Comunicado recibido junto con las fotos y en pdf el 03/12/2018:
“La banca no abusa. No vamos a aceptar que se juegue con el prestigio de la banca de Chile.”
– Jorge Awad (DC). Presidente de la Asociación de Bancos –
Ser esclavo significa vivir una vida basada en la vida de otrxs, atendiendo sus necesidades, deseos o caprichos, postergando permanentemente los propios. Una vida que nadie desea ni merece. Muchos Estados han rechazado la esclavitud por el hecho de que atenta contra los principios más elementales de la humanidad, el derecho a vivir.
Sin embargo, pese a que resulta casi feudal traer a colación el debate sobre la esclavitud en esta época, en lo que va del último cuarto de siglo, el Capital ha logrado darle una nueva vuelta de tuerca con una habilidad que sería digna de aplausos sino fuera porque sus consecuencias son nefastas.
La esclavitud moderna es exactamente eso, obviando la salvedad de que hoy en día está amparada bajo un régimen “democrático” (y por lo tanto “libremente escogido”), la nueva esclavitud consiste en mantenernos trabajando en beneficio de un puñado de familias durante la época de mayor vitalidad que tenemos, beneficiando a una elite que sujeta la sartén con conceptos como créditos bancarios y deudas a corto, mediano y largo plazo, haciendo que la ilusión de una vida libre se esfume casi tan rápido como la sonrisa en la cara de un hipócrita.
Nos han convencido de que para tener una buena vida, un buen pasar, hemos de rompernos el lomo trabajando para ello. Miles de millones de personas han basado su existencia bajo esta máxima, terminando sus días sin pena ni gloria, siendo tan solo una cifra más en las calculadoras de lxs banquerxs. Pero como a la gran mayoría ni siquiera así le alcanza para una vida decente, vale decir, tener un techo donde dormir, comida, salud, educación y el bienestar de sus familiares, aparece el fraude del inmediatismo y el consumo rápido, con su respectiva tasa de interés.
Así, la banca ofrece una solución que más que erradicar el problema de raíz, más bien parece un chantaje. Por lo que es común ver a matrimonios o parejas trabajando toda una vida por el sueño de la casa propia y para costearle la educación a sus hijxs. Eso, sin mencionar que para pagar esa deuda (que muchas veces supera hasta 2 o incluso 3 veces el valor real del patrimonio) esxs trabajadorxs cotizaran toda su vida laboral en un sistema de pensiones indigno del cual, adivinen, la banca es socia mayoritaria.
En el Chile de hace poco más de una década atrás, donde la población más pobre (y mayoritaria) aún se resistía a entrar al mercado financiero –seguramente en el inconsciente popular aún quedaba cierta reticencia hacia lxs señorxs de cuello y corbata [ladrones por excelencia]-, la operación para llegar a ese resultado tuvo un protagonista estelar: El BancoEstado, famoso por su slogan “El banco de todos los chilenos”.
Y es que fue a través de esta institución que los poderes políticos y económicos comenzaron a presionar para que lxs trabajadorxs de menos recursos entraran al fraude de la banca (la propaganda por la Cuenta Rut es ilustradora), ya que al ser una amplia mayoría (recordemos que Chile está a la vanguardia como uno de los países con mayor desigualdad en el mundo), los dividendos serian cuantiosos. Eso, sin mencionar que con amplias capas de la población dentro del sistema bancario, el poder político tendría un eficaz arma para manipular a lxs trabajadorxs, lxs que a su vez, estarían amarradxs de manos ante el chantaje de cubrir necesidades básicas.
De esta forma, y cobrando tasas de interés mucho más económicas que las del resto del mercado –pero no por eso con menores utilidades-, fue como se embaucaron a miles de trabajadorxs esperanzadxs en alcanzar un buen porvenir, no tanto para ellxs mismxs, sino más bien para sus familias.
Así, la fórmula de menor tasa de interés, y mayor publico cooptado, obtuvo importantes créditos a nivel financiero. Miles de personas accedieron a créditos de consumo (para costear necesidades básicas), créditos hipotecarios y créditos comerciales, donde lamentablemente, terminarán pagando muchísimo más del valor real del patrimonio adquirido, ya sea este una casa, un auto y/o un título universitario, para la banca estatal siempre se tratará de un negocio lucrativo.
