Traducción/comunicado recibido el 13/10/2020:
Jornadas de acción y debate en Berlín, 30.10.2020 – 01.01.2020
Manifestación internacional, 31.10.2020
En los últimos años hemos asistido a un renacimiento global de la política reaccionaria. El Estado y el capital, en un proceso constante de intensificación de la explotación y de expansión de la represión, han utilizado la crisis capitalista global, que comenzó hace una década, como una oportunidad para reestructurar aún más las relaciones de poder en su beneficio. Su respuesta política se materializa en un giro a la derecha, con una alianza política de políticas económicas neoliberales combinadas con fuertes narrativas nacionalistas y políticas represivas contra la resistencia y los movimientos progresistas. La nueva cara del autoritarismo ha desatado un ataque a gran escala contra los individuos que considera inútiles o contra aquellos que optan por resistir y colectivizar contra la ruina de sus vidas. En nuestro período actual, los Estados de todo el mundo han utilizado medidas contra el Covid-19 para extender e intensificar la represión, la policía y la vigilancia contra la sociedad. Al mismo tiempo, el fracaso de los sistemas de salud neoliberales ha llevado a un gran número de muertes y a crecientes desigualdades debido a la negación del acceso a la asistencia médica.
A todo esto, las personas en diferentes partes del mundo responden con una resistencia masiva en las calles. Movimientos con diferentes perspectivas se han rebelado, por ejemplo en Argentina, Bolivia, Chile, o más recientemente en Francia y Estados Unidos. El hilo conductor de todos estos movimientos es su distanciamiento de la política institucionalizada y del sistema y la elección de la autoorganización y la horizontalidad en la lucha contra la autoridad.
El movimiento en Alemania está combatiendo contra la explotación y la opresión en el vientre de la bestia. Desde que el movimiento ha llegado al culmine de la movilización contra la cumbre del G20 de Hamburgo en 2017, el Estado alemán ha intensificado y ampliado su arsenal represivo con el objetivo de suprimir y aislar el movimiento: hemos asistido a la más grande caza al hombre mediática de la represión estatal de los años ’60 y ’70, la ampliación de las medidas policiales como los arrestos preventivos y la vigilancia extrajudicial, el aumento de las penas por delitos contra la policía y el bloqueo de la popular web alemana indymedia «Linksunten».
En la ciudad de Berlín, en los últimos años, el movimiento ha sido atacado constantemente a través de los desalojos de sus infraestructuras, con la gentrificación que se ha manifestado en un ataque a partes de la sociedad marginadas y en dificultades: el aumento de los alquileres que hace la vida insoportable, más de 5.000 desalojos forzosos de viviendas al año, el aumento de las fuerzas del orden en los espacios públicos y un general cambiamiento en la geografía social de la ciudad.
Por un lado esto destruye o desplaza los espacios que el movimiento utiliza para sostenerse. A través de una fuerte represión policial y estatal, los estilos de vida subversivos y la organización política se vuelven imposibles dentro de los espacios públicos. Por otro lado, el capital tiene el espacio para invertir y aumentar la rentabilidad a través del sector inmobiliario, la privatización de la seguridad a través de cámaras, vallas y muros, el desarrollo de la smart city y grandes proyectos de colaboración público-privada.
La lucha de los espacios autoorganizados en Berlín se ha desarrollado en este contexto. El desalojo del bar/colectivo Syndikat en agosto pasado, y la amplia movilización del movimiento contra los desalojos, es solo el comienzo de la lucha por nuestras infraestructuras que llevaremos adelante. El proyecto de casa anarco-feminista Liebig34, el centro juvenil autonomo Potse y el bar/colectivo Meuterei están bajo amenaza de desalojo inminente. El Housprojekt Rigaer94 ha sido nuevamente objeto de un raid en julio y, con el pretexto de la operación policial, ha habido un nuevo intento de desalojo de los apartamentos, culminado en un fracaso de facto visto que las personas han conseguido resistir en los apartamentos o a recuperarlos. Esta fase de desalojos podría convertirse en el más grande ataque a las infraestructuras autónomas de Berlín desde la década de 1990.
