La policía rusa ha arrestado a dos sospechosxs ecoguerrerxs en Krasnodar. Se les acusa de colocar bombas en gaseoductos y de haber incendiado herramientas de construcción. Según la policía, sus actividades comenzaron en 1988 (¡¡!!). Parece que los maderos quieran intentar acusarlxs de todas las acciones de ecosabotaje sucedidas en la zona desde finales del s.XX.
Los media empresariales han revelado que, al menos, unx de los dos arrestados se considera ecologista radical y que ya ha cumplido en el pasado distintas condenas por delitos similares.
Es increíble que sólo ahora, después de los arrestos, los media y la policía elijan admitir que las acciones de ecosabotaje, como las 3 diferentes explosiones directas contra los gaseoductos en Sochi, hayan ocurrido (una en 2007, dos en 2012, nadie resultó heridx por las explosiones). O el hecho de que alguien hubiera saboteado con éxito maquinaria pesada, herramientas e instalaciones de aceite durante casi 25 años en las narices del proyecto Olimpiadas-2014. Desafortunadamente todas estas acciones no han aparecido nunca en la prensa ecologista o anarquista, así que este ejemplo resalta como ejemplo evidente el hecho de que las acciones no hablan por sí solas. El gobierno ruso ha sido muy eficiente enmudeciendo esta resistencia desde el principio. Con la ayuda de “compañerxs” de la parte legal del movimiento de protesta, obviamente.
Los aspirantes a “líderes ecologistas” de Krasnodar ya han elegido el papel de Judas sosteniendo que lxs arrestadxs no pertenecen al movimiento ecologista, que las acciones directas son un crimen a los ojos de los ecologistas legales, una práctica abandonada hace mucho tiempo. Un A LA MIERDA de todo corazón para el ecopayaso y ecoturista Rudomaha. A propósito, a este tío le gusta frecuentar las protestas antinucleares en Alemania, solo para que lo sepáis…