El miércoles, 25 de febrero, por la noche, activamos una alarma antiincendios en el edificio de Ingeniería Macdonald de la universidad McGill, interrumpiendo la presentación del profesor Andrew Higgins, investigador de armas de McGill, como mínimo gesto de sabotaje y revuelta contra la continua complicidad de la Universidad en la colonización y la contienda imperialista.
La acción fue simple, requiso poca preparación y nada de práctica, interrumpió a nuestros enemigos donde les duele y fue mucho más inspiradora que cualquier protesta simbólica o asamblea general de la sociedad de estudiantes de la universidad McGill que hayamos presenciado últimamente. Creemos que los actos de resistencia -tanto grandes como pequeños- contra los que se benefician y facilitan el aumento del complejo industrial-militar son valiosos y deberían llevarse a cabo cuando y donde se pueda.
La universidad está en guerra; nosotrxs también.