Aproximadamente a las 10 de la mañana del día de hoy (Viernes 4/08/2017), a ya casi cuatro días de la desaparición del compañero Santiago Maldonado (“lechuga”), destrozamos la casa de la provincia de Chubut, en la putrefacta capital del estado llamado argentino.
Aunque sobran los motivos, la rabia comienza a desbordarse y a desbordarnos, pero van más de 72 horas y un compañero no aparece, mientras Facundo Jones Huala sigue en huelga de hambre.
Extendemos nuestra solidaridad al pueblo mapuche y expandimos nuestra rabia contra todos los estados, el capital, la autoridad y todos sus cómplices.
¡Hasta que aparezca el lechuga y hasta que el caos los sucumba!
Anárquicas individualidades expansivas del caos
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Panfleto: Aparición inmediata con vida de Santiago Maldonado
Hace ya varias horas que no sabemos con certeza sobre una persona. Pero no cualquier persona, sino una solidaria, una compañera, una antiautoritaria. Lo que sí sabemos es que una vez más las bastardas fuerzas de Gendarmería actuaron en consecuencia con el orden normativo democrático que nada le envidia a las “temidas” dictaduras.
Una vez más el Lof en Resistencia en Cushamen, Chubut, fue allanado. Y cada vez más se acrecienta la persecución y domesticación al pueblo mapuche que continua en la lucha por recuperarse como pueblo. Distintos allanamientos, hostigamiento policial y persecución a distintas comunidades mapuches, como el arresto y pedido de extradición de Facundo Jones Huala en mutua complicidad de los estados argentino y chileno, hacen resurgir la rabia de quienes no queremos ser mandados ni obedecidos.
Esta última represión (del 1 de Agosto) entre una lluvia de balas, corridas y detenciones (quienes fueron detenidos ya han sido liberados) desaparece el “lechuga”. Conocido compañero del entorno anárquico y antiautoritario que se encontraba de forma solidaria apoyando y resistiendo en el Lof.
Hace ya varias horas que no sabemos con certeza del “lechuga” y la paciencia comienza a romperse cual cristal es impactado con las piedras de la rebelión. Hace ya varias horas que no sabemos de un compañero; pero lo que sí sabemos es que a la yuta no se la respeta, que sus leyes no nos atemorizan, y que la combustión de algunos elementos enciende y avivan al fuego.
Fuego que realza nuestras pasiones contra su domesticada podredumbre.
¡Amulepetayinweican!
en portugués