El 16 de diciembre por la noche, prendimos fuego a una camioneta perteneciente a EDF Energy (empresa subsidaria en Reino Unido de EDF, electricidad de Francia), la mayor proveedora de energía y copropietaria de la planta nuclear Hinkley Point, en Somerset. Hinkley es uno de los varios nuevos proyectos de energía nuclear en Inglaterra.
La energía nuclear va en aumento. Los proveedores de energía nuclear como EDF continúan centralizando recursos y capital, al promover cada vez formas de energía más peligrosas y precarias. En intentos desesperados por inventar “soluciones” a su crisis energética (es decir, manteniendo el status quo del consumo de energía), los procesos como el fracking, CCS (captura y almacenamiento de carbón) y muchos otros, se presentan como alternativas “verdes” a las formas más tradicionales de combustible. A las compañías energéticas solo les interesan las ganancias económicas a corto plazo.
No tienen las soluciones a los problemas conectados a estas nuevas formas inestables de energía. La energía nuclear es uno de los ejemplos más pronunciados. La extracción de uranio para la producción nuclear es una destructiva carrera sin fin por los últimos suministros que quedan. Generalmente las comunidades indígenas, tales como los Dinah, los San y los Mirrar, son las más afectadas.
La arrogante obsesión de la patronal de la energía nuclear con el crecimiento y las ganancias, ya nos ha condenado a todxs a 100.000 años de desechos tóxicos. Efectos radiactivos en el ADN de todo ser viviente. Desastres inevitables a larga escala como el de Fukushima brevemente ocupan titulares, pero el bajo nivel de las constantes fugas en plantas como las de Sellafield al Este de Inglaterra, pasa desapercibido.
La energía nuclear “civil” es inseparable de la energía nuclear con fines militares, escondiendo a menudo una el desarrollo de la otra. Los desechos de las fábricas civiles se reprocesa en plutonio para armas. El control a gran escala, la centralización de recursos y capital y la dependencia ciega en la compleja ciencia y la tecnología, representada por el energía nuclear, son la antítesis del mundo que deseamos y por el que luchamos.
Expresamos nuestra solidaridad con Alfredo Cospito y Nicola Gai, encarcelados por disparar y herir a un alto ejecutivo de la energía nuclear, y con Marco Camenish, encarcelado también por sabotaje industrial.