A propósito de las guerrillas en el Kurdistán y de su propaganda así como en relación con los llamamientos de una lucha antifascista en común entre izquierdistas y anarquistas, es necesario tener clara la distinción entre lxs anarquistas y las izquierdas:
Nosotrxs somos libertarixs, ellos autoritarios;
Nosotrxs somos antiestatales, ellos a favor del Estado (evidentemente, el de ellos);
Nosotrxs luchamos por la libertad, ellos por la dictadura (del proletariado, dicen para disimular eso, pero dictadura, en el fondo).
En América Latina en particular, pero también en otras partes del mundo, a veces hay compañerxs que los miran como si estuvieran en el mismo camino que nosotros, lo que parece aberrante, dado que tanto nuestros medios como nuestros fines son completamente distintos.
La historia revela que en todas las situaciones, en todos los diferentes lugares en que anarquistas y marxistas se unieron, los segundos acabaron por asesinar por la espalda o traicionar a lxs primerxs.
Algunxs piensan que es mejor dejar todo esto de lado, olvidar los hechos y luchar contra el enemigo común, pero esto es un grave equívoco: no tenemos enemigos en común. Nosotrxs somos enemigxs acérrimos de todo tipo de Estado, ellos sólo son enemigos de este Estado, no de la institución del Estado como tal.
Por lo tanto, en la revolución venimos a nosotros del lado del pueblo ya ellos del otro lado de la barricada, defendiendo la reconstitución del Estado, pero esta vez en sus manos.
Anarquistas