El pasado viernes 8 de febrero vandalizamos el monumento a la división azul en el cementerio de la Almudena en Madrid. Motivos hay para hacerlo cualquier día, pero esta fecha la elegimos con gusto ya que al día siguiente los fascistas le hacían un homenaje y el domingo una amalgama de rancios, ultracatólicos, fascistas, casposos, neonazis e imbéciles varios paseaban sus anacrónica y repugnante simbología por unas pocas calles de Madrid.
La memoria histórica la llevamos en nuestro corazones. En las cicatrices no visibles que nos han dejado siglos de opresión. En nuestro ideario y nuestras prácticas. En nuestra búsqueda incesante de la libertad. No necesitamos gobiernos ni leyes que nos cambien unos símbolos por otros. Siempre nos divertiremos manchando los sucios símbolos de la autoriad, ya representen la democracia o dictaduras fascistoides.
¡Muerte al Estado y Viva la anarquía!