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AQUÍ NADA TERMINA. SOBRE LA NECESIDAD DE ASUMIR NUESTRAS OPCIONES EN TODA SU AMPLITUD.
“Los presxs anarquistas no están solxs” o “si tocan a una, nos tocan a todas” fueron consignas que una vez más quedaron plasmadas en la práctica, en el quehacer cotidiano anárquico, antes, durante y después del juicio que se realizó contra nosotros. Los gritos de desprecio a la autoridad que traspasaron los controles judiciales y los muros de los juzgados provocaron la visible rabia contenida en los rostros de jueces y fiscales, y la sonrisa de los nuestros. La presencia en la sala de caras solidarias conocidas y desconocidas durante los tres días nos llenó de orgullo y alegría, haciendo que acusaciones y peticiones fiscales perdieran por completo su pretensión amedrentadora. No podrán pararnos. Las acciones transgresoras solidarias y negadoras de lo existente que se multiplicaron por diversos territorios es una muestra más que estamos en todas partes, que no entendemos de fronteras y que la solidaridad es inseparable de nuestra práctica. Compañerxs que apostaron y apuestan por el enfrentamiento, aventurándose, intentando hacer de sus vidas el reflejo de sus deseos, impulsos y pasiones de acabar con el poder en todas sus formas y en todas partes, que no se conforman con discursos vacíos y autocomplacientes, que insisten y se exponen en gestos de solidaridad activa, para ellxs todo mi respeto y cariño. Su osadía y coraje me reafirma enormemente. Es en ese intento de hacer lo que se dice y se piensa, de transformar en hechos los discursos e ideas, donde comenzamos a adueñarnos de nuestras vidas, donde dejamos de ser espectadores pasando a ser actores que pretenden tomar las riendas de su existencia definiendo de manera autónoma prioridades, ritmos, tiempos y proyectos. Al tomar la iniciativa nos posicionamos en ofensiva no esperando a que surjan acontecimientos ni convocatorias de movimientos que nada tienen que ver con nosotros que determinen nuestra lucha. Tenemos una rica historia, fuertes ideas y mucha imaginación para reinventarnos constantemente. Al asumir la vida desde esta perspectiva se está asumiendo también la cárcel en la medida que es inseparable con la postura confrontacional. La prisión está en nuestra cotidianeidad, no solo para quienes estamos dentro de ella, sino para todxs lxs que apuestan por el conflicto permanente contra el poder. Está en nuestras conversaciones, en nuestros pensamientos y proyectos, está presente en cada paso que damos en el camino por la liberación total. Por lo que desdramatizar el tema de la prisión se hace imprescindible.
Intentando afilar un poco la idea; al optar por llevar una vida contraria a toda forma de autoridad y poder, al declararnos abiertamente enemigos de éste, asumimos sus consecuencias, entre ellas la cárcel, al igual que asumimos muchos otros elementos que trae consigo este posicionamiento. Sin embargo, todo comienza con nuestra opción libremente elegida de combatir lo existente, por lo que el paso por la cárcel está contenido en esta opción, es parte de nuestra opción. Dando una mirada a la historia podemos ver que todxs lxs que han intentado destruir el poder han tenido presente la prisión en su paso por este mundo, sea de manera directa o indirecta. La cárcel se hace ineludible para quien decide seguir la práctica señalada que, más que una posibilidad, se constituye a modo de certeza, como una consecuencia muy difícil de esquivar. Se hace inseparable de la lucha. Entonces, si la prisión es un elemento que conforma la vida que elegimos, podemos afirmar que, en definitiva, es una opción. Somos conscientes de los riegos que conlleva el enfrentarte contra la autoridad y aún así nos aventuramos a ello, insistimos en intentar generar quiebres que provoquen grietas en esta realidad sabiendo que podemos pasar mucho tiempo encerrados porque de igual forma que la prisión pasa a ser una certeza, sabemos ciertamente que no acabaremos con el poder. El anarquismo es una tensión, no una realización. Con esto no se pretende hacer un llamado a la pasividad, por el contrario; es la búsqueda constante de instantes de libertad y la extensión y la multiplicación de éstos lo que da calor y color a nuestras vidas. Es el intento de romper con verdades absolutas lo que nos anima a seguir.
Por lo tanto, si partimos de la base que la cárcel, aunque tratemos de evitarla, se constituye como una opción asumida desde el momento que asumimos la lucha, es necesario entender que con ésta nada termina, no representa la culminación de proyectos, ideas o prácticas, sino otro espacio desde donde luchar, desde donde continuar la lucha. Así pretendo llevar estos años de encierro, entenderlos como parte de una opción tomada, una opción que a pesar de las evidentes y conocidas limitaciones, otorga una perspectiva diferente, no solo en lo que concierne a la lucha anticarcelaria, sino a la lucha anárquica en general. En este sentido pienso que lxs anarquistas en prisión no somos solamente “presxs”, reducirnos únicamente a esta definición correspondería a limitar nuestros planteamientos impidiendo que continuemos participando en la lucha por la liberación total en toda su extensión y complejidad. Entendernos solamente como “presxs”, centrar todas nuestras iniciativas en el marco de la vida en prisión, sería prácticamente relegarnos al espacio en el que el poder nos obliga a estar y creo que esto es necesario intentar superarlo. No seremos presxs para siempre, solo estamos temporalmente en cautiverio para luego salir de aquí e intentar aportar en las dinámicas anárquicas desde la calle. En definitiva, percibirnos exclusivamente como “presxs” equivaldría a aniquilarnos políticamente, que es, entre otras cosas, lo que el poder pretende. Por otro lado, las luchas y reivindicaciones al interior de la prisión evidentemente son parte de nuestro quehacer, es una constante que marca nuestra cotidianeidad haciéndose imposible mantenerse al margen de ella, su profundización y multiplicación, como también el intento de afilar planteamientos, prácticas e ideas constituyen aspectos presentes en la dinámica anticarcelaria que se va reforzando en la medida que creamos y estrechamos lazos de amistad y complicidad. Sin embargo, dicha perspectiva anticarcelaria no se desarrolla a parte ni en paralelo a la lucha anárquica, se complementan y se potencian. La lucha por la liberación total implica la lucha contra las prisiones ya que constituyen una de las expresiones más patentes de la sociedad, son una de las muestras más claras de la podredumbre de lo existente. En cada iniciativa libertaria está la idea y la intención de acabar con las cárceles, entonces la participación de lxs presxs anarquistas en las diferentes experiencias de confrontación, discusión o debate conlleva necesariamente el punto de vista anticarcelario, pero, como dije anteriormente, no debe acabar en éste si lo que se pretende es echar abajo los muros y no quedar reducidos a este espacio.
Nada termina, todo continua.
En la confrontación, recuperamos nuestras vidas.
Viva la anarquía.
Francisco Solar.
Primavera, 2016.