Traducción recibida el 06/04/2020:
La llamada Vancouver ha sido en los últimos años un lugar de relativa paz social – la intervención anarquista en las políticas locales ha sido empujada a las sombras. Tras décadas de agitación y acción insurreccional, las cosas se apagaron – alguna gente se marchó, sufrió represión, luchó con el embate diario del capitalismo, o por sus propias razones dio un paso atrás. Aún en las sombras es donde florecemos, y más recientemente la acción y análisis anarquistas han estado ocurriendo en una fase semi-pública en la llamada Vancouver.
Una de tales iniciativas es la Huelga de Alquileres de Vancouver (rentstrikevan.ca), un esfuerzo descentralizado para proveer a las interesadas de recursos para hacer huelga a la par que agitar los fuegos de la guerra de clases. Surge como resultado del COVID-19, un síntoma de las interseccionadas e inseparables crisis del capitalismo, la civilización y el colonialismo.
Agitar por la huelga de alquileres es una escalada de tensión. La fuerza de la huelga de alquileres viene de su número así como de la organización y radicalidad de sus huelguistas -tanto como un mensaje accesible es necesario para construir una participación masiva, mientras un mensaje radical es necesario para cultivar e inspirar la acción.
Recordar la necesidad de una diversidad de tácticas y voces lleva al establecimiento de Huelga de Alquileres Vancouver, que se erige en contraste con los esfuerzos más reformistas de Vancouver Tenants’ Union.
A pesar de este entendimiento nos encontramos aún caminando en una fina línea, y luchando por decidir si debemos participar en la política de producir un discurso respetable. Reconociendo nuestro contexto local, y la falta de un movimiento anarquista visible, nos hemos tirado a la piscina y hemos decidido participar, con cautela. Participar en el activismo nos da la impresión de que nos forzamos a ensombrecer nuestros sueños más insurgentes y es agotador. Sin embargo, nos encontramos incapaces de pagar nuestros alquileres, o queremos experimentar el no pagarlos en tanto que la participación es necesaria. El capitalismo no sólo nos fuerza a ir a trabajar, sino que parece que es infinitamente capaz de constreñir nuestros deseos.
Otra tensión surge en torno a la idea de riesgo e identidad. Las huelgas de alquileres
Las huelgas de alquileres, por su naturaleza, confrontan el capital y el proyecto colonial – por lo tanto plantean un riesgo significante para sus participantes- Simultáneamente, las políticas de riesgo han llevado a muchas a desacreditarlas. Muchas activistas demandan una huelga que no ponga a nadie en riesgo, particularmente a las más vulnerables. Mientras nosotras coincidimos en que es una noble intención, nuestras vidas están siempre en riesgo – evitarlo es imposible y contendría muchos deseos de lucha ofensiva. Por supuesto gente diferente, tiene razones muy legítimas para tener diferentes umbrales de aceptación del riesgo. Así que queremos ser explícitas cuando decimos que no podemos garantizar la seguridad de nadie y cualquier otra persona que lo prometa miente. Con esto en mente, aquellas que se sientan suficientemente enfadadas o “seguras” deberían unirse a nosotras y suspender su alquiler el 1 de Abril.
A través de la huelga esperamos actualizar más los deseos compartidos al oído entre colegas, los gritos salpicados en los muros de la ciudad y el odio hacia este sistema impreso en nuestros corazones. Solidaridad con todas las huelguistas de alquileres. Solidaridad con todos los golpes de la huelga contra la crisis del capitalismo, colonialismo y civilización.
Solidaridad con aquellas que viven en la calle que no pueden suspender sus alquileres, aún resistiendo en cada aliento.
Por una creciente revuelta y realización de nuestros deseos.