[Estado Chileno] Entre la revuelta y la solidaridad con lxs presxs de la revuelta

Recibido el 15/02/2021:

Como sabemos la revuelta iniciada en octubre del 2019 no solo nos trajo hermosas y enriquecedoras experiencias de combate al Estado y de resquebrajamiento de las relaciones de autoridad, sino también una larga lista de muertxs, torturadxs, violadxs, mutiladxs y prisionerxs.

Durante los primeros días lxs revolotosxs que ingresaban a las cárceles rápidamente aumentaban de decenas a cientos, hasta llegar a culminar en miles. A diciembre del 2019 el Estado mantenía tras las rejas a 2.500 personas acusadas de participar de una u otra forma en actos de la revuelta.

Con el pasar del tiempo muchxs consiguieron salir accediendo a arresto domiciliario u otras medidas cautelares, debido a que la mayoría se encontraba principalmente por delitos menores (desorden, saqueo, etc). En prisión preventiva han permanecido quienes están principalmente acusados de incendio y porte de bomba molotov recluidos en las distintas cárceles del país, literalmente desde Arica a Punta Arenas. A febrero del 2021, sin existir cifra exacta, no más de 200 deben ser quienes se encuentran tras las rejas, aun cuando un alto número este en arresto domiciliario o con otras medidas.

Desde el primer día de la revuelta quienes permanentemente han cuestionado y enfrentado a la cárcel, identificaron no solo la inminente realidad de prisionerxs que caerían producto de la represión, sino también la necesidad de continuar con fuerza la lucha por lxs prisionerxs subversivxs en momentos de completa ruptura del orden establecido. Fue así como el 27 de noviembre de 2019 distintas individualidades anarquistas y antiautoritarias convocaron a un concurrido mitting afuera del Centro de Justicia, donde se señalaba “La cantidad de presxs rebeldes en este momento es impresionante y están arriesgando condenas muy altas. Es necesario instalar el discurso anticarcelario antes de que sea tarde…” y finalizar con la consigna “Porque podría ser cualquiera. Fuego a la cárcel, libertad a nuestrxs presxs de la revuelta de octubre y de la guerra social”.

Luego, con el pasar del tiempo se fueron conformando distintas coordinadoras e instancias de apoyo a lxs prisionerxs de la revuelta de forma más o menos permanente, tanto a nivel regional como nacional. Durante los momentos álgidos de la revuelta, aquellas orgánicas funcionaron a toda máquina tanto en el apoyo concreto como en la difusión y agitación, muchas veces sin dar abasto ante la inmensa cantidad de prisionerxs, las dificultades de tomar contacto con su entorno y la permanente caída de nuevas personas en prisión.

Las fuertes medidas represivas instauradas en marzo del 2020 con excusa de la pandemia golpearon profunda e innegablemente el ritmo de la conflictividad callejera. Así fue como en los meses más agudos de confinamiento y encierro, estas persistentes iniciativas mantuvieron viva la necesidad del apoyo a lxs presxs de la revuelta y la visibilización de sus distintas situaciones particulares. Cuando las calles volvieron a ser tomadas de forma masiva y con vitalidad por lxs rebeldes, el tema de lxs prisionerxs politicxs de la revuelta, ya estaba completamente instalado.

Fue justo en el contexto del plebiscito por una nueva constitución (septiembre-octubre-noviembre) que no solo surgieron un sinnúmero de grupos de apoyo a lxs prisionerxs de la revuelta, sino que gran parte de asambleas territoriales e individualidades volcaron su interés en el tema de lxs prisionerxs. Tras el plebiscito esta realidad se hizo indesmentible, quizás movidos por la culpa tras apoyar a la institucionalización de la revuelta, con cierta vergüenza de quienes votaron en las urnas del poder (incluyendo varios “anarquistas”) o quizás por el “deber democrático” de resolver el tema de lxs prisionerxs de la revuelta ad portas del nuevo proceso. Lo cierto es que realmente el tema estallo por todas partes, desbordando cualquier orgánica que tuviese algún carácter específico en el apoyo tras las rejas. Desde entonces la situación de lxs prisionerxs de la revuelta ha adquirido un protagonismo, pasando a ser parte de los principales puntos en las actuales movilizaciones callejeras.

