Traducción recibida el 10/04/2020:
Todavía más pilones de telecomunicaciones han sido atacados tras una serie de ataques incendiarios en el Reino Unido en esta primera semana de abril.
En el tiempo de 24 horas, la red de telefonía móvil de Vodafone ha sido objeto de cuatro ataques (uno de los cuales en un sito que el operador comparte con O2), lo que lleva a 20 el número de incidentes en todo el país, entre los cuales incendios, intentos de incendio, devastaciones voluntarias y vandalismo. Entre estos se encuentran algunos incendios de repetidores en Birmingham, Belfast, Manchester y a Liverpool los días 2 y 3 de abril.
Esta serie de ataques se habría desatado en relación a las voces difundidas en Internet y en las redes sociales según la cual la tecnología 5G, que se ha desarrollado en el Reino Unido a partir del 2019, estaría relacionada con la propagación del coronavirus. El poder y los medios de comunicación que están a sus pies han inmediatamente tratado de negar una a una uno los motivos infundados que habrían llevado a todos estos ataques: una «teoría sin sentido» que, incluso si es completamente oscura, parte del presupuesto de la nocividad real de las ondas (y en este caso aquellas de 5G), reinterpretándola en un contexto bien preciso de pandemia. En un país donde, como en Francia, numerosos colectivos y comités anti-5G están creciendo un poco por todas partes. Excepto que allí, no se permanece más en la oposición moral y pacifista.
En cualquier caso, estos incendios han tenido efectos nefastos muy reales sobre la rutina de alienación y explotación, especialmente en el período de estado de emergencia (sanitaria). Es esto, además, que han comunicado los lobbies de tecno-comunicación y otros portavoces de operadores de telecomunicaciones, después de haber hecho las cuentas de las antenas saboteadas, así como aquello de los técnicos o de los ingenieros de las grandes empresas (EE / BT, O2 y Vodafone) objetivos durante sus trabajos de reparación. Todo este pequeño mundo ya no esconde ni siquiera su inquietud ante esta hondada anti ondas, evocando en particular las perturbaciones causadas al teletrabajo y el funcionamiento de empresas vitales del país que, ellas, ciertamente, no pueden venir limitadas. En este momento, todos están en pie de guerra para detener – a través de la «desintoxicación»- este fenómeno sin precedentes, pero sin querer proporcionan al mismo tiempo un montón de razones, fundadas para el ataque, de actuar en la misma dirección. Esta vez para paralizar aquellos lugares en los cuales nuestras vidas se deciden, en los cuales nuestros cuerpos vienen maltratados y mutilados, para poner fin al control constante de nuestras vidas, a los arrestos domiciliares frente a un montón de pantallas, pequeñas o grandes, tan útiles para la explotación, al encuadramiento y al embrutimiento…
[Redactado a partir de un artículo del Sunday Times, 05.04.20]