En este sentido, esta política económica termina por cumplir dos funciones principales: La primera es que desarticula cualquier solución alternativa al sistema, por lo tanto, procesos revolucionarios que alteren el orden de las cosas quedan fuera. Una persona que no está insertada en el sistema económico, pero que pueda operar paralelamente al sistema capitalista es potencialmente peligrosa, sobre todo en términos estrictamente políticos, ya que al no existir sanción alguna, las personas pueden escoger libremente con que sistema prefieren solucionar sus problemas. Por lo tanto, en cuanto a mantener sometidos a amplios sectores de la población, se hacía imperativo convertir a lxs trabajadorxs en clientes de la banca.
De no ser así, evidentemente el sistema capitalista vería mermado gran parte de su flujo mercantil actual, ya que cualquier persona sensata preferiría no pagar intereses ni ser castigada monetariamente para sanear necesidades básicas. Como lxs traidorxs de la Concertación sabían esto, generaron políticas públicas ad hoc para seguir castigando a lxs marginadxs (recordar que las políticas de exclusión social se implementan a través de la Doctrina del Shock y el sistema neoliberal de los Chicago Boys) y, solo en un comienzo y en casos muy determinados, benefician a lxs usuarixs de la banca [1], que en cualquier caso nunca les significará un buen negocio si se compara con el costo que significa amarrarse a este tipo de instituciones.
La segunda función de esta política económica tiene que ver con el efecto disuasivo que se genera. Una persona marginada del sistema económico nacional queda vulnerable y totalmente expuesta antes de poder cubrir medianamente sus necesidades básicas, sirviendo como ejemplo para el escarmiento social. Así, bajo el temor de terminar marginadxs, lxs trabajadorxs aceptan el chantaje por el bien propio y el de sus familias.
De esta manera, la burguesía y el Capital supranacional han logrado someter a gigantescas capas de la población al trabajo obligatorio, donde los dividendos del laburo terminan siempre en las mismas arcas: las de una elite exclusiva de súper ricxs.
El BancoEstado es un elemento clave para que lo descrito anteriormente se haya materializado.
Sin embargo, para hacer que todo ese dinero llegue a manos de un puñado de magnates aún faltan pasos en la operación. Veamos:
El BancoEstado fue fundado bajo la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo por un ya alejado año 1953, y es el ente regulador del Fisco. Vale decir que es esta la institución por donde sale el dinero de “todos los chilenos” que se recauda a través de la plusvalía que generan los negocios articulados con grandes capas de trabajadorxs endeudadxs en diferentes tipos de créditos. Dinero que yace para administrar las políticas públicas de los Gobiernos escogidos “democráticamente” (aunque no podemos obviar que en Dictadura ocurrió igual).
De esta forma es que a través de esta guarida de ladronxs se financian, por ejemplo, diversos organismos, llámese instituciones como Carabineros, Gendarmería, PDI, Fiscalías, Fuerzas Armadas, Tribunales de Justicia, etc.; fundaciones como Seguridad o Paz Ciudadana; empresas que licitan con el Estado o son contratadas por entes regulados por el mismo; personas naturales como Diputadxs, Senadorxs, Ministrxs, Concejalxs, Presidentxs, etc.; hospitales, escuelas, universidades, cárceles, municipalidades, y actividades que tienen su origen en políticas públicas reciben sus ingresos desde esta institución (como perdonazos bancarios, salvatajes a empresas que se dan a la quiebra, subsidios de toda índole, entre otros).
De esta manera, cada vez que escuchamos hablar, por ejemplo, sobre el DL 701, que entrega un “capital semilla” a empresas monstruosas como la CMPC (del Grupo Matte), a Madeco (Grupo Luksic) o a Celco (Angelini), para incentivar el monocultivo de pino y eucalipto en La Araucanía, porque se incentiva la industria nacional y maderera (y genera fuentes laborales), en realidad lo que está ocurriendo es que el BancoEstado está entregándoles la plusvalía de las tasas de interés que le cobran a miles de trabajadorxs en sus respectivos créditos (de consumo, hipotecarios, cuentas de ahorro, etc.) a un puñado de multimillonarixs que salen muertxs de la risa en la revista Forbes.