Hurgando por callejones sin salida

A finales del 2020 comenzó a gestarse por parte de algunos sectores la necesidad de buscar una “solución política” a lxs presxs de la revuelta, y en función de esa necesidad ir trabajando en su creación, gestión y claro está, en administrarla.

La “solución política” asume que el encarcelamiento de quienes han participado en la revuelta se debe a motivaciones política y por ende una de las posibilidades de su liberación, sería de carácter político-administrativo más que jurídico. Todo esto considerando la enorme cantidad de procesadxs y las disimiles situaciones que engloba lxs prisionerxs de la revuelta.

Con esta premisa varios intereses comenzaron a confluir construyendo una salida institucional respecto a lxs encarceladxs Por una parte se encontraba una fracción de los poderosos, partidos políticos y administradores de las estructuras quienes buscan capitalizar políticamente esta movilización, volver a legitimar y validarse políticamente como también respaldar a sus propios candidatos a constituyentes. La apuesta de estos sectores es la desmovilización y paz social tras “solucionar” el problema de lxs prisionerxs politicxs, continuar con la institucionalización de la revuelta además de limpiar el proceso constituyente.

En otra parte se encuentran los distintos grupos y colectivos que han nacido en los últimos meses de apoyo a lxs presxs politixs de la revuelta, varios de ellos con partidos políticos o candidatos constituyentes atrás (Solo hay que escarbar un poquito para darse cuenta, no mucho, solo un poco para poder ver sus banderas), que sumado a algunas organizaciones buscan legitimarse ante los poderosos (de ahí la innumerable y aburrida cantidad de cartas escritas a partidos, políticos, instituciones, etc desde hace más de un año), deseosos de más democracia y más derechos. Son los excluidos deseosos de incluirse en las estructuras de dominación, quienes no buscan destruir el orden imperante, sino sus reformas y mejorar el funcionamiento de sus engranajes.

Como evidencia de todo esto, podemos ver en noviembre del 2020 la gestación de un “Grupo de iniciativa por la Liberación de los presos políticos”, que claro esta no hace referencia a todxs lxs que se podrían considerar como prisionerxs politicxs, sino solo, exclusiva y excluyentemente a lxs de la revuelta. Aquella iniciativa está (o estaba) conformada por Agrupación de Familiares de Presos Políticos Santiago 1, Agrupación de Familiares y Amigos de Presos de Políticos, Agrupación de Familiares y Amigos de Prisioneros Políticos Guacoldas Agrupación de Prisioneros Políticos de la Granja en conjunto con una serie de diputados de Partido Comunista, Revolución Democrático y Partido Progresista.

Ya no se buscaba forzar una salida política como suele ocurrir con innumerables huelgas de hambre, movilizaciones callejeras o lucha intermedia, sino que derechamente ser parte del grupo y auxiliar a los poderosos. Como buena negociación de la mano del poder, muchos de estos grupos fueron transmutando y acomodando sus posiciones a medida de que fueron caminando con los poderosos, como lo veremos más adelante.

Lxs presxs de la revuelta

Como es sabido, la realidad de lxs presxs de la revuelta es diversa y distinta, como lo es y ha sido la propia revuelta: Estudiantes, pobladores, sujetos conscientes, posiciones revolucionarias, demócratas, indignación, ciudadanismo, a favor de la nueva constitución, en contra de todas las constituciones, etc.

Creer en una identidad propia o una forma lógica de lxs prisionerxs de la revuelta, no solo no es real y podría implicar una falsificación histórica, sino que genera continuamente el choque contra la muralla de los hechos. Las continuas peticiones/recomendaciones/sugerencias a que lxs prisionerxs de la revuelta se organicen, buscando compararlos con otros momentos de masivos encarcelamientos (Dictadura o durante la década de los 90) son completamente disociadas de la realidad. No por un cambio en el grado de la represión, ni por las modificaciones de la realidad carcelaria entre gendarmes y presos, ni tampoco por el tipo de cárcel, sino justamente por las diferentes trayectorias y posicionamiento de los individuos. Muchas veces existiendo posturas completamente distintas, contradictorias o hasta antagónicas tanto políticas como en el cotidiano.

