Ayer noche (20 de julio de 2014) atacamos a coches de policía y vehículos de una empresa privada de seguridad. Seis vehículos de la subestación del vicealguacil acabaron con las ruedas pinchadas, su exterior pintado con spray y sus ventanas cubiertas de ácido de grabado de cristales. Además, tres vehículos de la policía de investigación aparcados en la comisaría de Bloomigton y cuatro vehículos de una empresa de seguridad privada en otro aparcamiento acabaron también con sus ruedas pinchadas.
No cabe duda alguna, la policía es el enemigo absoluto. En todas partes su papel es el de la defensa del orden social que se basa en la miseria y la explotación. Como explotadxs y como personas que nos negamos a aceptar esta miseria tenemos una sola opción: atacar a la policía a cualquier hora y de todas las posibles maneras. Es algo facil. Lo que es necesario no son las grandes habilidades técnicas o los métodos complejos, sino un poco de coraje y la voluntad de vivir.
Mientras nos sentamos mirando la rebelión en Ferguson, es facil acabar pacificados por el espectáculo mediático. La distancia, tanto la geográfica, como la cultural, puede ser que nos haga retroceder en rituales banales o la inactividad. Ayer noche optamos por romper con la paz social, como gesto solidario con lxs luchadorxs en Ferguson y como un intento de recuperar nuestras vidas del Estado y sus perros.