Estos espacios colectivos han optado por quedarse y de contraatacar de diferentes formas. Su lucha ha movilizado al movimiento en toda Alemania como una lucha de la que todos formamos parte: contra la propiedad privada y el capital, contra el desalojo de las personas de sus hogares, contra la gentrificación de nuestros barrios, contra un sistema patriarcal y racista que margina, silencia y oprime las voces de aquellxs que son explotadxs o consideradxs sacrificables por el sistema. Contra todo esto, los proyectos proponen la autoorganización y la solidaridad, la violación de la propiedad, el conflicto con el Estado y un ataque directo a las estructuras sociales opresivas y autoritarias, del nacionalismo y del egoísmo social.
Estamos atravesando un período crítico, tanto para la sociedad como para los movimientos radicales en todo el mundo. Bajo el dogma de la «ley y el orden», el Estado y el capital están intensificando su ataque a la sociedad y tratando de promover su dominio sobre todos los aspectos de la vida cotidiana, parando toda visión y reivindicación colectiva y toda perspectiva de resistencia y lucha.
Las regulaciones del capitalismo europeo están tratando de deshacerse de todos los barrios rebeldes en los territorios metropolitanos, mediante los desalojos y las operaciones de policía. Hay muchos ejemplos. Desde Italia, con el desalojo del Asilo Ocupado en Turín (febrero de 2019), hasta Grecia, con el referéndum que ha llevado al desalojo de varias okupas y la presencia cada vez más masiva de la policía en el barrio de Exarchia, se intensifica este incesante ataque a cada movimiento que elige resistir.
Reconociendo Berlín como la capital de uno de los países capitalistas más importantes del mundo, queremos fortalecer la lucha social en el corazón de la bestia. Dar una respuesta fuerte y crear perspectivas contra uno de los estados modelo más opresivos del mundo (que a través de su burocracia y de sus estructuras se infiltra en todos los aspectos de nuestras vidas sin dejar espacio a la autoorganización y a las luchas antiinstitucionales), creará un legado no solo para el movimiento local sino para cada célula rebelde del mundo.
El desalojo de Liebig34 está previsto para el 9 de octubre. Esto probablemente sucederá con una masiva presencia y despliegue de policías y el asedio del distrito norte de Friedrichshain que durará por días. Los residentes y simpatizantes hacen una llamada a acciones descentralizadas en torno al Día X. Se han organizado muchas acciones con el objetivo de impedir a la policía el desalojo o hacerlo lo más difícil y hostil posible. En los días siguientes a esta fecha, se llevarán a cabo muchas discusiones centradas sobre nuestras perspectivas y sobre nuestra contraestrategia.
Necesitamos toda la fuerza posible y pedimos apoyo para defender nuestros proyectos. La solidaridad sin fronteras es una de nuestras armas más fuertes. Queremos aprovechar esta oportunidad para hacer más visible la perspectiva anarquista y discutir nuestras prácticas, estrategias e ideas. En los días previos a la manifestación del 31 de octubre ofrecerán un espacio para una asamblea general, para reflexiones y discusiones sobre nuestras modalidades de acción, objetivos comunes, estrategias, ocupaciones y defensa colectiva.
Consideramos esta manifestación como una oportunidad para unirnos y crear una brecha en sus planes y múltiples momentos de experiencias de rabia, dinamismo y militancia en los cuales abandonamos el rol defensivo y en cambio tomamos la calle como movimiento activo y ofensivo.
Esperamos así de hacer de estos días parte de un discurso continuo y no otro evento más inconexo y sin continuidad.
Por estos motivos pedimos a todxs que salgan a la calle y destruyan sus planes de desalojos. Si bien nuestras luchas en diferentes partes del mundo asumen características diferentes ya que nos movemos en diferentes contextos, la solidaridad sin fronteras y la relación de nuestras luchas ha sido posible en el pasado, y es necesario para el futuro. Elegimos el enfrentamiento y la resistencia, y los buscamos en momentos colectivos más allá de las fronteras; hagamos en modo que sus planes sean un desastre.
Nos sumamos al llamamiento de Terra Incognita para transformar el octubre de este año en un mes dedicado a la solidaridad y a la defensa de todos los lugares ocupados y amenazados por la represión.
¡Unamos nuestra rabia!
Otras informaciones: interkiezionale.noblogs.org