Es esta la realidad de lxs presxs de la revuelta y su dinámica a nivel nacional. De igual forma existe una serie de particularidades en cada cárcel e incluso en cada módulo, donde muchas veces existe un desconocimiento de la historia reciente (o incluso actual) de prisión política o hasta de otras realidades de prisionerxs de la revuelta en el mismo territorio.

En mayo del 2020 “Algunos anarquistas presos en el módulo 14 de santiasco 1” alertaban sobre “la dañina «romantización» a la que la calle y la lucha le ha dado a este módulo de «manifestantes». Los ánimos de lucha no solo se disolvieron en la calle, tuvo un efecto real en la capacidad de coordinación entre nosotros y el exterior”.

Es dentro de esta gran variedad que existen excepciones que han levantado distintas instancias al interior, desde bibliotecas, barrotazos y gestos que los permite posicionarse de una u otra forma.

Desde el plano practico, y en la actualidad nos encontramos con pequeños grupos de presxs en regiones, y una cantidad más grande en Santiago, principalmente en la cárcel/empresa (concesionada) Santiago 1. Gran parte de quienes caían por acciones asociadas a la revuelta comenzaron a habitar el módulo 14, destinado en un comienzo exclusivamente para ellos, para luego ser trasladados al módulo 12 hasta hoy. Quienes caían con posterioridad a la cuarentena en el recrudecimiento de las manifestaciones comenzaron a habitar el módulo 3, todo esto sin contemplar varios casos de prisionerxs de la revuelta que se encuentran dispersos en otros módulos por distintas circunstancias.

En el mismo sentido práctico, varios han conseguido salir con modificación de medida cautelar, algunos han aceptado un juicio abreviado y han conseguido cumplir su condena en “libertad vigilada”, hay quienes recién han sido detenidos, otros se encuentran a espera de juicio mientras que hay quienes que han conseguido salir absueltos y unos cuantos (hasta ahora solo un puñado) han quedado condenados a prisión. La realidad es sumamente dinámica y versátil en lxs presxs de la revuelta.

A pesar de que han salido algunos textos desde lxs prisionerxs de la revuelta, unos pocos con firmas, otros desde el anonimato y unos cuantos agrupados como “Presxs Subversivxs en Resistencia”, la familia ha adquirido un rol relevante tanto a modo de vocería como en la integración de determinadas instancias.

Indulto/Amnistía

Antes de continuar, una breve y simple definición respecto a estas medidas excepcionales de intervenir un proceso jurídico por parte del Estado: El indulto “perdona” la pena del delito, del ya condenado; mientras que la Amnistía “perdona” el delito mismo por el cual se es procesado. El indulto asume que hubo un delito y un castigo, pero es el castigo el que se perdona mientras que la amnistía asume que realmente el delito no fue tal debido a condiciones especiales del contexto en que ocurrieron.

A pesar de que en un comienzo los distintos grupos comenzaron a evaluar la posibilidad de una salida política, está siempre se pensó mediante las movilizaciones callejeras, las denuncias y la agitación llevara al poder a un camino, donde la amnistía parecía ser la salida más adecuada a la situación de lxs presxs de la revuelta.

Al parecer la creación y las negociaciones al interior de aquel “Grupo de iniciativa” hicieron que rápidamente se transmutaran varios discursos y posiciones. De esta forma algunos grupos tuvieron que botar sus lienzos a favor de la amnistía como también reescribir sus panfletos y/o declaraciones. Ahora la amnistía no serviría ni sería posible, sino que el mejor camino vendría a ser el indulto ¿Por qué? Algunos sectores de las viejas organizaciones de DDHH, verdaderos traficantes de la memoria y lxs muertxs, se incomodaban con el concepto de “Amnistía” ya que les recordaba la aplicación de dicha herramienta durante la dictadura (Con una memoria a corto plazo y repleta de lugares comunes). De igual forma el indulto es menos lesivo al Estado de derecho, ya que de una u otra forma reconocería el funcionamiento de las investigaciones, los policías, los tribunales y solo se perdonaría lo sentenciado.

