Toulouse, el viernes 26 de febrero, locales de «Toulouse Métropole» fueron atacados por la tarde.
El 27 de febrero, hubo una movilización apoyando la ZAD de Notre Dame des Landes. Estamos enteramente solidarios con la vida que se construye allí: la gente intenta, con sus medios, sentar las bases de una autonomia a largo plazo, cada vez más sólida.
Es la lucha en contra de un aeropuerto que está causando la densidad de los intercambios que se notan en Notre-Dame, sin embargo, nos parece esencial que no se limite a una postura defensiva en cara de un territorio. Asi tenemos en memoria el 22 de febrero de 2014, cuando la metrópolis Nantes estuve lesoniada por la ira de los que se enfrentan con este mundo de mierda. Hubiéramos preferido volver a poner un pie en Nantes, más numerosxs y más decididxs, afin de expresar a los tomadores de decisiones que podemos ser un obstáculo para sus sueños de paz social, en lugar de quedarnos cerca de la ZAD, en vista de hacer una demostración de lo que podrían ser nuestras fuerzas en caso de ofensiva.
Nos parece necesario de salir de prisa de esta estrategia que conste en no ponerse en peligro mientras que la zona no esta atacada. Los tentáculos de la metrópoli hacen que nuestra ansiedad aumenta cada día, regularmente nos reprimen, las amenazas vuelan constantemente por encima de nuestras cabezas.
Por supuesto, la manera con la cual Vinci contamina nuestras vidas nos da ganas que sufra nuestra rabia, hasta siempre. Sin embargo, «este mundo» es mucho más amplio que este único gigante del BTP. Viernes, decidimos romper con un martillo los escaparates de Toulouse Metropole: y esto, en solidaridad con la ZAD. Porque es este proceso de competencia de varios «polos de competitividad» que deben hacernos aceptar cualquier desastre del capitalismo. La ordenación del territorio es un proceso integral: el aburguesamiento de la calle se hace mediante la implementación de un centro comercial de la periferia. La construcción de un aeropuerto en Nantes se hace mediante la destrucción de un barrio para construir una nueva estación de tren, un AVE esta vez.
Los objetivos están en todos los sitios. Apuntemos los políticos como los ejecutantes. Vamos a repartir esta resaca que tenemos cuando nos aferramos a la extensión del daño del capitalismo con sus responsables: que les da asco cada vez que se despiertan enterandose que sus beneficios potenciales se rompen a golpe de martillo, o se convirten en humo.
De nosotrxs depende la salida del espectaculo de la protesta.
El sabotaje no es un lema, sino una práctica.
fuente: attaque