En reiteradas ocasiones, cuando estoy a próximos días de la fecha en la que se cumple un nuevo aniversario de la muerte del Mauri, me he preguntado el porqué tengo la necesidad de conmemorar su fallecimiento cada 22 de Mayo.
Aunque hacia él me unían lazos afectivos, el porqué traer a este día su memoria, su vida y su muerte, me es imprescindible porque fue un gran compañero que propagó y llevó a la práctica muchas de las ideas por las que yo también lucho.
Muchos han sido lxs compañerxs valiosxs que hemos perdido en esta larga guerra contra la dominación y quizás su vida (o actos de ella) nos puede ser tan inspiradora como lo es para mi la del Mauri.
La muerte de una anarquista no puede pasar desapercibida, ya que su partida es una perdida irrecuperable en la lucha. Entiendo que a una anarquista se la considera como tal, por sus actos, los que son coherentes con sus ideas, los que día a día se tensionan en el enfrentamiento constante contra las diversas formas de autoridad, donde la creatividad para adquirir nuevos métodos, dinámicas y formas es una constante, y que sus cimientos y objetivos son el desarrollo integral y heterogéneo del individux libremente asociadx.
No me interesan las doctrinas y los dogmas que encierran y coartan el potencial, uniformando todo movimiento, tampoco me interesa buscar imágenes idealizadas de alguien a quien “haya que seguir a ciegas”, por lo que no puedo recordar a mis compañerxs caídxs más allá de lo que fueron; irreemplazables antiautoritarios, de lxs que podría aprender muchísimo y a la vez también podría criticar.
Perdimos a un gran compañero pero sus ideas y prácticas transcienden, el conjunto de ideas que iban de la mano con su acción se han propagado por sobre cualquier frontera. No podríamos tener una mejor herencia.
Desde el otro lado del gran muro, les envío un fuerte abrazo.
Mauricio Morales vives en nuestros corazones y en cada gesto antiautoritario.
Procuren que viva la anarquía.
Mónica Caballero
Presa anarquista