Estado español: Comunicado de lxs detenidxs de la última fase de la Operación Pandora que actualmente se encuentran en la calle

Recibido el 3 de noviembre:

El pasado miércoles dia 28 somos detenidas nueve personas en el marco de una nueva operación anti-terrorista orquestada por el aparato de información del Cuerpo de Mossos d’Esquadra, en connivencia con el juzgado numero de 3 de la Audiencia Nacional española. Tras el registro-saqueo de nuestros domicilios, así como del Ateneo Libertario de Sants, somos llevadas a diferentes comisarías de la periferia de Barcelona, siendo al día siguiente entregadas a la Guardia Civil para nuestro traslado a Madrid. El viernes a mediodía somos llevados ante el juez Juan Pablo Gonzalez Gonzalez, que decreta la puesta en libertad con cargos para dos de nosotras, la entrada en prisión eludible con fianza para seis, y la prisión incondicional para el compañero que actualmente se encuentra encarcelado en Soto del Real.

El conjunto de detenidas que actualmente nos encontramos en la calle queremos hacer públicas una serie de reflexiones y posicionamientos políticos:

La acusación genérica para las nueve es de “Pertenencia a organización criminal con fines terroristas”. En concreto nos imputan formar parte del entramado “GAC-FAI-FRI”, que como es sabido se trata de un concepto artificialmente construido por los cuerpos policiales, un conjunto de siglas en el que intencionadamente y de forma bien calculada mezclan espacios de coordinación entre colectivos (GAC) con la ‘firma’ que a nivel internacional algunos grupos utilizan para reivindicar acciones de sabotaje. (FAI-FRI).

La construcción de esta organización-marco aporta a la policía todos los recursos represivos que proporciona el dispositivo anti-terrorista: tribunales de excepción, mayor inseguridad jurídica, penas mucho más duras para las compañeras a las que se condene por haber realizado determinadas acciones, detenciones incomunicadas, regímenes penitenciarios especiales, relaciones personales de amistad/compañerismo conceptuadas como delictivas, amplificación mediática, estigmatización social, etc. Basta decir que durante todo el proceso de detención -desde el momento en que vimos nuestras casas invadidas y saqueadas hasta que fuimos llevadas ante el juez- no hemos sabido siquiera de que se nos acusaba.

Con la invención de las siglas GAC-FAI-FRI las fuerzas policiales han diseñado una red con la que potencialmente pueden pescar todo lo que se mueva dentro del ámbito anarquista y anti-autoritario. En el contexto de esta nueva organización-marco, asistir a jornadas de debate, participar en asambleas, visitar a compañeras presas o simplemente tener contacto personal con una persona considerada miembro de la organización son indicios suficientes como para ser incluida en su lista negra. Es este carácter difuso y extensivo el que da verdadera fuerza a la estrategia anti-terrorista: tras cada oleada represiva, aquellas que se solidaricen con las detenidas serán también susceptibles de ser consideradas parte de la organización y por lo tanto detenidas, y así sucesivamente. El concepto de la organización terrorista está pensado para ser ampliado indefinidamente, tal vez con la perspectiva de que llegue un momento en el que el entorno considerado como peligroso quede finalmente aislado y asfixiado por la dinámica represiva, o que la incapacidad de este entorno para seguir actuando políticamente esté tan mermada que no valga la pena seguir golpeándolo. El hecho de que esta nueva operación contradiga las propias declaraciones de los Mossos (que afirmaban que la sección barcelonesa de GAC-FAI-FRI ya estaba desarticulada) no nos sorprende, ya que la organización terrorista es construida, modificada y ampliada por la propia acción policial, y no al revés. La “lucha contra el terrorismo” crea al terrorismo, de la misma manera que la ley crea el delito.

El intento de fijar la existencia de una organización anarquista terrorista supone por lo tanto un salto cualitativo en la estrategia represiva contra las luchas, un salto que no debería pasar desapercibido por nadie y que exige una profunda reflexión en el seno de los movimientos.

Señalamos a la Conselleria d’Interior de la Generalitat y específicamente a la Comissaria General d’Informació del CME como responsables directos de esta última agresión represiva. Los intentos de tirar balones fuera alegando que los Mossos se limitan a seguir órdenes de Madrid son solo una tentativa cobarde y mezquina de eludir su responsabilidad y encubrir su implicación en los hechos, habiendo impulsado y diseñado hasta el último detalle la operación aprobada por la Audiencia Nacional.

En este sentido, ver como la Generalitat de Catalunya entrega a jóvenes catalanas a los tribunales, cárceles y cuerpos represivos continuadores del franquismo español, nos ofrece una imagen muy clara de cuáles son las bases reales del llamado “proceso soberanista”, evidenciando lo perverso de la retórica libertadora que lo rodea. Lo cierto es que hace tiempo que el Govern ha identificado al ámbito anarquista y anti-autoritario catalán como un enemigo a batir, y el proceso Pandora no tiene otro objetivo que acercarse a esta meta. Se golpea al anarquismo no por sus ideas en lo abstracto, si no por lo que ha sido, es y puede ser en la práctica: una minoría de revolucionarias que no duda en desafiar al sistema y sus fundamentos opresivos y corruptos, que anima a quienes les rodean a rebelarse, y que se resiste a dejarse seducir por los canales de integración política que ofrece la democracia liberal capitalista.