Finalmente el 9 de diciembre del 2020 los senadores participes del “Grupo iniciativa” comienzan la tramitación de la ley de indulto a presxs del “estallido social”, proyecto que finalmente en su desarrollo resulto ser un hibrido entre amnistía e indulto.

En el contexto de estos debates públicos, en espacios de solidaridad, dentro de la cárcel y también en los múltiples roces que significó la participación o vinculo de representantes de instituciones “Presxs subversivxs en resistencia”, desde Santiago 1 sacaron un comunicado señalando una serie de requisitos “sea amnistía o indulto” y mostrando su total rechazo a convivencias con los poderosos.

Otros espacios decidieron seguir poniendo énfasis en la amnistía como apuesta, aunque en la practica el único proyecto que esta es el del indulto. Desarrollando desde ahora una campaña y presencia callejera por la “Libertad inmediata sin condiciones” sin necesariamente hacer referencia a aquel indulto.

A lo largo de la historia y en distintos momentos históricos ambas herramientas (Indulto o amnistía) han sido utilizadas por el Estado según el momento y las perspectivas históricas determinadas. En momentos estas posibilidades han sido vistas y potenciadas por distintos grupos revolucionarios, solo por mencionar algunos ejemplos tenemos los indultos de principios del 2000 conseguidos mediante movilización y lucha a prisionerxs subversivxs perteneciente a grupos armados de los 90 condenados a altísimas penas de prisión, que les permitió salir de la cárcel, algunos de los cuales cayeron años después al continuar luchando.

Por otro lado, existen las distintas amnistías durante la dictadura que consiguieron excarcelar a distintxs prisionerxs politicxs, como también asegurar la impunidad judicial de milicos.

En los 70 nos encontramos con el indulto que dio la Unidad Popular a miristas y vopistas, como también una serie de amnistías decretadas por el Estado tras conflictos sociales, buscando refundar su legitimidad y paz social. En el plano internacional recordadas son las luchas por parte de los Grupos Autónomos en España luchando por la Amnistía total de todxs lxs prisionerxs revolucionarixs, de los distintos grupos armados de aquella época o también las referencias a “Amnistía general” por los sectores más radicalizados de ETA en prisión.

Eso por solo mencionar una pincelada de historia y miles de experiencias existentes más. Las críticas al indulto como herramienta abundan, al ser considerada la petición de perdón y clemencia al Estado; mientras que las críticas a la Amnistía las podemos encontrar principalmente en Alfredo Bonanno, quien señala que la apelación a esta medida es un llamado a poner fin a la conflictividad e incluso negar la existencia de aquel antagonismo. Lo cierto es que ambas son medidas del Estado, fórmulas que cuando han sido conseguidas mediante la lucha, sin arrepentirse, con dignidad y posiciones revolucionarias firmes pueden significar una victoria parcial en luchas determinadas. Esta lógica es aplicable cuando se piensa desde posiciones revolucionarias, situación que cambia cuando comprendemos que en una revuelta social quienes participan en el combate callejero, quienes están presxs o quienes han sido golpeados por la represión no tienen porque ser necesariamente compañerxs de lucha y evalúan la realidad de forma muy distinta. El principal riesgo es la creencia, la fe real en el Estado, en la justicia y en compartir el significado de los conceptos con el enemigo: El perdón, la paz, el arrepentimiento, la democracia, los derechos humanos y la clemencia.

