La “Secta Pagana de la Montaña” (S.P.M.) se adjudica el abandono de un paquete-bomba en el área de estacionamiento de la empresa OHL en la colonia Alce Blanco en el municipio de Naucalpan, Estado de México. El paquete estaba dirigido al encargado de la sede.
OHL es una de las cabezas del monstruo civilizatorio, empresa española encargada de darle cabida a esa invasiva enfermedad moderna llamada progreso, es la responsable de la construcción de aeropuertos, autopistas, puentes, etc., y por ende la responsable directa del crecimiento exponencial de la mancha urbana que devora rápidamente la naturaleza salvaje.
Hasta hace menos de medio año, esta empresa que se encarga de la construcción del Viaducto Bicentenario, se vio envuelta en una problemática de corruptela y sobrecostos con el gobierno del estado, el conflicto hizo que sus acciones cayeran hasta un 15%; esta, también es una de las razones por las que esta gigantesca empresa se ha blindado y ha llenado de policías sus sedes pues saben bien que la mafia no perdona. Aun sabiendo eso, por la noche del 24 de septiembre, abandonamos el paquete sin ningún problema, frente a las narices de los patéticos y prostituidos “guardianes” del orden. El acto lo acallaron pues no es conviene para ellos, que se sepa de un atentado directo hacia el encargado de esta empresa acabando de salir del conflicto antes mencionado, y que, además, con toda y su seguridad la hemos burlado sin inconvenientes, pero aun así, lo reivindicamos.
La “Secta Pagana de la Montaña” es un grupúsculo de individualistas pertenecientes a la tendencia del eco-extremismo (heredada del disuelto grupo “Reacción Salvaje”), que ejecutan actos en contra de la civilización y su frenético avance.
Atacamos indiscriminadamente y en grado variable, si el objetivo se amerita un atentado contra personas físicas lo haremos sin alguna consideración, si el objetivo amerita solo la destrucción material-simbólica no dudaremos en actuar.
Hasta ahora los responsables directos de poner en pie la civilización se habían quedado sin recibir respuesta alguna, hasta ahora que nos hemos conformado.
Continuando con el conflicto heredado por nuestros antepasados más fieros en contra de la civilización y la modernización.
La sombra de Teotlapan Tlacochcalco Mictlampa nos ha cubierto, con ella avanzamos hacia lo desconocido, asumiendo nuestra condición de humanos civilizados, pero al mismo tiempo aferrándonos a nuestras raíces más primitivas.
Así, esta guerra persiste…