«Las cárceles no son para los Ricos»
Desde la instauración del sistema patriarcal capitalista como forma de dominación, se han erigido instituciones y formas de vida que han limitado y privatizado a todas las individualidades que existimos. La religión, la moral impuesta, la escuela, cosificación del cuerpo son formas de mantenernos dentro de lo que el patriarcado-capitalista desea de nosotrxs. La prisión ha creado una realidad que se ha mantenido a punto de drogas, como sistema de castigo por pensamientos y acciones, es el gran ejemplo material de esta sociedad carcelaria impuesta con sangre y violencia, que ha perseguido tanto a individuos como comunidades que se enfrentan a este sistema y buscan destruirlo.
En la región usurpada por el Estado $hileno, se ha hecho enfático el aprisionamiento de las comunidades mapuches en lucha, no solo en la cárcel sino que también en el allanamiento de sus tierras y la militarización de esta. El constante hostigamiento físico, psicológico, social, moral y económico ha sido la mayor demostración de la sociedad carcelaria en esta parte del país usurpada a través de los años. El 18 de diciembre del presente año, Brandon Hernandez Huentecol, joven mapuche de 17 años recibió cerca de 100 perdigones en su espalda, en un acto de violencia por parte de las fuerzas represivas es la demostración de lo que es capaz el conjunto empresarial y político que domina el sur de Chile.
El sistema patriarcal en su fase neo-liberal, ha utilizado estas formas de encarcelamiento para darles a las mujeres el mayor castigo y desprecio, obligandolas hacer lo que no desean. Un ejemplo de esto es el caso de Lorenza Cayuhan, compañera mapuche detenida por luchar en contra del Estado, la cual fue obligada a dar a luz engrilletada, siendo acompañada, menospreciada y violentada por tres gendarmes. Se demuestra así que el Estado y sus instituciones, sin tapujos, violentan y destruyen a todo lo distinto y opuesto, y mas si es algo «femenino». Francisca Linconao, machi mapuche, que ha sido encarcelada en repetidas oportunidades solo por ser considerada un «peligro» para la paz ciudadana del Estado, representa otro caso de esto.
En la búsqueda de seguridad para el funcionamiento de la «paz social» se inscribe el asesinato por parte del Estado contra 81 presos que se encontraban en la cárcel de San Miguel, el 8 de diciembre de 2010. La sociedad carcelaria cumple su labor de destruir la humanidad de cada ser inmerso en sus redes. No basta con «Adult-s», el sistema ha levantado espacios de castigo para menores de edad, tratando de «formarlos» en su asquerosa moral, solo busca su desintegración como individualidad libre obligandol-s al suicidio, una expresion de asesinato sistemático silencioso. El patriarcado-capitalista solo busca destruirnos y apresarnos en sus formas de vivir imponiendo su ideología destructiva.
No es solo el aprisionamiento, sino que los hostigamientos, persecuciones y montajes que se levantan en contra de 1- compañer-s que combaten dia a dia este sistema y buscan su destrucción. La cárcel ha construido una falsa justicia, en donde el pobre siempre es el prisionero, el máximo y único sospechoso, sea por vender cosas en la calle para salvarse la vida en un sistema en el que solo se puede sobrevivir o hasta simplemente oponerse a las leyes del estado y/o al empresariado.
¡FUEGO AL SISTEMA CARCELARIO!
¡A DESTRUIR LAS MURALLAS DONDE ENCIERRAN A LXS POBRES!