Durante el último de ciclo de luchas, alimentado por la crisis de financiarización global y las políticas de austeridad que han cargado todo el peso del ajuste sobre las espaldas de las explotadas, se ha abierto en Catalunya un terreno de contestación en el que el papel de los revolucionarias ha resultado especialmente molesto para el proyecto neo-liberal de la Generalitat. Con todos nuestros límites, errores y contradicciones, durante estos últimos años hemos peleado para frenar los ataques dirigidos contra las condiciones de vida (en materia de trabajo, vivienda, sanidad, etc.) de todas; hemos difundido un análisis estructural de la crisis, que demuestra que el problema no es uno u otro aspecto del sistema, sino el sistema en sí; hemos creado espacios y redes para la resolución de nuestros problemas y necesidades mediante la solidaridad y el apoyo mutuo, estructuras autónomas respecto de las instituciones y sus dinámicas paternalistas y caritativas; hemos, junto a otros miles de personas, fortalecido las huelgas que han encendido la ciudad en defensa de nuestros intereses como trabajadoras; hemos levantado barricadas frente a la destrucción de los centros sociales barriales; hemos salido a la calle para repudiar el feminicidio, para visibilizar la explotación de las mujeres en el ámbito de la reproducción y el trabajo de curas, para desobedecer las leyes anti-aborto que pretenden controlar nuestros cuerpos y nuestras vidas; hemos denunciado y roto el silencio en torno a la violencia y los asesinatos policiales, en torno a la persecución racista, la maquinaria de deportación, los CIE, las cárceles y, por supuesto, no hemos dejado de señalar y atacar a los responsables últimos de nuestra miseria, los Estados, la patronal y las élites financieras locales e internacionales.

Todo esto es lo que somos, todo esto es lo que pretenden destruir. El objetivo político de estas oleadas represivas no es otro que el de difundir el miedo y el desánimo para obtener unos movimientos sociales domesticados, reacios a desobedecer y romper con las reglas del juego que el Poder impone para auto-perpetuarse. De ahí la represión contra anarquistas, comunistas, independentistas, huelguistas del 29m, encausadas de Can Vies, encausadas por la acción de Aturem el Parlament… El sistema no pretende sentenciar nuestra culpabilidad, sino demostrar su inocencia: quiere absolverse por la vía de des-legitimar, aislar y neutralizar a todo aquél que le acuse y le plante cara.

La respuesta solidaria a nuestras detenciones nos muestra que nuestros enemigos todavía están lejos de lograr sus objetivos. Queremos agradecer y saludar todas y cada una de las muestras de solidaridad expresadas estos días. Las manifestaciones, las concentraciones, las acciones, los gestos de complicidad y cariño, las aportaciones económicas, … el enorme apoyo recibido tiene un valor incalculable para nosotras, un valor que compensa con creces el mal trago, que lo empequeñece hasta ridiculizarlo. No creemos en sus leyes, ni en las garantías que está nos ofrece: nuestra única defensa, nuestra única garantía, es la respuesta solidaria en la calle. La masiva demostración de apoyo que nos habéis brindado, y que anteriormente brindamos a nuestras hermanas detenidas en las anteriores operaciones, evidencia el fracaso de la estrategia anti-terrorista en aislarnos mediante la extensión del miedo.

Ahora estamos en la calle, pero sólo a medias. Una parte de nosotras, Quique, sigue encarcelado en la prisión de Soto del Real. Es por eso que la solidaridad no solo no debe detenerse, sino que debe multiplicarse. Hacemos un llamamiento a intensificar la lucha en la calle para su excarcelación, a que todas y cada una de las compañeras le escribamos al menos una carta, y a secundar con fuerza todas las convocatorias que se lancen en su apoyo, así como estar muy atentas a cualquier petición o información que salga de los colectivos de los que forma parte: Acció Llibertària de Sants y el Sindicato de Oficios Varios de la CNT-AIT de Barcelona. En ningún caso vamos a dejarle sólo, ni a el, ni a Mónica, ni a Francisco, ni al resto de compañeras encarceladas. Ni detenciones, ni procesos, ni cárceles podrán romper nuestros lazos de solidaridad o nuestro compromiso político. Para nosotras, las sucias celdas donde hemos estado estos días siempre serán lugares más dignos que los lujosos despachos desde los que gestionan la miseria de todas.

NI UN PASO ATRÁS!
LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO!

Detenidas de la última fase de la Operación Pandora que actualmente se encuentran en la calle