Pero para resguardar las inversiones, el Estado chileno ha asumido un compromiso férreo con el empresariado. En este sentido, las balas disparadas por el Comando Jungla, y que terminaron con el asesinato del peñi Camilo Catrillanca hace solo un par de semanas atrás, no solo provienen de un aparato militar que protege los intereses latifundistas y empresariales, sino que además son financiadas con dinero proveniente del BancoEstado, el que le otorga una especial inyección de recursos a Carabineros para cuidar los intereses generados a través del mismo Decreto Ley 701, el que –por cierto- fue creado en plena Dictadura Militar, para despojar a lxs pobres y marginadxs de sus tierras ancestrales, entregándoles en bandeja de plata los recursos a una tropa de oportunistas cínicxs y asquerosxs.
No obstante, estas bacterias no solo saben aprovecharse de las políticas públicas, las que muchas veces les han otorgado sabrosos dividendos económicos o han barrido a sus enemigxs, sino que también han sabido cultivar su tremenda influencia y control en políticxs corruptxs que les han favorecido en gran medida.
Ejemplar es el caso del salvataje que benefició al clan Edwards cuando sus empresas estaban virtualmente quebradas. Y es que en los primeros años de la década de los 80 la crisis los había golpeado con fuerza. Tanto así que tuvieron que desprenderse de varios negocios para concentrarse en salvar la cadena periodística y el banco de su propiedad. Sin embargo, cuando el dólar subió de 39 a 160, la deuda de El Mercurio que era de alrededor de 13 millones de dólares se empinó a 100 millones en un abrir y cerrar de ojos.
La dictadura, entonces, les tendió la mano. A Pinochet le interesaba ayudarlos porque esa era también la forma de asegurar su control sobre esos medios. El Banco del Estado se hizo cargo de la deuda externa del Banco de A. Edwards, de más de 201 millones de dólares, sin exigir garantías ni tampoco prenda de acciones como a los demás bancos.
El Mercurio, y también Copesa (que corría una suerte similar), seguían endeudados en decenas de millones de dólares. Cuando se produjera el cambio de gobierno, sus acreedores podrían quedarse con los periódicos y lo más grave: el acreedor que podría hacerlo era el Banco del Estado que pasaría a control del nuevo gobierno. Pinochet y los militares necesitaban mantener los principales medios escritos en manos de sus partidarios. Decidieron moverse rápido. La operación de salvataje quedó en manos de Álvaro Bardón, presidente del Banco del Estado, el hombre clave en el lugar clave.
Para evitar que los nuevos Gobierno concertacionistas controlaran los medios una vez Pinochet estuviera fuera del Poder, Bardón ideó una serie de swaps para las deudas. El Banco del Estado canjearía las deudas de los periódicos por otras carteras de deudas que estaban en poder de bancos del sector privado, dejando las deudas fuera del alcance de la Concertación. ‘Si no la Izquierda habría tenido el monopolio sobre la prensa’, dijo Bardón una década después.
Los bancos tomaron las deudas de El Mercurio -y también de Copesa-, traspasaron a cambio al Banco del Estado otros créditos, no pocos incobrables o de poco valor, que aparecieron sobrevaluados. Se maquillaron balances y la documentación de base fue eliminada para no dejar huellas.
Lxs dueñxs de los bancos privados recibieron, además, otros beneficios: los préstamos que el Banco Osorno recibió del Banco del Estado fue a parar a Copesa. Los principales accionistas del Banco Osorno en 1989 eran Carlos Abumohor y Alvaro Saieh que compraron Copesa. El resultado de este triple canje: los propietarios de Copesa se las arreglaron para comprar gran parte de su deuda con un 50% de descuento. Un lujo que solo lxs súper-ricxs pueden darse.
Por otra parte, el Banco de Chile (que fue quien permuto las deudas de El Mercurio con el BancoEstado) permitió levantar la hipoteca sobre el campus de Av. Santa María, donde se ubica la sede central del periódico [2], reemplazándola por 180 marcas registradas (entre otras los nombres en los diarios regionales de El Mercurio y el nombre del mismo diario en otros idiomas), nombres que nunca fueron utilizados y cuyo valor no fue establecido. Entre esos 180 nombres estaba Clarín, diario expropiado por los militares al ciudadano español Víctor Pey Casado.
