Recibido el 07/03/2021:
El encarcelamiento de Pablo Hasél ha sido la chispa, que no la causa, de la enorme oleada de protestas que poco a poco se ha ido extendiendo por todo el territorio. Tenemos tantos motivos, tantos agravios acumulados que necesitábamos muy poco para estallar. Y en este desbordamiento han ido quemando contenedores, tiendas de lujo, bancos y ahora dicen que también una furgoneta de la policía. Miles y miles de personas hemos decidido que antes de quemarnos en la soledad de casa preferimos salir a compartir un incendio que sea común, con nuestra gente, en nuestras calles.
Como siempre pasa cuando se cuestiona el sistema vigente se saca a pasear el fantasma de la violencia. Otras muchas compañeras ya han hablado de la represión policial de estas semanas. Es evidente que el objetivo de esta represión no es investigar tal delito o perseguir tal persona, sino la desmovilización en las calles mediante el miedo y la división.
De lo que quizás no se está hablando mucho es de que la división también se crea cuando decidimos solidarizarnos selectivamente con algunas detenidas y no con todas. Es una manera de atacar la diversidad y la radicalidad existente en estos sectores, intentando provocar diferencias y rupturas dentro de ellos. La creación de un enemigo interno a las luchas se ha utilizado por el poder habitualmente. El señalamiento de un sector de la lucha, real o imaginario, como un peligro para el resto de personas que participan de esta lucha es la mejor manera de debilitar todo movimiento emancipador. Ahora están señalando a las anarquistas igual que otras veces lo han hecho con Arran, los CDR o las okupas, por mencionar casos recientes. No caer en esta trampa es cosa de todas: somos diversas, pero también sabemos que tenemos una práctica en común.
La división también se crea cuando se utilizan las manifestaciones como un arma partidista a escala municipal, autonómico o estatal. Así, no nos resulta muy complicado pensar que, con todo el trapicheo postelectoral, el hecho de acusar y detener a un «grupo anarquista extranjero y violento» como cabezas de turco de toda una serie de jornadas combativas, amplias y diversas, puede responder a un juego de equilibrios y posibles alianzas políticas. Situar (de momento) los culpables «fuera» del ámbito de nuestra catalana ciudadanía, es algo muy conveniente para muchos de los actores políticos que en estos días se juegan su futuro. Gobierne quién gobierne tenemos que ser ingobernables, hagamos que no sea solo un lema.
Durante las movilizaciones antipoliciales en los Estados Unidos una de las críticas que hacían las compañeras de allí era el peligro de que el poder (político, judicial, mediático y policial) asimilase ciertas propuestas para vaciar la calle. En sí mismo estas propuestas no son malas: ¿prohibir las balas de foam? ¿Disolver la Brimo? Evidentemente no podemos estar en contra, pero el peligro es contentarnos con un cambio superficial y a corto plazo que no podrá solucionar ninguno de los problemas por los cuales estamos en la calle. Sabiendo que la represión es inherente a las luchas, continuar luchando es la única manera de acabar con ella, y por eso no podemos dejar que pequeñas concesiones o el miedo nos desmovilicen y nos separen.
Es la hora de la verdad, de mirar a nuestro alrededor cuando estemos en la próxima manifestación y darnos cuenta de que lo que quieren evitar a toda costa es que seamos conscientes de la fuerza que ya tenemos. Una fuerza arraigada en la diversidad de las personas y organizaciones que nos estamos viendo codo a codo contra la policía, pero también en la diversidad táctica y de maneras de hacer en la calle. Construyamos un «nosotras» desde las prácticas comunes, unos objetivos que señalen un camino conjunto desde el cual nos podamos encontrar en las calles, y fuera de ellas. Cuidemos esta diversidad, fortalezcámosla, seamos solidarias con todas las represaliadas y esta diversidad será la clave de la victoria.
¡No hay buenos policías, no hay malas manifestantes!
¡Solidaridad incuestionable con todas las represaliadas!
¡Hasta que caigan!
6 de marzo del 2021
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