El 12 de noviembre participamos nosotrxs también en la huelga general con el objetivo claro del conflicto.
Un conflicto que no se enmarcaba en el contexto de reapropiación de nuestros derechos laborales, ni de cualquier humanización del sistema.
Nuestro objetivo fue destacar la práctica insurreccional, siendo nuestra perspectiva la agudización y la duración de la misma, en contra de toda institución o relación autoritaria.
Para conseguir el mejoramiento de nuestro ataque y la difusión de nuestro discurso, buscamos promover aún más la coordinación entre lxs amotinadxs.
Una coordinación en términos organizativos, que es necesaria para la realización de nuestros deseos y proyectualidades.
En cuanto a algunas partes del «espacio anarquista» que eligieron, conscientemente, distanciarse de los enfrentamientos, estos son los reflejos conservadores de la sociedad frente a la cual buscan presentarse obsesivamente con una cara limpia.
Por otra parte, esto no significa que nos juntamos con aquellos que fetichizan la violencia y no asumen ninguna responsabilidad por sus acciones.
Este texto se escribe para que no se quite el sentido de las acciones que se llevaron a cabo, ni que estas se capitalicen por fuerzas políticas que reducen las acciones de lxs amotinadxs a sus programas políticos. Fuerzas que se han posicionado de manera reaccionaria frente a acciones combativas que no controlan, o que no contienen sus proyectualidades sociales-clasistas.
Finalizando, queremos subrayar que este texto expresa solamente a algunas individualidades que participaron en los enfrentamientos, y no la totalidad de lxs que actuaron.
Convocamos nosotrxs también a un Diciembre Negro, por la coordinación y la organización de la anarquía insurreccional y multiforme.
Tal como queda huérfana la palabra sin la acción, así mismo queda huérfana la acción sin la palabra.