Por todxs lxs secuestradxs por el poder

Reconocemos la calidad de rehenes del Estado de lxs presxs y en esa situación asumimos que las distintas batallas que se han dado y se darán siempre han implicado negociar desde la correlación de fuerzas con el enemigo, así han sido las movilizaciones, las huelgas de hambre, el reconocimiento de “derechos carcelarios”, incluso algunos juicios o tratamientos médicos. El equilibrio entre arrancar una decisión favorable ya sea mediante una huelga de hambre o agudas movilizaciones callejeras no es ni será lo mismo a sentarse, fraguar, administrar y fagocitar salidas políticas en conjunto y desde dentro del propio sistema. Aun cuando pueda existir un dialogo con el poder y el enemigo, este no será desde el más bajo clientelismo político, convivencia o buscando su validación.

La centralidad que ha tenido la lucha por la libertad de lxs presxs de la revuelta es importante, y ha sido relevante sobretodo para la propia movilización callejera. Instalar la prisión como una realidad posible, visibilizar lo invisible del encierro e ir posicionando una crítica aguda al Estado y sus prisiones es un desafío permanente en el fecundo campo de la inestabilidad social abierta desde octubre del 2019. Pero esta lucha debe saber no olvidar las continuas batallas con el resto de compañerxs prisionerxs, nos referimos puntualmente a Juan Aliste, Marcelo Villarroel, Joaquín García, Juan Flores, Mauricio Hernández, Pablo Bahamondes, Francisco Solar, Mónica Caballero y Felipe Ríos, para quienes en algunos espacios de solidaridad pareciera que subyace una separación tacita entre los presxs “buenos” y “malos”. Olvidarse de los discursos victimistas no solo es importante, sino una necesidad para la sobrevivencia de la solidaridad revolucionaria sin que se asfixie en los discursos democráticos y de derechos humanos.

El proyecto de indulto seguirá su camino, si este permite que algunxs prisionerxs de la revuelta vuelvan a pisar la calle, pues perfecto, si su proyecto fracasa (solo basta recordar la amenaza de veto al proyecto que expreso el gobierno), nuestra disposición tiene que saber sobrepasar aquellas formulas y cálculos de los poderosos. Dar la batalla y la movilización por lxs presxs de la revuelta, subversivxs, anarquistas y mapuche es un continúo que no cabe en aquellos acuerdos entre senadores y aquellas parodias de movimientos revolucionarios de los 80-90. Asumir las reales posibilidades de sacar de la cárcel a compañerxs tiene que ser un desafío para sobrepasar la mera “asistencia” a su prisión o las referencias abstractas y etéreas que impiden materializar los desencierros.

Recordar que es en la calle, en la propaganda y en la agitación multiforme donde subyace nuestra fuerza y vitalidad. Es justamente desde la oposición total a este mundo desde donde podemos generar estrategias para sacar a lxs compañerxs de las prisiones y enfrentarnos a obstáculos concretos como lo es la modificación al decreto 321 que frena la “libertad condicional”, o la continuidad de penas por parte de la fiscalía militar a prisionerxs revolucionarios (Marcelo Villarroel y Mauricio Hernandez) y los próximos juicios que vienen en el corto plazo contra prisionerxs de la revuelta, a los cuales se les piden décadas de prisión.

Destruir y superar estos obstáculos serán logros específicos y palpables de la lucha, como lo ha sido la restitución de las visitas con un mínimo grado de dignidad. Todo dependerá de nosotrxs mismxs y de lxs compañerxs en prisión, las voluntades y gestos concretos. Claro está, podemos conformarnos con aquello, con la mínima ganancia, podemos situar que la mano del Estado está detrás de todo, donde cualquier lucha estará perdida de antemano ó simplemente podemos dar todas las batallas que tengamos que dar para continuar la batalla milimétrica adentro de las prisiones, sacar a lxs compañerxs de las cárceles y claro está, para que de las rejas y encierro solo queden ruinas.

¡Prisionerxs de la revuelta a la calle, calles para la revuelta!
¡A derogar la modificación a la 321! ¡A combatir la cadena perpetua encubierta!
¡Que la revuelta reviente los muros de las prisiones!

-Publicación Refractario-
-Febrero 2021-