Así, hubo una serie de canjes y permutaciones en las que el Estado, a través de su entidad bancaria se hacía cargo –en pésimos negocios para “todos los chilenos”- de las deudas de lxs más ricxs del país. Un ejemplo pintoresco es un canje de deuda que no es digno de destacar por su tamaño -117 mil dólares- sino por su aval. El Banco del Estado pasó a ser dueño del pagaré Nº 7529, en el cual la Asociación Proveedora de Manzanas (Asproman) avaló su deuda con varios miles de cajones de manzanas. Impresentable ¿verdad?
Pero aún hay más. El BancoEstado termino por comprar espacios publicitarios para los diez años siguientes, pagándolos por adelantado. A El Mercurio le compró 223.307 cm/columna de espacio, descontando inmediatamente 1,8 millones de dólares de las deudas de ese año. Por otra parte a La Tercera le compro aún más, ya que esta le vendió 82 mil cm/columna de espacio a cambio de 1,6 millones de dólares a cuenta de su deuda.
Con estos canjes, Agustín Edwards pudo, entonces, pagar 11,2 millones de dólares al Banco de Chile para cubrir una deuda que tres días antes era de 33,4 millones de dólares. Según se estima, para el Banco del Estado el salvataje tuvo un costo de 26 millones de dólares, contabilizados directamente, y dirigidos en especial a El Mercurio. Se cree, sin embargo, que la pérdida fue mucho mayor porque en las permutas se recibieron deudas de empresas que en definitiva valían mucho menos de lo estimado.
En agradecimiento por sus gestiones Álvaro Bardón [3] volvió a El Mercurio, esta vez en gloria y majestad, donde trabajo como columnista. El Mercurio y Copesa entraron al escenario democrático con finanzas ordenadas, pasivos reducidos y manejables, listos para proseguir la defensa del neoliberalismo y dar apoyo a Pinochet.
Pero no solo en la época dictatorial o en la guerra anti-mapuche lxs capitalistas han recibido cariñosos obsequios por parte del Estado. Como olvidar el perdonazo que le dio la Corfo (ente regulador de algunas empresas estatales “estratégicas”) al propio ex yerno del Dictador Pinochet, el multimillonario Julio Ponce Lerou, quien no solo logró zafar de la acusación por la enajenación de SQM [4], sino que incluso arreglo condonaciones y nuevos negocios con lxs concertacionistas que habitaban La Moneda en esos primeros años de Democracia.
Otro que recibió un trato benevolente y que enfrentaba similar situación fue el entonces Gerente General de la Compañía de Aceros del Pacifico (CAP), Roberto de Andraca, quien emergió como dueño de la, hasta hacia poco años, estatal compañía metalúrgica. Este cretino se apropió en 105 millones de dólares de un patrimonio evaluado en 811. El BancoEstado, a través del Fisco, que a su vez es financiado con el flujo mercantil que entregan millones de trabajadorxs a través de diferentes créditos, nuevamente se haría cargo de la pérdida, evidentemente, sin ningún tipo de persecución penal.
Pero no es necesario buscar antecedentes tan vetustos para darnos cuenta que esta política sigue más vigente que nunca. En este sentido basta revisar la subvención por parte del Fisco al 4% de la tasa de interés que imponían los bancos en el Crédito con Aval del Estado (CAE) [5], donde BancoEstado paga la diferencia por la reducción del interés. Un alivio para lxs estudiantes. No obstante, los intereses de la banca privada quedaron exactamente iguales. Bancos como el BCI (Yarur), el Chile (Luksic), Corpbanca (Saieh), Falabella (Solari) o Bice (Matte), siguieron percibiendo el 6% del interés real, con la salvedad de que más de la mitad de ese porcentaje sale del dinero de “todos los chilenos”.
De esta manera es como no solo evaden impuestos, sino que lucran con el Estado. El BancoEstado resulta ser un canal primordial en la materialización de esta política abusiva y usurera, donde, evidentemente, muy pocxs terminan con el dinero de muchxs.
