zapatista, Radio Ñomndaa…). En cuanto a LOC, manifestamos grandes reservas en cuanto a los medios y objetivos con y sobre los que trabajan. Una red de solidaridad y apoyo no es suficiente para lograr un cambio de fondo.
El zapatismo, durante estos años, se las ha arreglado para resistir los embates del Estado, de todo tipo de fuerzas del (des)orden y de grupos paramilitares. Han recuperado miles de hectáreas de territorio. Han creado hospitales, escuelas y cooperativas de producción. Han formado a cientos de promotorxs, que a su vez siguen formando a nuevxs promotorxs. Han creado un sistema de gobierno propio (las Juntas de Buen Gobierno) que recoge la tradición de los gobiernos de usos y costumbres en los que se construye en la práctica la democracia directa. Lxs dirigentes son elegidxs en asamblea y si no realizan bien su trabajo, son retiradxs del cargo. Cada tarea es temporal y las responsabilidades son rotativas. Han creado una estructura político-geográfica a través de los Caracoles, de forma que todo su territorio está unificado. Han creado un sistema de justicia propio.
Dicen lxs zapatistas más viejitxs, que hace años, no tantos en realidad, lxs indígenas en Chiapas no podían caminar por la banqueta, tenían que hacerlo por la calzada donde van los coches. Dicen que a las mujeres que trabajaban en tierras de caciques, se les aplicaba el derecho de pernada (antes de casarse estaban obligadas a ser desvirgadas por el dueño). Dicen que lxs trataban como ganado. Y muchas otras cosas cuentan igual de espantosas que ésas. Por eso nosotrxs no vamos a criticar esa forma que ellxs han elegido de construir su autonomía: cada quien debe actuar teniendo en cuenta las circunstancias y espacios en los que vive.
Lo que sí podemos criticar es justamente la ausencia de crítica de muchos colectivos e individuxs anarquistas de México. ¿Cómo participar de un movimiento vertical donde unxs son lxs importantes y eres castigadx si no cumples las reglas (y esto lo decimos por lxs compañerxs que son más cercanos a la organización)? ¿Cómo pueden participar de esa condena de la violencia antagonista si el mismo hecho de ser anarquista significa de por sí una postura violenta contra el orden establecido? ¿Cómo pueden hacer alianzas con una organización que busca construir la democracia si nosotrxs no creemos en democracias, ni banderas, ni patrias, ni himnos nacionales? ¿Cómo pueden creer en un movimiento de masas? ¿Cómo pueden pensar que nos vamos a poder poner de acuerdo con marxistas, troskistas, leninistas, comunistas, pacifistas…? ¿Qué afinidad ideológica se puede tener con una organización de corte marxista?
Nosotrxs creemos en una afinidad que va más allá de declararse anticapitalista, o decirse activista, o estar en contra del Estado y del sistema democrático actual. Creemos en la creación de grupos de afinidad, partiendo de una práctica real, que se oponga y confronte al poder. Creemos en la destrucción del sistema, no en su posible transformación y rehabilitación. Creemos en la confrontación directa sin necesidad de justificaciones como la autodefensa o la resistencia. Esas diferencias en cuanto a formas de actuar, objetivos y medios de la lucha, que mantienen lxs zapatistas y LOC, nos hacen mantenernos lejos de ella.
La letra armada
La letra armada es un colectivo antiautoritario que se dedica a la edición, impresión y elaboración de material anarquista que difunda la lucha insurreccional al mismo tiempo que apoya a lxs presxs de la guerra social que han sido secuestradxs o están siendo perseguidxs por el e$tado.