Recibido el 27/04/2020:
En el mes de marzo del 2020, en la ciudad de Imola (BO), han aparecido varias pintadas escritos que criticaban el estado policial y la obligación de permanecer cerrados en casa, bajo arresto domiciliario democráticamente «voluntario».
Unas semanas después de eso, en los periódicos ciudadanos y en varios exponentes de la política local, suspiraban por la rabia y la violencia expresadas de aquellas pintadas, así como también por la desfiguración de los preciosos muros de la ciudad. Hemos estado paradxs (de una manera bastante ridícula, típica de las fuerzas del orden de Imola) en las caminatas habituales a pesar de las prohibiciones y ese día, además de la enésima multa, han saltado las notificaciones.
Las investigaciones, aún abiertas, nos acoplan con respecto a las pintadas mencionados anteriormente, incitación a cometer delitos, instigación a desobedecer la ley, desfiguración y ensuciamiento, vilipendio de la república y las fuerzas armadas, violencia o amenaza a los cuerpos políticos y el inicio de un procedimiento de una hoja de expulsión (de la ciudad).
Más allá de quién puede haber hecho las pintadas, más allá de nuestra culpa o no, solo podemos sonreír pensando en aquellos que aún continúan. No nos parece absurda la acusación de instigación por estos hechos, es mas, después de todo, ¿qué otra cosa más deberían hacer las pintadas que expresar odio hacia todo lo que representa el Orden?
Por lo tanto, no nos sentimos preocupados u ofendidos frente a acusaciones similares porque cada vez que nos expresamos, en textos escritos o susurrandonos ideas al oído, nos sentimos y somos delincuentes. Y si alguien, hablando con nosotrxs o saboreando un texto producido por nosotrxs, debería sentirse instigadx, ¡bien, la propaganda esta bien hecha!
Entre otras cosas, después de unos días desde la notificación, han continuado apareciendo carteles a mano (en estos días sin fotocopiadoras, imaginamos) que decían más o menos: LA OBEDIENCIA NO ES RESPONSABILIDAD, están destruyendo nuestras vidas con la tecno-socialización y la militarización de las calles, aseguremosnos de que no falte la revuelta.
Seguramente el todo irá bien, los arcoiris y el quedemosnos en casa no han arraigado sobre toda la población de la ciudad, tal vez la hondada de multas y denuncias, intimidaciones, persecuciones no han apagado las ganas de expresarse.
Como antes no éramos leales al Deber, no lo somos ahora y nunca lo seremos.