Finalmente resulta aberrante y hasta tragicómico que el Estado de Chile repudie la esclavitud en su sentido discriminador y racista, pero que apruebe e incluso fomente la esclavitud a la que nos somete el Capital con políticas publicas incluso bélicas, como ocurre en el Wallmapu.
Por todos estos motivos es que atacamos con una poderosa carga explosiva la sucursal ubicada en Av. Cristóbal Colon N°7306 de la adinerada Comuna de Las Condes para la noche del 02 del presente mes de Diciembre, como una ofrenda navideña por adelantada a lxs dueñxs de Chile, golpeando doblemente un mismo objetivo: por un lado quisimos destrozar uno de los tantos tentáculos con los que operan estxs cretinxs, mientras que por el otro nos encargamos de hacer que los barrios sepulcrales donde viven estxs señorxs comiencen a ser peligrosos para ellxs o sus intereses.
Si queremos propiciar procesos revolucionarios, resulta clave poner atención en materias como políticas públicas, saber quiénes son lxs miserables que le dan vida a dichas iniciativas –elemental resulta conocer los nombres de los directorios (Presidentes, Directorxs, Consejerxs, etc.)-, y sobre todo, a las instituciones que se ven afectadas con dichas políticas, ya que su simbiosis nos afectará directamente. El BancoEstado y su estrecha relación con grupos empresariales que mueven los hilos de la política nacional son un claro ejemplo de ello.
Para terminar, no podemos obviar que hace solo 1 mes atrás fue ejecutado Kevin Garrido Fernández en la Cárcel Concesionada Santiago 1 tras recibir varias estocadas por parte de otros presos. Para nosotrxs no hay duda alguna, el compañero fue asesinado por encargo, buscando con ello dar una lección política a la subversión autónoma. La fuerte presencia policial y el acoso constante por parte de FFEE durante el funeral ejemplifica claramente esta estrategia. Nos quieren quebrar. Es momento de estar unidxs, levantarse y devolver los golpes.
Volar el banco por donde se financian estxs bastardxs es un pequeño aporte. Esperamos hayan más. Aprovechamos esta instancia para saludar al compañero Joaquín García Chanks, quien aún se encuentra cautivo y en manos del enemigo.
¡Fuerza compañeros: no están solos, desde esta humilde trinchera continuamos la lucha!
Culminamos este texto llenando de vitalidad insurrecta la memoria de nuestro hermano Sebastián Oversluij Seguel. Esta noche tu fiero espíritu guerrero nos acompañó; ¡esta acción también va en tu honor!
Hoy, al igual que ayer, siguen existiendo motivos para luchar.
Destrozamos un pequeño eslabón con el que se nos intenta dominar. ¡Iremos por más!
A continuar la lucha contra el Capital…
¡¡A multiplicar los ataques a los Centros de Poder!!
¡¡A dinamitar los barrios de lxs ricxs!!
¡¡Que el miedo cambie de bando!!
¡¡Mientras exista Miseria, habrá Rebelión!!
¡¡Sebastián Oversluij y Kevin Garrido Presentes!!
Grupo de Ataque Antipatriarcal Claudia López
Núcleos Antagónicos de la Nueva Guerrilla Urbana
[1] Resulta revelador el Caso de la CMPC, la que fue castigada por el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) a pagar $97.647 millones por haberse coludido en el caso del Cartel del Papel Tissue, donde quien tenía algún tipo de cuenta en BancoEstado recibía el dinero del rembolso de manera automática, mientras que lxs demás ciudadanxs debían inscribirse en un tedioso proceso burocrático.
[2] Avaluada en cerca de 4 millones de dólares.
[3] Se dedicó también a actividades académicas: enseña en la Universidad Finis Terrae, en la cual es rector Pablo Baraona, también miembro del grupo de los Chicago Boys.
[4] Recordar que el ex yerno del Dictador Pinochet, utilizando información privilegiada, se adueña de Soquimich. Empresa, que, al igual que muchas otras, eran estatales. Proceso ocurrido en plena Dictadura Militar.
[5] En medio de las protestas estudiantiles del 2011, el gobierno de Piñera anuncia la rebaja del interés del CAE al 2%.